Capítulo 2: The Storyteller

477 45 12
                                    

[🌼] ------------------- |•| ------------------- [🌼]

Bonnie

¿¡Qué!? Do… ¿Dónde estoy? Ohh… es cierto, estoy una vez más en un viaje a un nuevo capítulo de mi vida, con fortuna será uno nuevo lleno de acontecimientos relevantes y no un cuarto oscuro y frío sin nada que hacer más que escuchar las manecillas del reloj colgado en la pared. Creo que ahora entiendo por qué esos hombres me colocaron toda esta ropa, ahora que volví a despertar dentro de este camión todo se siente más frío, como si las mismas paredes y suelo de este estuvieran al borde de transformarse en hielo. Por lo que escucho no puedo confirmar que me estén llevando a un lugar en específico, he estado escuchando las mismas llantas pasar sobre lizo concreto o asfalto, ni siquiera pájaros en las mañanas o gallinas emiten sus respectivos sonidos.

   Me resultó difícil durante este año darme cuenta de la condición de Springtrap no fue del todo mala, ya que… si hubiera decidido quedarme en aquel entonces ellos probablemente nos hubieran matado o hecho que nos apagaran para siempre a todos. Yo desde que crucé las puertas de Freddy’s me convencí de que no valdría la pena sentirse triste o dolido por dejar atrás todo lo que pudo haber nacido en mi corazón y el corazón de alguien más; sin embargo, esa chispa de esperanza agonizante perduró por un poco más de tiempo cuando supe que había llegado a una bóveda para ser guardado. “¡No voy a morir!” Había pensado cuando los trabajadores que me recogieron de Freddy’s me entregaron. Pensé tal vez que los errores de mi creador no fueron tan malos como para condenarme a un atroz sufrimiento, pero tal parece que Springtrap tuvo un corazón más blando en cuanto a un último castigo. ¡Bah! ¿¡Qué estoy diciendo!? Después de todo lo que tuve que pasar con él durante esos días, es ridículo decir que ese sujeto se puede apiadar de alguien. No puedo terminar de pensar el por qué no decidió acabar conmigo, ni siquiera en casi un año pude descifrarlo.

   El clima se volvía cada vez más frío, así que decidí acurrucarme en una esquina del camión; el que no me metieran a una caja fue mucho más cómodo, de otro modo estaría ahora mismo conociendo uno de los tantos destinos que creí que Springtrap me asignaría. Me senté y abracé mis piernas con mis brazos mientras mi cuerpo gradualmente temblaba más.

   Después de casi treinta minutos, o lo que pareció sentirse como treinta minutos, volvía a escuchar personas alrededor, todos esos ruidos que en una ciudad ordinaria se originaban tal y como cuando trabajaba en Freddy’s o en MoonLight. Esto, por supuesto, no me daba alguna pista de que ya estuviéramos más cerca de nuestro destino; hemos conducido por varias ciudades que ya perdí la cuenta, sólo dejaré de pensar y asegurarme de que no me congele aquí atrás. ¡Está muy frío!

   Escuchaba que estas personas y los pequeños ruidos comenzaban a perecer. Estoy muy seguro de que se debe a la hora que es, ya que al menos cuando es de día puedo tener algo de luz de sol aquí adentro. Tal vez esos pequeños orificios donde entra la luz son los que se están encargando de congelar mis orejas y mi cola esponjada; ahora no es tan esponjada. Quisiera poder volver a tener los privilegios que tenía en Freddy’s: una cama, una ducha, un lugar para moverme libremente, amigos y amor. No tenía idea de lo mucho que me daban cuando estaba ahí, pero después de carecer de ello por un año puedo decir que debí haber estado muy agradecido con todos ellos. La vida de un robot superdotado como yo no es tan fácil después de todo si se vive solo.

   El camión se estacionó en un lugar; su dirección ya no fue rectilínea. Sabía que esto significaba que era la hora de abrir las cortinas y ver mi nuevo futuro. Me levanté de aquella esquina y me coloqué en el centro del área de carga para que no sospecharan que me moví sin autorización. Ellos levantaron la compuerta del camión, y lo primero que pude sentir ¡fue un estrepitoso frío! Si creí que aquí adentro estaba frío, pues afuera estaba cien veces más que aquí. Como me habían ingresado a este camión sin apagarme tuve que contener mi impulso de temblar y mantenerme en movimiento. Cerré con fuerza mis ojos y traté de no hacer ningún ruido.

La margarita IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora