Melissa Cruz no quiere volver a enamorarse, después de haber perdido a su esposo. Años después conoce a Ernesto de la Rosa, quien se encarga de voltear su vida en un giro inesperado de 360 grados (radical) (Cambio Completo) . Juntos enfrentarán obst...
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*AVISO ESCENA HOT Y UN POCO DE VIOLENCIA* : ERES BIENVENIDO/A A LEERLA SI ASÍ LO DESEAS.
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Melissa miró al pequeño después de que Gustavo se fuera y aunque lo niegue, también había disfrutado el beso. Gustavo es guapo, sin dudas, aunque el chico le parecía atractivo y en el fondo sabía que le gustaba, no lo amaba, hay mucha diferencia entre gustar y amar; ya que su corazón siempre le iba a pertenecer a Ernesto y ella estaba segura que que Gustavo lo tenía más que claro.
Se acercó al gato y lo acarició mientras que dormía profundamente a causa de la anestesia. Melissa no podía evitar pensar en... ¿qué hubiera pasado si no hubiera encontrado al gatito? Se sintió afortunada al poder encontrarlo aún con vida. Gustavo le había dejado lo necesario para el gatito, para unos cuantos días y le había confirmado que era un machito.
—Pareces un Pequeño Príncipe — le dijo Melissa con una sonrisa.
El gatito era blanco con manchas café(oscuro y claro) y algunas manchas negras, lo que le recordó a Melissa a un capuchino, lo que también como nombre le hubiera quedado como anillo al dedo, con una sonrisa decidió.
—Príncipe, tu nombre será Príncipe —decidió Melissa.
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Ernesto estaba en la habitación del hotel de su familia, se encontraba discutiendo con Elena, aquella mujer ya lo tenía harto y había intentado llegar a un acuerdo para no casarse y hacer crecer las ganancias de ambas familias (lo que querían tanto su madre como los padres de Elena) cosa que ella rechazó.
— Ya olvídala Ernesto, aquí estoy yo — Elena se acercó a Ernesto de una forma seductora.
Ernesto la rechazó cuando intentó besarlo, pero aquello no la detuvo, se sentó sobre él dejando poca distancia entre sus rostros.
—¿Y bien, alguna idea para la boda? - le preguntó Elena, en aquel tono seductor —Todas las ideas hasta el momento han sido mías.
Ernesto se levantó con mucha brusquedad y tiró a Elena, por un momento esperó a que la ayudara a ponerse de pie, al final había sido él quien la había tirado. Cuando se dio cuenta que Ernesto no la iba a ayudar a levantarse, ella lo hizo.
Sin que Ernesto lo esperara, lo besó. Los besos de Elena eran demandantes y posiblemente por capricho o por despecho le devolvió el beso de la misma manera. Elena sonrió como si aquello fuera lo que había buscado desde el principio, que Ernesto se metiera otra vez entre sus piernas.
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Adriana de la Rosa se encontraba nuevamente de camino al hospital, iba a ir a ver al señor Gerardo de la Rosa, su esposo, el cual lleva mucho tiempo en coma. Cuando llegó, se bajó del carro y entró al hospital.
