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Traté de levantarme y ver quién fue el responsable de esto, pero dentro de este cuarto sí había oscuridad total, excepto por la luz azul que mis ojos liberaban en la noche. Removí el mantel y los gorritos de fiesta de mí.

   —¿¡Pero qué mierda…!? —exclamé de dolor y frustración.

   De pronto sentí que ese alguien que azotó la puerta se paró detrás de mí; se agachó tan rápido que no pude ni siquiera escuchar su movimiento. Sentí que con un brazo abrazó mi espalda y con su otra mano tapó mi hocico, así como susurró algo a mi oído:

   —Ne bouge pas.

   No entendí exactamente lo que dijo, pero en ese momento eso no me importaba, estaba más alarmado por saber si saldría vivo de aquí. Estuve a punto de luchar para salir de sus brazos, pero pude ver en una esquina de este cuarto los ojos brillosos del Cupcake, señalando confusión y miedo; fue la primera vez que lo veía asustado. Antes de pensar en otra estrategia de escape, esos animatrónicos patearon algunas veces la puerta de metal, lo cual hacia temblar el suelo debajo de mis rodillas. ¿Y ahora qué hacía? ¿¡Qué demonios era esta mierda!? Pude sentir que este sujeto me tomaba más fuerte, como si alguien lo hubiera lastimado y apretara todo su cuerpo.

   Los animatrónicos duraron algunos minutos golpeando la puerta, pero eventualmente se retiraron de aquí; los ruidos dejaron de sonar. Cuando todo había terminado (aparentemente) pensé en alejar sus brazos a la fuerza, pero no hubo necesidad: él mismo me dejó ir.

   —Ouf, c'était moins une —dijo, así como se levantó y caminó hacia adelante.

   A pesar de que ya era libre de moverme, no lo hice, más bien permanecí de rodillas como esperando la aparición de mi destino. El Cupcake se mantuvo en su lugar mientras lo miraba fijamente.

   De pronto las luces del lugar se encendieron y pude ver dónde estaba. Sí, lo sabía, estaba en un cuarto para alguna fiesta privada para niños, pero todo estaba arruinado por mi caída sobre la mesa del centro; los gorritos se desperdigaron sobre mi cuerpo. Y, lo más importante, ese sujeto no era un humano, sino un animatrónico. Se volteó hacia mí.

   —¿¡Pourquoi avez-vous quitté cette pièce!? —reclamó con un tono hosco.

   Por la resonancia de su voz supe que era un animatrónico femenino, y por el fruncir de su ceño sabía que no estaba contenta. Ella, ahora que la distinguía, se parecía mucho a Foxy, salvo que su cuerpo era de color blanco y rosado, y también tenía ojos amarillos como el Cupcake. Colocó sus patas en su cintura mientras me decía lo que sea que estaba diciendo.

   —¿¡Bon!? —repitió un poco más molesta.

   —No… no te entiendo —respondí mientras desviaba mi mirada de ella, así como me escudé con mis patas enfrente de mí.

   Después de eso ella levantó su cabeza y dejo de verme con cierto estilo maternal. El Cupcake y yo intercambiamos miradas confundidos. Volvió a hablarme unos segundos después.

   —¿Por qué te saliste del cuarto? —dijo con un acento que nunca había escuchado.

   ¡Oh! ¡Ya podía entenderla, qué alivio!

   —Yo… Es que…

   Antes de que prosiguiera ella habló más fuerte.

   —¿¡Sabes qué hubiera pasado si te quedabas afuera!? ¡Te hubieran matado! —reclamó, después caminó alrededor de mí—. Pensé que sólo iba a ir por ti y traerte a este cuarto sin pasar por el área de cena, pero para mi desgracia tú fuiste ahí. ¡Qué estúpida fui al no pensar en ello! Pensé que ibas a estar dormido.

La margarita IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora