Melissa Cruz no quiere volver a enamorarse, después de haber perdido a su esposo. Años después conoce a Ernesto de la Rosa, quien se encarga de voltear su vida en un giro inesperado de 360 grados (radical) (Cambio Completo) . Juntos enfrentarán obst...
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CAPÍTULO ESPECIAL : NARRADO POR ELVA Y ZAID
CAPÍTULO FINAL. Capítulo Corto...
Elva Esmeralda De La Rosa Cruz, ese es mi nombre ya tiene quince años de que nací. Soy hija de uno de los empresarios más reconocidos de México. Mi madre es Melissa Cruz, una de las mejores abogadas del país. Mi papá le dio la oportunidad a mi madre de estudiar y como anterior mente trabajaba como gerente general en un despacho de abogados. Tomó la decisión de estudiar leyes. En la escuela varias personas saben quién soy debido a mis apellidos, lo que no me deja muy tranquila que digamos. Mi padre me ah llevado a los hoteles para que comience a conocer el negocio, cosa que a ser sincera me encanta. El plan es que yo heredé las industrias Hoteleras y mi hermano, Zaid, heredé las empresas.
Iba saliendo del la escuela cuando mi hermano me alcanzó.
-¡Elva, ¿No me pensabas esperar?. - me pregunto algo molesto, en el mismo tono que lo haría mi padre cuando se enoja.
Hice una mueca poniendo los ojos en blanco, se parecía demasiado a papá. Lo que a muchas personas en las empresas los intimida, por lo menos así no es con la familia al igual que mi padre. Mi abuelo Gerardo falleció cuando yo tenía diez años, hace cinco años, lo extraño la verdad que si. No puedo evitar pensar en el y aún gritar en ocasiones, ahora si ya no lo volveremos a ver. Mi padre me contó la historia, estuvo muchos años pensando en que mi abuelo estaba muerto. Y en realidad solamente estaba en coma. Fue una noche muy triste, el día que murió nos encontrabamos en la casa de mis abuelos. Pensando en mi abuelo, seguimos caminando por la calle en aquel momento se estacionó un carro color negro, honda del año.
Bajo la ventana del conductor, era el chófer de mis padre. Me subí azotando la puerta, se suponía que le habíamos dicho a papá que no mandara por nosotros a la escuela. Ya teníamos suficiente que en la escuela no nos trataran igual. Venir de una buena cuna, en esta escuela no se veía bien. Mi madre nos quería cambiar de escuela, pero nos o pusimos mi hermano y yo. El chófer cerro la puerta del honda una vez que estuvimos los dos adentro. El camino a casa era un poco lejos así que me puse los audífonos, para poder poner música en mi Ipod. Mi hermano iba con su celular, y con una sonrisa en los labios. Mi hermano no tenía novia pero si amigas, en los dos lados. Tanto en el mundo lleno de dinero en el que vivíamos y en el mundo en el que íbamos a la escuela. Me quite los audífonos y le toque el brazo.
Me voltio a ver.
-Creo que mamá tiene razón, nos ven muy diferentes a ellos. - le dije a mi hermano. - Además que me siento que no encajo en ningún de los dos lados.
Mi hermano me sonrió.
-Bien, hagamos lo que dices. - me dijo con sus ojos oscuros aún en los míos. - Hay que hacerlo como tu dices, te apoyó.
Le sonreía mi hermano, nos pusimos a platicar de nuestro día en la escuela cuando el celular de mi hermano sono.
-De La Rosa Cruz. - contestó en el mismo tono que lo hacía papá. Escucho lo que le decían del otro lado de las bocinas. - Bien. - colgó después de unos momentos. - Llévame a la empresa.
