Melissa Cruz no quiere volver a enamorarse, después de haber perdido a su esposo. Años después conoce a Ernesto de la Rosa, quien se encarga de voltear su vida en un giro inesperado de 360 grados (radical) (Cambio Completo) . Juntos enfrentarán obst...
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AVISO: UNA CORTA ESCENA HOT
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Melissa entró a su casa la emoción de aquella escapada aún seguía fresca en su mente. Aunque lamentablemente Ernesto no podía pensar en ello ya que llegando a su cuarto de hotel, la Señora De La Rosa no tardó en ser avisada del regreso de su hijo. Adriana no tardó ni quince minutos al llegar al hotel, cuando llegó a la habitación de su hijo solamente fue para entrar en la misma calurosa discusión de siempre. A Ernesto se le pasó por la mente que podría ser adoptado o que su madre lo odiaba por alguna razón.
Cuando por fin su madre se fue ya era casi de noche ya que la señora había invitado a su futura nuera, algo nuevamente a lo que Ernesto no había estado de acuerdo. Coger con Elena no tenía nada que ver con que estuviera siendo obligado a casarse con ella. Además de que la Elena misma sabía que no era la única mujer que metía a su cama.
Ernesto salió del hotel en su híbrido directo a un bar, los bares nunca había sido lugar para Ernesto, pero la gente suele cambiar, así que esto era un cambio. Se bajó del híbrido y entró al bar la música sonaba a todo volumen.
Llegó hasta la barra. El barman enseguida le entregó la bebida. Se volteó para ver a la gente que bailaba en la pista. Mientras que observaba, una mujer se acercó Ernesto, el cual se giró cuando sintió la mano de ella en el hombro.
— Soy Teresa ¿Te puedo acompañar?. —le preguntó la mujer.
Ernesto no contestó solo comenzó a besar a la chica. Teresa tenía un cuerpo muy bonito, el vestido rojo se le pegaba al cuerpo como si se tratara de una segunda piel, le llegaba más arriba de las rodillas y en medio un escote en "V" que le dejaba a la vista sus senos. Ernesto le comenzó a meter mano discretamente, lo que ella le permitió hacer sin ponerle límites. Mientras que los besos eran voraces y una erección se le comenzaba a notar entre su entrepierna.
Ernesto y Teresa sólo buscaban sexo, una noche de compañía. Salieron del bar después de otros cuantos tragos entre besos y fajes.
Ernesto no pensó en las consecuencias, tampoco pensó en Melissa. Por un momento fue como si a la chica que se le declaró la noche anterior no existiera. Lo que él quería era aclarar su mente con alcohol y sexo ya que la fama de mujeriego que tenía se la había ganado a pulso.
Ernesto le abrió la puerta del copiloto a la chica. Teresa se subió a bordo dejando más a la vista sus piernas. Él cerró la puerta para poder entrar él también al coche.
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A la gatita le llegó el momento. Sus bebés venían en camino. Iba a ser madre así que entró a la parte más profunda del edificio que estaban comenzando demoler. Una vez que la pequeña se acomodó los pequeños gatitos comenzaron a nacer.
¿Que iba a pasar con aquella familia peluda?
La madre cada vez que nacía un pequeño lo limpiaba con mucho cuidado. El parto terminó cuando nació el último gatito. En total habían nacido cinco bebés peludos.
