La margarita II

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No quise esperar hasta el momento en que decidiera sólo agarrarme y romper todos mis huesos, así que comencé a caminar de espaldas directo a la sala de control, pero a la vez no perdía de vista sus ojos cerrados. ¡Demonios! ¿Por qué no me puedes dejar en paz? Sólo seguía parada ahí en medio de esta galería "mirándome" (quién sabe si en realidad me estaba viendo). Cuando choqué con la pared del cuarto, ella dejó de verme y comenzó a girar en su propio eje, así como su caja musical volvió a sonar. Se perdió en la oscuridad.

   No puedo creerlo, ¡realmente funcionó! Pensé que sólo sería una ridícula estrategia, pero parece que engañar a animatrónicos ordinarios es mucho más fácil de lo que pensé. Ahora podía respirar a un ritmo normal. Me agaché y entré al cuarto de control. Puedo apostar que encontraré algo de utilidad en la habitación de circus. Me asomé del otro lado del cuarto, exactamente por donde había llegado. Tenía mucho miedo de encender la luz y ver a ese otro animatrónico, ¿qué haría si la luz le molesta y me quisiera matar sin importar mi máscara? No estoy dispuesto a pasar por eso, así que sólo iré directo a mi objetivo. Abrí el ducto de ventilación enfrente de mí, aquel por el que nunca he entrado. Me arrastré con ayuda de mis antebrazos y un poco de mis piernas mientras escuchaba las paredes de metal retumbar por mí. El fondo de este ducto se veía como un pozo sin fondo, parecía como si en cualquier momento una criatura pudiera aparecer y acabar conmigo. No fue ese mi caso por fortuna.

   Salí del ducto y me encontré parado dentro de otro cuarto de control, pero esta vez tenía muchos más botones, cables, páneles, escaneadores, ventiladores, apagadores, etc. Estaban casi todos juntos sobre un escritorio enfrente de mí, el resto del lugar no era nada más que paredes con cristales para ver hacia afuera; sólo había oscuridad. Grandioso, cuando pensé que el sufrimiento había terminado me encuentro con un cuarto diez veces más difícil de entender. También estaba a un lado de este el panel con los botones azul y rojo. Sé que… tal vez no debería hacer esto, pero necesito saber si afuera hay algo que me pueda ayudar, aunque no creo que pueda por el hecho de que no puedo salir; en este cuarto no hay ninguna salida. Caminé al botón azul y lo presioné. Lo que pude ver afuera fue un pequeño escenario como los que se iluminaban en los cuartos anteriores. En él se encontraba el mismo animatrónico con forma de niña pelirroja, pero no se estaba moviendo, tenía la cabeza hacia abajo y un micrófono en la mano. Un micrófono, mmm… eso me da a entender que esa niña puede que esté ocupando el lugar de Freddy como estelar del restaurante. Ahora me doy cuenta que sí es un restaurante, ya que cerca de ese pequeño stage hay algunas mesas blancas y máquinas arcade. Me sorprende lo grande que este lugar, apenas y puedo distinguir las características físicas de esa niña. Por lo que decía un póster pegado en el cristal ella era conocida como "Baby". Interesante nombre.

   Me dediqué a buscar en todo el cuarto algo útil para que me mantuviera con vida, pero no encontraba nada, sólo más polvo y luces parpadeantes. Por fortuna no todo estaba perdido para mí, ya que en una esquina del cuarto pude encontrar algo "escondido" debajo de una sábana, ¡era una nevera! En ella habían varias botellas de agua, un poco de carne y pan, y también cervezas. Rayos, tendré que conformarme con la poca carne que hay y esas cervezas; escuché que los humanos dicen que también ayudan a cesar el hambre, ¿o fue al revés?

   Saqué las cosas cargándolas en mis brazos y cerré la nevera con mi pie. Todo en el cuarto parecía seguir normal, aún podía escuchar ese horrible y constante sonido que hacen las luces fluorescentes. No quise presionar una vez más el botón azul y decidí irme de aquí. Fue mucho más difícil pasar por el ducto desde que traía comida conmigo.

   Cuando llegué al cuarto de control me levanté golpeando la orilla del escritorio sobre mí, lo cual provocó que las cosas en este se cayeran. ¡Mierda, Bonnie, no hagas ruido! ¿Cómo sabrás que no te harán nada aunque hagas ruido? Tengo que tener cuidado. En el suelo habían caído varios productos de belleza; eran más bien un lápiz labial rojo, maquillaje blanco y rosa. Todo eso lo supe gracias a la caja de maquillaje que tenía Chica. De nuevo pude sentir otra brillante idea aterrizar en mi cabeza; es extraño que tenga tantas ideas cuando mis rodillas ni siquiera pueden dejar de temblar. Me agaché para tomar todas esas cosas y regresé al breaker room. Gracias a Dios la máscara volvió a funcionar, ya que esta vez Ballora no se molestó en detenerse a analizarme; lo sé porque su caja musical seguía sonando.

   Cuando llegué cerré con cuidado la puerta y me eché a correr directo al rincón donde me siento a salvo. Ahí coloqué todas las cosas que había traído. ¡Lo hice, lo hice, lo hice! ¡Por fin algo de comida! No resistí más mi impulso, así que arranqué la máscara de mí y tomé desenfrenado la carne; al menos estaba hervida. Reconocí el mismo sentimiento de hambre y satisfacción que tuve cuando Freddy me dio a probar por primera vez una pizza. También abrí una cerveza y comencé a beber rápidamente de ella; su sabor no era tan malo, aunque yo creo que eso se debió al hambre que tenía. Me senté en el suelo frío a comer todo lo que pudiera mientras veía los cables y demás cosas enfrente de mí. ¡Dios! No creo que tenga palabras para describir la maravilla de poder volver a comer.

*    *    *

   —Hola, soy Bonnie de nuevo. Creo que esto de grabar mis pensamientos comienza a gustarme. Bueno… hasta hace algunos minutos estaba comiendo cosas que encontré en una nevera en la galería circus. Está claro que hubiera preferido comer las pizzas que Chica solía hacer. También… También tengo que olvidar todo lo que solía hacer en ese lugar, o sea, ya se acabó, Bonnie está fuera de ese círculo social y ahora vive solo con tres tipas que no lo pueden entender. Oh, lo siento, tengo algo de hipo. Como sea, encontré cosas de maquillaje y me surgió la idea de "¡oye! ¿Por qué no maquillarme como ellos y ya con eso dejo de usar esa máscara incómoda?" Incluso así podría comer las cosas desde la galería circus y no tener que traer todo hasta aquí; cargar las cosas así provocó que manchara un poco el ducto con grasa de carne de res. Ok, no creo que me esté sintiendo del todo bien, tal vez no debí haber bebido tanta cerveza, supongo que sólo fue el hecho de pensar que si no actuaba rápido esas cosas otra vez me sorprendería y me atacarían.

   »—No tengo idea de qué hora es, la caja negra de la esquina no puede mostrarme la hora, y todo este lugar no cuenta con una miserable ventana, así que yo creo que el tiempo se detuvo, así es. Ahora que la hora no existe creo que es una oportunidad perfecta para dormir; siento mis ojos como madera en el fuego. Trataré de ponerme antes mi maquillaje y luego me dormiré así para que no vengan a molestarme. Como soy muy listo usaré una de las tantas botellas de agua que traje y las tiraré al suelo, de esa forma tendré un espejo. ¿Qué tal eh? A puesto que a nadie se le hubiera ocurrido eso ni tenido un título universitario. Pero pues ¿ahora qué importancia tiene eso? El tiempo ya no existe después de todo.

   »—Listo, mi maquillaje ya está, y me veo precioso. Creí que me vería como esas veces que Chica salía con maquillaje derretido en su casa de la cueva de Foxy, pero en cambio me veo como la mismísima miss universo, así es, señoras y señores, dije miss universo. Me pregunto qué dirían los demás si me vieran por fin con maquillaje, probablemente que este conejo afeminado ya encontró el lugar en el que pertenece. Ya no me importa lo que digan de mí, a mí me gustan mis mejillas rojas y mi piel ahora blanca, soy ahora uno de ellos.

   »—De acuerdo, ya me voy a dormir, he pasado por suficiente mierda el día de hoy que necesito soñar con lindos borregitos. Sí, Bonnie, mejor piensa en eso y deja de pensar que alguna vez en la vida estarás con ese grandioso animatrónico; él nunca recordará quién fuiste ni quién serás si se vuelven a encontrar. Sólo olvídalo como él te olvidó a ti. Olvídalo, olvídalo.

   Comencé a derramar lágrimas blancas hasta el suelo.

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