Melissa Cruz no quiere volver a enamorarse, después de haber perdido a su esposo. Años después conoce a Ernesto de la Rosa, quien se encarga de voltear su vida en un giro inesperado de 360 grados (radical) (Cambio Completo) . Juntos enfrentarán obst...
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Elena se encontraba frente al espejo después de una semana de espera, por fin se veía en el espejo con el vestido en su cuerpo. Sí, se veía hermosa en un estilo corte princesa de mangas largas, de un color blanco tradicional, tenía un cuello levantado de tela trasparente bordada. El vestido no estaba muy escotado, era ceñido a la cintura y la caída de la falda no le daba vuelo, estaba bordado y en la falda tenía pliegues y era larga, ya que alcanzaba a tocar el piso haciendo un círculo perfecto. Aquel vestido era simple, aunque para Elena era el soñado.
Adriana sonrió en aprobación al vestido para aquel día, la fecha elegida se acercaba y Elena sabía que muy pronto Ernesto sería sólo suyo. Le ayudaron a Elena a quitarse el vestido mientras que ella respondía a las preguntas en un perfecto francés con una enorme sonrisa. Las chicas de la tienda metieron el vestido en una caja con sumo cuidado, una vez la caja cerrada con el nombre de la tienda en la parte de enfrente con letras doradas y plateadas, le pusieron un moño.
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Melissa fue dada de alta del hospital acompañada de Gustavo y su madre. Marcelo iba conduciendo en silencio, aunque veía de reojo que Gustavo aún seguía preocupado. La madre de Melissa no dejaba de abrazarla, la señora Viviana tenía miedo, no quería soltar a Melissa, ya que sentía que si la soltaba, su hija desaparecería. Tenían miedo de que lo volviese a atentar contra su propia vida.
Marcelo se estacionó frente a la casa de Melissa. Gustavo la ayudó a bajar, se había quedado una semana en el hospital, ya que los médicos tenían que estar seguros de que no quedase nada en su sangre. La Señora Viviana abrió la puerta y los tres entraron, cerraron la puerta detrás mientras que Gustavo ayudaba a Melissa a subir las escaleras ya que aún estaba algo débil. Llegaron a la habitación, Gustavo le quitó los zapatos y la ayudó a acostarse en la cama, los pasos de su madre se escuchaban en las escaleras y después de unos pasos más, entró.
Melissa quería estar sola y aunque le costó mucho convencerlos de que estaría bien, logró hacerlo después de verse obligada a prometer que no volvería a atentar contra su propia vida. Melissa se quedó sola en su casa sentada en la cama, ya había pasado una semana, una semana de que había intentado alejarse de Ernesto, pero sin embargo lo extrañaba.
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Ernesto se vio a sí mismo en el espejo de la tienda de trajes para caballeros, llevaba uno de color negro, lo que llevaba usualmente para un funeral le deprimía saber que lo llevaría para un evento que cambiaría su vida para siempre. Salió de la tienda después de que terminaron las pruebas con el traje, vio el reloj; eran las cuatro de la tarde, a esta hora Melissa ya debió de haber salido del hospital. Había pasado ya una semana completa desde que la había visto por última vez.
