\ 6 - 2 /

258 28 9
                                    

[🌼] ------------------- |•| ------------------- [🌼]

Su mensaje hizo que mi poca sangre caliente se enfriara. Comencé a respirar más rápido. Observé un poco más fijo a este sujeto para confirmar algún cambio en el camino, pero él se veía justo como cuando habíamos salido del restaurante, nada pareció haber cambiado.

   —¿De qué hablas? —susurré con miedo en mis palabras.

   —Es que la mejor ruta para llegar a Whistler debió haber sigo seguir por la misma carretera, pero justo hace algunos minutos nos desviamos a la 16. ¿No te dijo que te iba a dejar directamente con Bonnie?

   —Sí. ¿Estás segura de que no tomó un atajo? O tal vez tomó esta carretera por algún accidente.

   Me miró por un momento, pero dejó de hacerlo cuando encontró un auto estacionado a la mitad de la carretera; una familia había salido para tomar algunas fotos del paisaje.

   —Pues… todavía podríamos llegar por esta nueva ruta, pero en definitiva no es ningún atajo, tardaremos un poco más por este camino.

   —De acuerdo. —Me giré hacia mi ventana para ver el paisaje.

   En realidad no estaba poniendo atención a los árboles secos con cientos de ramas alrededor, ahora estaba muy nervioso de que esta ruta nos llevara a otro lado. No me gustaría pensar que si lo interrumpo en su viaje, él llegase a cambiar de actitud y arruine este plan, pero después de la advertencia de Mangle no creo que me quede de otra más que tratar.

   —Oye —dije sacando vapor de mi hocico tapado—. ¿Esta es la misma carretera por la que hemos estado yendo?

   —¿De qué hablas? —preguntó.

   —Es que siempre veo que aunque damos vueltas o nos metemos a algunas calles, siempre regresamos a la misma carretera; estos letreros alrededor siempre tienen el mismo estilo.

   —Nos movimos a una que se conecta a la original. No te preocupes, el camino por esta es más seguro para nosotros. Si fuéramos humanos nos hubiéramos ido por la de siempre.

   Supongo que Mangle puede escuchar lo que él dice. Para mi mala suerte Mangle no respondió nada acerca de eso, lo cual me hizo creer que tal vez estaba diciendo la verdad, o que tal vez ella no lo escuchó y ahora estoy confiando ciegamente en sus afirmaciones.

   Todas esas personas, todos los árboles, lagos y animales que se encontraban a las orillas de la carretera dejaron de significar algo para mí, desde aquel aviso de Mangle preocupada mi mente no puede dejar de tener en cuenta que algo extraño podría estar a punto de suceder. No he recibido otra advertencia de ella, espero que eso quiera decir que todo va bien.

   Las horas en este camión comienzan a tornarse un poco más fastidiosas. Es muy común que los ambientes calurosos me estresen más rápido que de costumbre, pero por primera vez el frío no está ayudando para hacer menos tedioso este viaje. Después de varias horas comiendo las mismas barras de cereal azucaradas, y bebiendo litros de agua a punto de congelarse y jugos de sabores un poco extraños, además de aguantar los dolores de espalda y un poco de mal olor, nos acercábamos a otra ciudad; ya habíamos manejando por bastantes que eran pequeñas y estaban en las orillas de la carretera, pero también habían otras por donde debíamos pasar como si se tratara de calles pequeñas.

   Tal vez se trataba a mi dolor de cabeza y mi esfuerzo por tratar de encontrar una posición cómoda, pero creo que el clima había aumentado un poco más, al menos ahora el agua que guardábamos aquí adentro no se congelaba tan rápido. La siguiente ciudad en la que estábamos lucía casi igual que todas por las que ya hemos pasado, sin embargo, aquí hay más personas afuera que en aquellas donde el aire quemaba. De nuevo me regresó ese sentimiento de desprotección.

La margarita IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora