Como pude estar tan ciego

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Conducía hacia cualquier dirección que no fuera Dylan y mi madre. Odio a ese estúpido, por engañarme.

Pare mi auto en uno de los bares de copas de las afueras del centro. Parecía ser un prostíbulo, los carteles de neón se difuminaban ante mis llorosos ojos.

Entré en aquel antro. Hombres utilizaban a mujeres desnudas por todos lados, borrachos, drogadictos todos, personas que probablemente no tendrían ya nada por lo que preocuparse, como yo.

-Pongamé lo más fuerte que tengas- Le ordené al camarero, que en menos de 1 minuto ya me había traído un vaso con lo que parecía Whisky, el olor de ese mejunje llegaba hasta mí desde un metro de distancia.. -Gracias- Dije bebiéndome de golpe todo el contenido de el cristal. Me quemaba la garganta, notaba como si me sangrara, me dolía la cabeza, pero nada era comparable con el dolor que tengo dentro, en mi corazón, en mi alma.- Otra- Bebía- otra más- Bebía y seguía bebiendo.

Para que quería seguir viviendo.

-Shh, Shh- Me llamó alguien a lo lejos.

-Dime- Notaba mi lengua trabándose a causa del alcohol, notaba como la cabeza me daba vueltas... Más aun.

-Por 50 tienes un par que flipas- Dijo el chico, joven, al que no era capaz de describir a causa del alcohol, otra vez.

No entablamos más conversación, le entregué el dinero, recogí mis pastillas y con el sufrimiento y el alcohol de aquel vaso me las tragué.

Ya notaba el efecto de aquella dulce droga. Seguí bebiendo, no recuerdo conversaciones, solo mi corazón pidiéndome permiso para pararse, yo de verdad quería darle ese permiso.

Miré el reloj... llevaba allí 4 horas, serían cerca de las doce, debería volver.

Pagué, no sé ni cuanto costó todo, tal vez 150, 300, no tengo ni idea, pero no me importaba.

Tomé las llaves del coche y conduje, conduje sin contenerme, aceleré cuanto me apeteció.

Noté como atropellaba un pequeño gato, pero da igual, se llevará golpes mas fuertes en esta asquerosa vida.

Llegué al hotel, y me encerré en mi habitación.

Lágrimas y llantos rompían el amargo silencio de mi alma ya muerta. Caí en la cama, mirando al suelo, llorando, suplicando.

-¡QUIERO MORIR!- Grité a pulmón abierto en la noche. Después seguí con mis sollozos.

Corrí al baño cuando noté las arcadas. Comencé a vomitar en el retrete, ahora estaba limpio por dentro.

Maldita la hora en que me enamoré de un estúpido como Dylan.

-¡DÓNDE ESTÁS AHORA ÁNGEL MENTIROSO DE MIERDA, SOLO ERES UN FALSO!-

Entonces en uno de los puñetazos que estaba asestando a la pared la vi, brillante, esperándome.

Tomé la cuchilla, fría, no estoy loco, es lo correcto dije apretando sobre mi piel lentamente.

-Hola, ¿Qué haces aquí, tan callado? - Esa voz, era el asqueroso ángel. Giré mi cara para verle por última vez la cara antes de irme, para siempre, estaba decidido a hacerlo.- ¿E-Estás bien Tom?- Dijo la rata ruin observándome de arriba a abajo hasta que advirtió mi muñeca. -¿Tommy... Qué haces con esa cuchilla?- Lo vi en sus ojos, iba a detenerme. Se acercó rápidamente y yo comencé a deslizar el frío metal por mis venas, que en unos instantes estarían abiertas.- ¡THOMAS NOOOO!-

Una Pluma Roja de mi Ángel (Dylmas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora