UNITED BY DANCE || Katsudeku

Capítulo Trentainueve

—¡No puedes obligarlo a cambiarse de universidad! Izuku ya es un adulto hermana, debes entender eso de una vez. —Decía Toshinori intentando calmar su paciencia.

—¡Ya lo sé! Pero quiero lo mejor para él, quiero que sea un doct-

—¿Lo mejor para él? ¿Crees que ser un Doctor sería lo mejor para él? —Decía molesto, y a la vez sorprendido por las tontas palabras de su hermana. —A pesar de que tú lo pariste, no conoces nada de tu propio hijo. —Con decepción cruzó los brazos en ese momento.

—¡Callate! S-si lo conozco... —Decía dudosa, y el mayor pelirubio levantó una ceja.

—¿Enserio? —Decía con sarcasmo. —A ver dime que estudiará Izuku, cuál es su comida favorita, dime como es su expresión cuando intenta verse bien para los demás, ¡Oh y dime como sufrió por el maldito rechazo que recibió de su propia madre por 12 malditos años! —Le gritó con enojo, viendo la cara de su hermana quién se encontraba sorprendida y a la vez avergonzada.

—¡Bien bien joder! No sé nada de mi propio hijo, ¿Eso querías escuchar? ¿Estás feliz Yagi? —Lo miró con tristeza, y sintiéndose decepcionada de si misma.

—Inko, ¿Qué te pasó? Eras un excelente madre, sonreías, querías a Izuku... —Era como si esas palabras a la peliverde le pusieran estacas en su destruido corazón.

Palabras tan dolorosas que no puedes evitar de negarlo, por que todo eso era verdad, excepto algo.

—¡Y-yo si quiero a mi Izuku! Y-yo lo quiero... Lo amo... Él es mi hijo, p-pero... —Sus lágrimas comenzaron a salir, luego de 6 años finalmente estaba llorando nuevamente.

—¿Pero? —Fruncio el ceño.

—Desde que ese infeliz me engañó con esa mujer, entré en un hoyo emocional... —Suspiró decaída. —Fue mi primer hombre que tanto amé, me dio un precioso hijo y luego me tiró a la basura...

Se encontraban en la oficina de la peliverde, hace unas horas le había contado aquél plan que Toshinori le había disgustado completamente. Todo era tan extraño, sabía que su hermana estaba en un hoyo emocional que ya no tenía salvación, las veces que intentó ayudarla con psiquiatras y al ver que no funcionaban se había rendido, pero nunca pensó que sucedería esto, pues el que salió perjudicado fue nada menos que su sobrino.

—Inko...

—Izuku me recordaba tanto a él en su época... La misma sonrisa, su misma forma de ser positivo en todo y incluso la misma personalidad. —Sonrió ahora nostálgica, sacando una fotografía de su cajón dónde estaba ella con su hijo abrazados. —Creo que al ver que era idéntico a él, comencé a deprimirme y sentir rechazo... ¡Ay Yagi! Soy una mala madre. —Soltó la foto y de tapó sus ojos mientras lloraba.

—Aún estás a tiempo de acercarte a él y borrar la propuesta de que se vaya a la UA. —Se levantó Toshinori de la silla y caminó hacía la puerta dándole una última mirada. —Sólo debes pensarlo, piensa lo feliz que estaría el joven Izuku. —Y finalmente salió de la oficina dejando a la peliverde pensativa.

Y muy pensativa la había dejado, quizás había hecho un buen trabajo...

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Hoy era la competencia, el sonido de práctica que sonaba en el teatro de la UA se escuchaba de vez en cuando. Era temprano, más o menos las 9 de la mañana, los chicos se encontraban en la sala de práctica con el profesor Aizawa para hacer el último ensayo, después de todo habían esperado a que Izuku se mejorara de las manos, y así sucedió, pues ahora sus manos estaban cicatrizadas pero seguían vendadas. Los nervios inundaban el salón, al menos de parte del más bajo, tenía la costumbre de presionarse tanto que era inevitable pensar que tenía que salir bien la coreografía, y eso causaba que sus nervios con la ansiedad crecieran.