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Mi maldita alarma sonó, marcando que era hora de levantarse e ir a la ceremonia de inicio de año. Hoy comenzaba mi primer año de preparatoria en Nekoma. Mi hermano, Shōhei Fukunaga, estaba en la puerta esperando a que terminase de prepararme. Yo solo tenía una cara de dormida, preguntándome mentalmente el porqué no teníamos más días de vacaciones. Fui hasta el pasillo, rumbo al baño para cambiarme.

—Buenos días __________ —dijo mi hermano, dándome un beso en la cabeza al salir de mi cuarto—. Espero que hoy te encuentres bien, para asistir a la preparatoria.
—Buenos días Shōhei —respondí cuando estaba en la puerta del baño—. Solo ruego que no haya muchos chicos altos en mi clase, además de que no conozco a nadie...
—Tranquila, te irá bien —respondió mi hermano, mientras bajaba las escaleras yendo al comedor—. Cámbiate y nos vamos, compraremos algo para desayunar en el camino.
—Está bien.

Entré al baño y me puse una pollera negra, una camisa de maga corta blanca, un sweater sin mangas beige y unas medias negras que me llegaban a la rodilla. Para terminar de prepararme, me coloqué la corbata de rayas rojas y negras, además de atarme parte del cabello en un moño blanco dejando lo demás suelto. Bajé para encontrarme con mi hermano, con nuestros bolsos en mano, esperándome en la entrada de nuestra casa.
Salimos y caminamos tranquilamente hacia la preparatoria, mientras miraba mi celular chateando con mis amigas sobre el inicio de ciclo. Una vez en la puerta de la escuela, mi hermano me llevó hasta el pasillo de mi clase.

—Recuerda __________, nada de escaparse en clases —me miró serio, ya que sabía que era capaz de no hacerle caso—. Hablo enserio, ____________. Si llegas a tener algún problema, buscame a mi clase que es la 2-2.
—Haré lo mejor posible para no salir corriendo —respondí con una sonrisa ladina—, pero no te prometo nada.
—Te veré en el receso en aquel árbol, ¿entendido? —me señaló un árbol que estaba cerca de las canchas de beisbol y yo asentí—. Bien, eso es todo. Nos vemos más tarde.

Yo solo moví mi mano en señal de despedida hacia mi hermano, quien seguía su camino escaleras arriba. Fui hasta la mitad del camino hacia mi izquierda, donde estaba la lista de todos los estudiantes y sus respectivos salones. Busqué mi nombre por las distintas listas, hasta que lo encontré. Estaría en la clase 1-2, vaya que no sería difícil de olvidarme el segundo número del curso de mi hermano. Observé los letreros y vi que mi nueva clase no estaba tan lejos, caminé hasta la puerta (que estaba abierta) y entré tranquilamente.
Todas las miradas se posicionaron en mí, probablemente porque era la única que no había asistido desde la secundaria al Nekoma. Fui transferida desde el Fukurōdani, para estar en la misma preparatoria que mi hermano. No asistí al Nekoma en secundario, porque el Fukurōdani sabía como lidiar mi extraña fobia. Okay, esta situación no era muy reconfortante.

—Buenos días —fue lo único que logré decir, ante la mirada de todo el mundo.
—Hola, ¿eres nueva? —preguntó un chico un poco más bajo que yo de ojos oscuros, cabello azabache y piel blanca. Yo asentí—. Soy Shibayama Yuki, es un placer conocerte.
—Lo mismo digo, soy Fukunaga __________ —hice una reverencia y él me imitó—. ¿Todo el mundo se conoce desde la secundaria?
—Muchos sí, pero algunos parece ser que son amigos desde la infancia —observamos el resto del salón—. ¿De qué escuela vienes?
—Fukurōdani —la mandíbula de Shibayama-kun estaba por el piso—, ¿ocurre algo?
—Es que, jugamos contra ellos el año pasado. Su equipo de voleibol es impresionante —cuando mencionó sobre el equipo de voleibol, pensé que él quizás se anotaría en el equipo de la escuela—. En el receso iré a averiguar sobre el club.
—Si quieres, le consulto a mi hermano. Él juega para el Nekoma como rematador lateral —le ofrecí al chico, el cual parecía maravillado con la idea.
—Te lo agradezco, Fukunaga-chan —exclamó emocionado—. Ah, si no te importa, después quisiera que conocieras a mi mejor amigo. Él también entrará al equipo de voleibol.
—Supongo —la campana sonó, en vez de comenzar las clases inmediatamente, eso significaba que tendríamos la ceremonia de primer año.

Todo el mundo salió del salón de clases, mientras nos dirigíamos al gimnasio donde sería la ceremonia. Había varias personas altas a mi alrededor, eso no era algo bueno. Hace años, tuve una experiencia traumática, la cual me dejó con una extraña fobia hacia las personas cinco centímetros más altas que yo. Lo extraño es que solo pasaba con la gente de mi edad o hasta tres años mayores que yo, no pasaba nada con los adultos.
Normalmente, me dan una especie de ataques de pánico, en donde siento que me falta el aire o que la vista se me nublaba. Justo lo que comenzaba a sentir en ese momento. Escuchaba a Shibayama-kun llamándome, pero yo solo no podía reaccionar. Observé por la ventana, encontrándome con mi hermano hablando afuera con uno de sus compañeros de club. Cuando notó que estaba en un ataque de pánico, salió corriendo hacia el interior del edificio.

—¿Fukunaga-chan? ¿Segura qué estás bien? —volvió a preguntar Shibayama-kun, colocando una de sus manos sobre mis hombros—. Te ves demasiado pálida.
—Sí, tranquilo —intenté distraerlo lo mejor posible, mientras bajábamos las escaleras—. Todo está en orden.

En el entrepiso, al dar la vuelta, un chico chocó conmigo y caímos accidentalmente por las escaleras. Era un chico demasiado alto, diría que de 1,90, pelo gris, ojos verde oliva, piel blanca, brazos y piernas largas. Mi cerebro no pudo soportarlo, por lo que me desmayé en plana caída.

Mi rascacielos humano  (Lev Haiba x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora