Melissa Cruz no quiere volver a enamorarse, después de haber perdido a su esposo. Años después conoce a Ernesto de la Rosa, quien se encarga de voltear su vida en un giro inesperado de 360 grados (radical) (Cambio Completo) . Juntos enfrentarán obst...
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Elena había hecho un trato iba a buscar a Melissa y a Paulina, hasta abajo de las piedras si aquello era necesario. Se encontraba en su casa con una copa de vino en la mano, mientras que tenía los pies subidos en su escritorio, tenía un motivo para celebrar ya que iba a poder quitar de en en medio a su única competencia, Melissa. Bajó sus pies del escritorio para poder ponerse de pie, camino hasta la puerta, giro la manija para poder abrirla y salió de su oficina. Camino por el pasillo de su mansión hasta llegar a las escaleras, salió al patio. Frente a ella había un hermoso y enorme jardín, con las rosas más bonitas que se podría imaginar.
Camino por el pasillo de rosas hasta llegar a un columpio que se encontraba sostenido por dos árboles de manzana. Elena se sentó, comenzó a moverse enfrente, atrás y así sucesivamente. Se sentía relajada ya en muy poco tiempo no iba a ver nadie que interfiriendo con sus planes.
La Señora Marisol, observaba a Elena, desde la ventana de su habitación agarrando la cortina para poder observar mejor a su hija ¿Se habrá equivocado sobre su hija?. Muchos pensamientos llegan a su mente, sacude su cabeza como si quisiera convencerse a ella misma del rumbo en el cual la están llevando sus pensamientos. Amaba a su hija pero verla de aquella manera era como una apuñalado en lo más profundo de su alma. Entro el Señor Luis, a la habitación se acerco a su esposa y le puso la mano en el hombro al darse cuenta de lo que veía por la ventana. Los dos se quedaron viendo a su hija, Elena por la ventana. El Señor Luis abrazo a la Señora Marisol, el rostro de ella quedó oculto en su pecho.
La señora Marisol, cerró las cortinas después de un momento. Volvió a poner su rostro en el pecho del Señor Luis, mientras que el le acariciaba el cabello con cariño. En el tiempo que llevaban juntos nunca se habían logrado enamorarse, aunque si se llegaron a tomar cariño.
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Melissa y Paulina llegaron al hotel de Santorini, Grecia. El lugar sin duda era hermoso aunque Melissa, sabía que en realidad no habían ido de vacaciones. Ernesto la había mandado por alguna razón, razón que aún no le había hecho saber. Melissa se sentó en la cama después de haber movido a Príncipe, el felino, para poder sentarse. Paulina se sentó frente a ella y le sonrió, había llegado después de un largo viaje.
-Paulina, ¿Que está pasando? - le exigió Melissa una respuesta.
Paulina miró a su amiga a los ojos, sabía que no le podía dejar saber nada hasta que no estuviera seguros.
- Todo a su tiempo, Mel, todo a su tiempo - le dijo Paulina, tratando de tranquilizarla a Melissa.
-Creo que es justo, Pau, tengo que saber lo que pasa- Le dejo saber Paulina, evitando mirar a Melissa a los ojos.
Melissa puso los ojos en blanco al darse cuenta de que no iba a poder convencer a su amiga a decirle la verdad de lo que estaba sucediendo, sus instintos le gritaban que algo mal estaba sucediendo, y no se había equivocado.
