La margarita II

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   —Freddy salió de aquí una hora después de que hablé con él. Al parecer alguien ya le asignó un lugar para trabajar a partir del día de hoy. Como es de costumbre, yo me quedé aquí tratando de adivinar lo que hacían por lo que escuchaba. No sé por qué, pero desde que salió del cuarto estuve pensando en pequeñas maneras en que pudiera agradarle; su frialdad me hizo pensar que tal vez mi presencia le molestaba. Las cervezas son buenas cuando no son las que trajeron esos dos, pero creo que debería conseguir algo más para llamar su atención. Le pediría consejos a FunTime Foxy, pero después de enterarme de quién es, un malestar estomacal se apodera de mí cada vez que está cerca de mí. ¡Ya sé! Recuerdo que en el escritorio del cuarto de control, Eddie o Roy siempre guardan cualquier clase de postre, estoy seguro de que encontraré algo delicioso para él. Tal vez encuentre algo más para crear un ambiente agradable. Sé que no es la manera más ortodoxa de pensar cuando se trata de regalos, pero… espero que al menos le guste. Si es de sabor vainilla será mucho mejor.

   Cuando las luces del área de cena se estaban apagando y los animatrónicos volvían a sus lugares, escuché que Freddy estaba regresando por el ducto de ventilación que conecta el cuarto de control con la galería de Baby. De acuerdo, será mejor que revise una vez más si ya está todo listo; tengo la vela aromática, quité algunas telarañas del techo, amarré los cables en forma de moño, los postres están en su lugar, las cervezas también. ¡Perfecto! Espero que todo salga bien. Me fui a sentar a mi lugar de siempre esperando a Freddy.

   Abrió la puerta lentamente, pero dejó de hacerlo cuando observó los cables amarrados en el techo y en el suelo. Comenzó a estudiar todo el lugar, así como dejó de hacerlo cuando me vio en la esquina. Me levanté y le di la bienvenida tan feliz como quisiera estarlo.

   —Buenas noches, Freddy —dije en un tono tranquilo—, espero que tu primer día de trabajo no haya sido tan pesado. Por favor pasa.

   No decía nada. Su mirada tampoco respondía a una situación incómoda, lo que me hizo creer que tal vez no la estaba pasando tan mal.

   —Espero que te guste el flan napolitano; traté de buscar algo sabor vainilla para ti, pero estando encerrado aquí no tengo muchas opciones. —Hice una risilla.

   —¿Tú hiciste todo esto? —preguntó en medio del cuarto.

   —Sí —dije, así como tomé los dos platos con dos pequeñas rebanadas de flan. Caminé de vuelta a él—. Sé que no es mucho, pero ningún humano hará nada para darnos la bienvenida a un restaurante; solo nos pondrán a trabajar hasta que estemos fuera de servicio. Pensé que sería bueno darte una pequeña bienvenida esta noche. —Entonces le acerqué el plato para que lo tomara. Sí lo hizo.

   —Gracias. —Miró al plato como tratando de descifrar qué le había dado.

   En realidad esta era la reacción que esperaba de él. Esta mañana me demostró que él es otro animatrónico y debe comenzar de nuevo, así que no me extrañé que todo lo viera tan extraño como su nuevo puesto de trabajo. No pude evitar sonreír enfrente de él. Caminé de vuelta a mi lugar con mi plato. Cuando estaba sentado, lo miré y palmeé suavemente el espacio al lado de mí, indicando que se sentara a mi lado. Por dentro sentía que la nariz me iba a sangrar; nunca me había sentido tan suelto antes en mi vida, esta es la primera vez que yo llevo las cosas a cabo. Él, con la misma expresión, vino a sentarse a mi lado. Ambos comenzamos a comer.

   —Y… ¿estuvo difícil tu día? —pregunté.

   —No, en realidad todavía no tengo mi propio stage. Me colocaron en un lugar donde no tenía que moverme, solo ser parte de un adorno en el área para pedir comida. Solo dos niños vinieron cerca de mí para que sus papás les tomaran una foto conmigo. No fue mucho lo que hice. —Después de eso comió un poco más—. Este es un buen flan.