Tercera Parte: Familia

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CAPÍTULO 14: JAY

Mis pequeñas hermanas corren por el pavimento a gran velocidad mientras ambas corean mi nombre en un dulce sonar. Más atrás veo a mi padre que tiene abrazada a mi madre la cual no deja de llorar apenas me ve.

—¡Jay!—. Grita Andy mientras me abraza y luego viene Kate con sus piernitas más rechonchitas y me abraza cuando se pone a llorar en mi oído.

—Te extrañé—. Me dice Kate llorando.

—Yo también Kitty—. Le digo tiernamente.

Al levantar la mirada y ponerme de pie los brazos de mis padres me estrujan a la par. Creo que me quedaré sin aire, aunque valdría la pena quedarse sin aire entre los seres que más amo.

No resisto más cuando me pongo a llorar entre sus brazos, fue mucho sufrimiento lejos de ellos y ahora estar aquí junto a ellos es algo que no se puede poner en palabras es la realidad. Ésta era la contención que necesitaba y lo que ablandaría mi corazón de piedra el cual ya no quería sentir más nada.

— Los extrañé, los amo—. Digo ahogado.

Escucho que mi madre quiere decir algo que no consigue así que habla papá— Te amamos Jay, queríamos que llegara éste momento, volverte a tener entre nosotros, no hubo un día que no dejara de pensar en tí—. Comenta papá llorando. La primera vez que lo hace frente a mi.

—Vengan les quiero presentar a...—. No puedo terminar de decir cuando veo que otro chico estaba besando a Jess.

Ahora entiendo porque no podía estar conmigo, tenía a alguién más. Ni ella ni nadie arruinará éste momento. La miro con desprecio y ella justo me había comenzado a mirar.

—¿A quién nos quieres presentar?—. Pregunta mamá entusiasta.

—Será más tarde está ocupada—. Digo restando importancia y fingiendo que está todo bien y convenciendome de que no arruinará mi día, pero mi corazón está cayendo a pedazos por dentro— Vengan, vamos—. Digo riendo. Uno aprende a usar la máscara de la sonrisa cuando debajo hay tristeza.

Enteramos en mi habitación, mis hermanas comienzan a explorarla aunque no hay mucho que explorar y yo me siento en la cama entre mamá y papá. Me trae flashbacks de la infancia, de charlas sentados en mi cama, que momentos. Daría lo que fuera por cambiar mi presente, pero todo pasa por algo y aprovecharé éste día porque talvez sea el último con ellos.

—Cuentanos: luego de todo lo que pasó, ¿cómo estas ahora?, sabemos lo de la misión—. Comenta mi madre algo aterrada.

Podría decirles que estoy mal, triste, desilusionado, con miedo y sobre todo miedo a no verlos más—Muy bien, de hecho me adapto fácil después de los lugares a los que me adapté—. La respuesta más falsa del mundo acabo de dar. Pero no quiero preocupar más a mamá, no más de lo preocupada que ya se encuentra.

—Bien—. Dice papá tratando de compartir entusiasmo el cual falla.

—Tengo que decirte algo—. Me dice mamá muy seria mientras acomoda su cabello rubio de vikinga hacia un lado.

—¿Qué?—. Logro preguntar aterrado.

—Asesinaron a Nicholas el día que tú desapareciste, de hecho te buscaban y te buscan por homicidio, tuvimos que dar muchas vueltas, hasta que demostramos tu inocencia—. Dice algo triste.

— ¡Maira!—. Le llama la atención papá, evidentemente querían ocultarme eso que yo ya sabía, de hecho yo lo vi.

Les contaré lo que en realidad pasó— íbamos en la moto y nos interceptaron, a mi me secuestraron y él tipo que lo mató me obligó a ver la muerte de Nick—. Digo recordando aquel día que empezó colorido y terminó gris. Que matices tiene la vida. Discrepo con las personas que dicen ver el mundo blanco ó negro pienso por un segundo.

—Debió ser horrible—. Dice papá y mamá tapa su boca dejando escapar un bufido de horror.

—Si, lo fue—. Afirmo— Es por eso la misión, le haremos pagar una y cada una de las que hizo el desgraciado ese—. Digo con mucha rabia.

«Seraffin Horstain, se te está achicando el círculo y quedarás atrapado para luego morir, y estaré ahí para verlo» Digo para mis adentros como si lo dijera en voz alta, aunque solo lo pienso.

Al volver a la realidad fuera de mis pensamientos veo que la mano derecha está entrelazada con la de mamá y la izquierda con la de papá. Los amo, son todo para mi y me aterra la idea de que talvez sea la última vez.

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