🐾Capítulo 33🐾

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Ya había pasado una semana, Ernesto fue a ver a su padre junto con Melissa. Les abrieron la puerta del cuatro del Señor Gerardo. Los dos entraron. Adriana acababa de salir, pero Ernesto la ignoro. La madre de Ernesto se encontraba arrepentida pero Ernesto no podía perdonar a su madre. No sólo lo había puesto a él  en peligro por avaricia, si no a su hijo y a Melissa.

-Hola Papá. - saludo Ernesto. - Ella es Melissa, Cruz mi prometida. - le dijo Ernesto.

Se sentó en la silla que había a lado de la cama, Ernesto dejó que las lágrimas salieran con libertad.

- Vas a hacer abuelo, Melissa, está embarazada. - le dijo Ernesto, apretando la mano de su padre.

Primero sintió un leve movimiento de la mano, Ernesto, no lo podía creer. Su padre estaba despertando Ernesto salió a decirle a una enfermera. Entraron después de unos minutos los dos hasta que la enfermera, les pidio que salieran de la habitación unos minutos. Ernesto y Melissa salieron, un doctor abrió la puerta y entró a la habitación del padre de Ernesto. Los dos salieron del cuarto del hospital de Gerardo, Melissa le tomó la mano a Ernesto y caminaron para la sala de espera.

- Amor, le tienes que avisar a tu mamá. - le dijo Melissa.

Ernesto la voltio a ver entre molesto y sorprendido por lo que había dicho Melissa. No, no quería decirle nada a su madre. Adriana le había ocultado por muchos años que su padre estaba vivo, ahora que lo sabía y iba a despertar no podía decirle, ¡No, no y no!

- Ernesto, escuchame por favor. - le dijo Melissa tomándole su mano. - Ella está arrepentida, es tu madre y el su marido lo debe de saber.

Ernesto asintió ya después de que Melissa le insistió, sacó su teléfono celular y marcó el número de su madre.

-Ernesto. - Contestó Adriana casi en un susurro.

-Adriana, mi padre, ha despertado. - le dijo Ernesto a su madre y colgó. - Ya amor, Adriana ya lo sabe.

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Elena veía a la nada, como si su espíritu no estuviera presente. Se encontraba en un cuarto blanco, las paredes estaban cubiertas de colchoneta para evitar que los pacientes se hicieran daño. Se encontraba sentada en una sola esquina desde que habían llegado a Rumania, a uno de los mejores institutos mentales del país. Ya hace unos días que habían llegado pues el vieje fue de muchas horas. Los Montes De Oca, veían a su hija atravez de la cámaras del cuarto.

Elena bajó su rostro cubriendo lo con su cabellera mientras que se movia adelante, atrás. Marisol se encontraba hecha a un mar de lágrimas, ni la primera vez que habían internado a Elena en una clínica mental se había puesto así de mal. Marisol lo sabía, lo sentía. Elena se iba a ir, los iba a dejar y para siempre. Todos los días ella y Luis venían a ver a su hija. No querían dejarla sola al momento de que ella se fuera de este mundo. Le habían dado todo y le pusieron el mundo a sus pies, pero no le dieron libre al bredio. Nunca le dejaron decidir por ella misma.

Luis tomo de la mano a su mujer mientras que observaban a Elena, sus peores miedos habían sido confirmados por un experto en comportamiento, Elena no deseaba vivir más. Elena levantó la vista, nuevamente mirando a la nada aunque en realidad eso era lo que ellos pensaban. Apareció frente a ella una luz tan fuerte que se tuvo que cubrir el rostro, para poder proteger su vista. De aquella misma luz salió una silueta masculina, cuando por fin Elena la pudo observar sin la interferencia de la luz. Lo pudo ver. Una sonrisa adorno su hermoso rostro, pero de aquella sonrisa genuinas, verdaderas. De aquellas sonrisa que ya tenía mucho que no se veían en el rostro de aquella mujer.

- Enrique, haz venido por mí. - le dijo a Elena sin quitarle la vista de los ojos de su verdadero y único amor.

Elena miró hacia abajo, por fin había notado que Enrique no venía solo traía a una niña con el. La niña tendría la misma edad que tendría ahora su hija, si no la hubiera perdido. Elena aún en su locura le calculaba a la niña unos ocho años, así que si era su hija. Además de que la niña se parecía a ella.

El Maullido Que Me Trajo A Ti© (En Corrección) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora