VOLUNTAD

EPÍLOGO

JAY

Hoy es mi cumpleaños ochenta y siete y la verdad es un hermoso cumpleaños, lo festejo junto a mi esposa Keisby, mis cuatro hijos con sus respectivas parejas, mi hermana Kate y su esposo e hijos, también estoy rodeado de mis nueve nietos y soy muy feliz con toda mi familia. La verdad es que me costó olvidar todo, Keisby me ayudó a superar todo como pudo y aún así tengo días que solo tengo pesadillas que me atormentan, pero al final las puedo superar, en mis ochenta y siete años puedo decir que soy feliz.

Al apagar las velas no pedí mis deseos porque ya tengo todo lo que quiero en mi cumpleaños, a toda mi familia pero la verdad es que estoy muy cansado y cada día parece que envejezco con gran rapidez pero al fin y al cabo pude tener una vida normal después de todo, aún hay personas que siguen recordandome como el sobreviviente del proyecto miedo y en Australia hoy fue la noticia, salió en todos los canales: “Jay el sobreviviente del proyecto miedo cumple ochenta y siete años” y cosas así, al parecer no me permitirán olvidar, pero uno no tiene que olvidar su pasado porque eso fue lo que nos forjó solo tiene que aprender de el.

Cuando todos se han ido, subo las escaleras de mi casa con gran dificultas, de hecho me cuesta respirar pero llego a mi habitación, entonces abro el cajón de mi mesita de noche y encuentro un papel amarillento muy doblado, sin más lo abro con cuidado y leo la carta de Jess de hace ya sesenta y nueve años atrás con mucha melancolía la guardo en mi bolsillo del pijama.

Al cabo de un rato sube Keisby a la habitación -Que hermosa familia tenemos-. Comenta con gran entusiasmo- Somos afortunados-. Me dice y yo asiento.

-El día que yo falte quiero que seas feliz, y que encuentres a otra personas-. Le digo- Mereces seguir siendo feliz-. Le comento.

-No seas tonto, aún tenemos tiempo de felicidad-. Me responde y voltea para dormir mientras apaga la luz de una lampara portátil.

Yo quedo mirando el techo y tomo la carta entre ambas manos, no se cuando me duermo pero de repente despierto en un lugar donde solo hay una luz blanca que encandila y tapo mis ojos con las manos, pero mis manos son jóvenes nuevamente y al mirarme mis brazos y ver mi cuerpo me doy cuenta que soy el Jay de dieciocho años.

-¿Dónde estoy?-. Pregunto esperando que alguien responda.

-Conmigo-. Responde una voz que aparece por detrás de mi y toma mi mano. Al mirar a esa persona veo la brillante mirada y la perfecta sonrisa de Jess- Te estuve esperando aquí, aguardando el día que llegaras-. Me dice ella, entonces la veo vestida con una solera blanca y su cabello hermoso, perfecto y está rozagante.

Entonces lo entiendo, acabo de morir, pasé de un sueño al otro- ¿Estoy muerto Jess?-. Le pregunto.

-Yo nunca estuve más viva-. Me dice ella cuando se acerca a mi y me da un beso que me trae hermosos momentos- ¿Ves esa luz más intensa?-. Me pregunta sonriendo y solo me pierdo en su sonrisa.

-Si-. Respondo y mi voz suena como en un vacío.

-Ahí es a donde hay que ir, te estuve esperando aquí todo éste tiempo porque quería cruzar contigo-. Me dice ella, mientras espero que ésto no sea un sueño porque nunca he sentido mayor felicidad que ahora.

-¿Juntos?-. Le hago la misma pregunta que le hice hace un tiempo mientras extiendo mi mano para que la acepte.

- Juntos-. Responde ella y ambos comenzamos a caminar hacia esa luz.