Se encontraban sentados en la barra de la cocina, las tazas de café aún humeaban, por un momento todo se les olvido ya que estaban pasando un buen momento entre risas y bromas, algo que Ernesto ya tenía mucho tiempo sin experimentar. Melissa era hermosa, aunque aquello no era lo que más le gustaba de ella, porque siendo honesto esa chica le gustaba y mucho, aunque había un detalle el cual tenía nombre y apellido, su madre, Adriana de la Rosa.
Ernesto había nacido en el seno de una de las familias más importantes del país y no solamente nacional, por lo cual su madre era exigente con él, además de que la muerte de su padre hizo que su madre cambiara y ahora se le había metido en la cabeza la estúpida idea de buscarle un matrimonio arreglado, a lo cual el huía cuando su madre encontraba una candidata. Pero aquel truco iba terminar cansando a su madre y encontraría una manera para obligarlo a casarse, según ella por el bien de la familia, además de que le decía que era lo que su padre hubiera querido, chantajiando así a su único hijo, cosa que Ernesto odiaba en una mujer, y su madre lo sabía pero eso no le importaba.
A su pesar vio el reloj cuanto deseaba en aquel momento ser un hombre normal, poder invitar a Melissa a salir sin miedo a que su madre pudiera intentar algo en contra de la chica, como ya lo había hecho en una ocasión. Ernesto dejó la taza vacía en la mesa y vio la hora en el reloj de su muñeca por segunda vez. Le había prometido a su madre acudir a aquella reunión con unas personas importantes, la cual tenía lugar en media hora, maldiciendo su suerte y quien era se levantó en contra de su voluntad y dijo las palabras que le supieron amargas como si hubiera probado algo echado a perder.
- Yo me tengo que ir, Melissa. - se despidió Ernesto poniéndose de pie.
- Te acompañó a la puerta. - dijo Melissa en forma de despedida.
Ernesto le dio las gracias por el café a Melissa, no quería irse sentía que su corazón se partía en dos, y que dejaba algo muy importante pero lamentablemente no tenía otra opción tenía que estar presente en aquella reunión, donde seguramente su madre haría lo de siempre y aunque sonara feo lo intentaría vender a su propio hijo, porque Ernesto sentía que era lo que su madre hacía, solamente para subir la fortuna familiar.
Ernesto salió de la casa de Melissa sin mirar atrás ya que él sabía que si volteaba le iba a ser más difícil marcharse. Subió a su híbrido al que ya no tenía tiempo de ir a cambiar ya que era algo tarde, y sabía que a su madre le iba a dar un infarto si lo veía manejando aquel carro que según ella no era un carro digno de un De La Rosa.
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La gatita regresó aquel día a su caja de cartón en el restaurante, ya que por el momento era con lo único que contaba, se dio cuenta que al lado de la caja le había puesto un plato de comida, uno de agua y leche. Cuando el chico se asomó a la caja y vio a la gatita dormida dejándole un poco de comida al lado de la caja, tiró el resto de desechos y entró de nuevo al restaurante. Aquella tarde estaba tranquila hasta que vio que la puerta se abrió, el chef principal había regresado y se veía algo apurado.
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El Maullido Que Me Trajo A Ti© (En Corrección)
RomanceMelissa Cruz no quiere volver a enamorarse, después de haber perdido a su esposo. Años después conoce a Ernesto de la Rosa, quien se encarga de voltear su vida en un giro inesperado de 360 grados (radical) (Cambio Completo) . Juntos enfrentarán obst...