🐾capítulo 5🐾

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Al día siguiente, Melissa fue al trabajo

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Al día siguiente, Melissa fue al trabajo. Cuando llegó lo primero que hizo fue buscar a la gatita, cuando la encontró iba saliendo del edificio de al lado del hotel, aquel edificio había sido comprado recientemente e iba a hacer demolido. Melissa se asustó debido a que pensó que aquella gatita ya había elegido lugar donde nacieran sus pequeños bebés, y no estaba tan lejos de lo correcto ya que por estar solo aquella gatita lo había elegido como refugio para sus crías.

Melissa observó y ya habían llevado el material para comenzar la demolición del lugar, por lo cual iban a tener mucho escándalo al rededor y sin dudar no era un refugio seguro donde dar a luz a unos bebés. Melissa le dio el sobre de comida húmeda a la gatita que después de habérselo terminado salió corriendo. Melissa entró al edificio y saludó al señor José, el portero del hotel. Melissa desde que trabajaba ahí lo había visto llegar muy temprano y salir tarde del trabajo, el señor ya era de edad avanzada aunque era muy trabajador.

Llegó a su lugar de siempre encendió el monitor como todas las mañanas y una vez encendido tecleó la contraseña. Comenzó su día.

— Buenos días, señorita. - le saludó una voz masculina. — Perdón que la moleste, pero quería saber cómo siguió su brazo.

Melissa levantó la cabeza, el chico que le había ayudado a ponerse de pie estaba enfrente suyo, Melissa no pudo evitar ponerse roja como tomate debido a su torpeza del día anterior.

— Ya mejor, muchas gracias. — le contesto Melissa con una sonrisa.

— Soy Gustavo Milán. — Se presentó el chico.

— Mucho gusto señor Milán, yo soy Melissa Cruz. — Se presentó ella.

— Por favor dime Gustavo. — le dijo con una sonrisa.

Melissa lo observó bien el chico parecía extranjero aunque se le notaba un poco de acento mexicano, de ojos verdes, su pelo rizado y oscuro, con un poco de barba de días, era más alto que Ernesto, de tez blanca, sus labios carnosos y rojos delgado y de un cuerpo trabajado dentro de lo normal, la sonrisa llegaba a sus ojos lo que le daba un brillo especial, su rostro fino y ovalado lo que lo hacía lucir un poco más joven de lo que en realidad, era un chico guapo sin duda.

— Claro, Gustavo. — dijo Melissa con una sonrisa.

El chico sonrió como si le gustase como sonaba su nombre en los labios de Melissa.

— Me gustaría invitarla a desayunar ¿Se podrá?. —le pidió Gustavo a Melissa.

Ambos voltearon cuando escucharon las puertas del elevador abrirse, Ernesto iba saliendo con su madre tan apurado que ni siquiera volteó a verla para ver si había ido a trabajar, lo que le dolió a Melissa.

El Maullido Que Me Trajo A Ti© (En Corrección) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora