🐾Capítulo 1🐾

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A Melissa le encantaba caminar todos los días de camino a su trabajo, ya que era una manera de distraerse y disfrutar la naturaleza

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A Melissa le encantaba caminar todos los días de camino a su trabajo, ya que era una manera de distraerse y disfrutar la naturaleza.

Aunque su camino al trabajo no era largo, podía ver a las personas abrir sus puestos y sus locales, ya algunos restaurantes desprendía aquel olor delicioso de la comida, Melissa sólo se dejó llevar por el delicioso aroma, que despedían aquellos restaurantes.

Melissa Cruz ya tenía cinco años estando sola. Su esposo, un gran militar de división había sido declarado perdido en acción, aunque, en realidad, nunca le presentaron un cuerpo a cual llorarle. Nunca tuvieron hijos, ya que fue muy corto el tiempo que estuvieron juntos pero aún lo extrañaba. Aquel fue el hombre que había robado su corazón a los 18 años de edad a los cuales se había casado, y ahora tenía miedo a enamorarse ya que no quería verse envuelta en líos amorosos. No quería nuevamente depender de alguien emocionalmente, ya que con su depresión y su ansiedad era más que suficiente, por lo cual era necesario mantener su distancia de sus pretendientes, incluso de él.

Tenía sus 23 años de edad aunque no los aparentaba puesto que era hermosa. Sus ojos color café oscuro que parecían un café cargado, su pelo negro como la noche parecía una cascada al caer sobre su espalda luciendo unos caireles naturales, sus pestañas largas y finas de igual manera curvadas que solamente resaltaba aún más sus ojos, era de tez un poco morena debido a sus raíces mexicanas, unas hermosas curvas la adornaban, las que hacían que su cuerpo resaltara con cualquier ropa que llevara puesta; ella nunca necesitó ponerse uñas postizas debido a que sus uñas naturales eran largas y bien formadas, no era alta tampoco bajita era, por así decirlo, de altura promedio, sus labios rojos en forma de corazón que resaltaba el color de su tez, aunque eran atractivos no eran gruesos pero a muchos hombres los había dejado con ganas de un beso, y puede decirse que ¿normal?

Melissa no era una chica creída ni vanidosa, era una chica humilde y dulce, aunque tenía su carácter y si la buscabas la encontrabas, entre ambas personalidades, fuerte y amable, casi siempre la dominaba la amable.

Cuando se dio cuenta había llegado al trabajo, cosa que la hizo salir de sus pensamientos. El edificio donde trabajaba como recepcionista era enorme, las escaleras eran de madera fina, las cuales llegaban hasta las dos puertas de cristal en las que se encontraban parados un guardia de seguridad, un policía al comienzo de las escaleras y el portero, el barandal de metal pintado de negro con un diseño de flores de un hermoso color dorado como si fuera labradas con oro, y a lo mejor así lo era.

Subió las escaleras y el portero le abrió la puerta.

- Bienvenida, Señorita Cruz, que tenga un buen turno. -le dijo José, el señor portero.

Ella le sonrió en respuesta y entró. Suspiró nuevamente imaginando que le esperaba un largo día por delante. Caminó hasta donde se encontraba el escritorio, un escritorio de madera labrado de la mejor madera italiana, la computadora se encontraba sobre un pequeño pedestal de cristal apagada, al llegar Melissa dejó sus pertenencias y encendió la máquina para comenzar su día.

El Maullido Que Me Trajo A Ti© (En Corrección) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora