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Desperté en una de las camillas de la enfermería, miré el reloj más cercano y vi que estuve una hora inconsciente. Genial, me perdí toda la ceremonia de inicio de curso. Inspeccioné de que no me sintiera mal, verifiqué no me hayan puesto ninguna venda o cualquier suplemento médico que quedase a la vista. Nada, no tenía nada. Antes de que me levantara, la enfermera entró a la habitación seguida de mi hermano. Los dos, al notar que estaba despierta, se acercaron a la camilla.
Por supuesto, mi hermano solo me hacía preguntas sobre porqué me había desmayado de repente, porqué estaba rodeada de gente alta cuando en mi año había varias chicas de mi estaturas o incluso más bajas, cosas así. La enfermera, por otra parte, me firmó un permiso para que se lo entregara al profesor en cuanto volviera a mi salón.

—¿Qué fue lo que pasó ___________? —volvió a preguntar mi hermano, cuando salimos de la enfermería.
—Estábamos de camino a la ceremonia, cuando estaba atrapada en un grupo de chicos bastante altos —comencé a relatarle a mi hermano—. De la nada, uno de mis compañeros choca conmigo, lo tenía frente a mis ojos... Sus brazos y piernas eran demasiado largos, juraría que media al menos 1,90... No pude resistirlo.
—Entiendo, uno de tus compañeros no paraba de mostrarse nervioso ante la situación —me comentó mi hermano, cuando ya estábamos en el piso de primer año—. Dijo que intentaba hacer que fueras a la enfermería, ya que te veía algo pálida.
—Shibayama-kun —comprendí de quien hablaba mi hermano, entonces recordé lo que tenía que hacer—. Por cierto, nii-san. Shibayama-kun quería entrar al equipo de voleibol, ¿podrías...?
—Yo me encargo —dijo, al tiempo que yo le di un abrazo—. Ve a clases antes de que tengamos problemas.

Fui directamente hacia mi salón, en donde el profesor que estaba dando clase de matemática. Me disculpé por entrar en medio de su explicación, le entregué la nota de la enfermera y fui rápidamente a sentarme. Mientras tomaba notas de lo que el profesor estaba explicando, Shibayama-kun no paraba de intentar llamar mi atención, probablemente intentando averiguar si estaba bien. Sonó la campana del receso, tenía intención de irme a encontrar con mi hermano, cuando la mano de Shibayama-kun me detuvo.

—No quiero incomodarte, Fukunaga-chan... Pero ¿qué fue lo que pasó cuando íbamos a la ceremonia de inicio? —yo solo intentaba mantener la compostura, pero seguía bastante nerviosa para confesarle la verdadera razón de mi desmayo—. Entiendo que no tengamos la confianza suficiente, como para que me expliques el porqué... Pero, quiero que sepas que, no me importa si esa razón se considera algo estúpido o serio, te apoyaré en todo lo que necesites.
—Te lo agradezco, Shibayama-kun —respondí con una sonrisa—. Para serte franca, aún no supero algo de mi pasado que me afectó demasiado. No es tu culpa que me haya pasado todo esto, así que no te preocupes. Ah, casi lo olvido. Ya hablé con mi hermano y lo discutirá con el capitán del equipo.
—¡Muchas gracias, Fukunaga-chan! —me dio una sonrisa.
—No hay de que, Shibayama-kun —respondí imitando su acción.

Salí prácticamente corriendo de mi salón, rumbo al punto de encuentro que había pautado con mi hermano antes de comenzar las clases. El patio externo no estaba lleno de gente, eso que la preparatoria Nekoma era bastante grande. Cuando llegué, mi hermano no estaba solo, venía acompañado por uno de sus compañeros de club y, también, uno de sus mejores amigos.
Yamamoto Taketora es un estudiante de segundo año, quien lleva una cresta en su cabello rubio teñido, rapado a los costados, alto (1,76 mtrs.), ojos castaños y piel algo bronceada. Él, además de mi hermano, son de las pocas excepciones de quienes no me causan los efectos de mi fobia. Ya que lo conozco desde que iba a la secundaria con mi hermano.

—___________-chan, ¿cómo has estado? —me preguntó en forma de saludo, cuando me paré al lado de mi hermano—. Fukunaga me contó todo, lamento que te perdieras tu ceremonia de inicio.
—Está bien, Yamamoto-senpai —dije totalmente tranquila—, lo importante es que no me lastimara con lesiones graves.
—Adoro a esta chica —dijo, al mismo tiempo que me abrazaba por los hombros—. ¿Seguro qué no la quieres remplazar con la mía? —preguntó Yamamoto-senpai a mi hermano.
—No —respondió tajante, mientras me separaba del agarre de Taketora.
—En fin —comenzó a hablar Yamamoto-senpai, una vez que se alejó unos pasos de mí—, la verdadera razón por la que interrumpí su reunión de hermanos, es que quería proponerte algo __________-chan.
—¿De qué se trata? —pregunté curiosa. Yamamoto le dio unos cuantos codazos a mi hermano, para que fuera él en decirme las noticias.
—¿Quisieras ser la mánager oficial del equipo de voleibol? —preguntó por fin mi hermano.

Me quedé muda por varios minutos, intentando comprender la situación. Mi hermano me acaba de pedir que sea la mánager de un equipo, en donde la mayoría de los jugadores suelen medir más de 1,70 metros de altura, cuando yo tengo una fobia relacionada a esas cualidades. ¿Acaso no me conocía lo suficiente para saber mi respuesta ante esa propuesta?
No solo negué con la cabeza, sino que dije varias veces que no. Ambos parecían convencidos de que yo debería ser la persona que estuviera al pendiente del bienestar del equipo, mantener la moral alta y demás. Incluso si me negaba, me llevaron a rastras hasta el gimnasio donde había un hombre y un señor mayor parados en el medio de este.

El hombre alto, pelo negro y corto, ojos del mismo color, piel rosada, con una mandíbula sobresaliente y una pequeña barba. Traía el uniforme del equipo puesto, por lo que supuse que era el entrenador del equipo. A su lado, el hombre mayor, tenía la cara arrugada, se mantenía erguido con su cabello gris claro, tez blanca y ojos grises.

—Yamamoto, Fukunaga, todavía no es horario de clubes. ¿Qué están haciendo los dos aquí? ¿Por qué los acompaña una chica?
—Lamentamos interrumpirlos —se disculpó Yamamoto-senpai—, pero queríamos presentarles a una candidata para el puesto de mánager...
—Yo no... —intenté aclarar la situación, pero fui interrumpida.
—Ah, entiendo —dijo el hombre mayor, dedicándome una sonrisa cálida y cordial—. Soy Nekomata Yasufumi, el antiguo entrenador del Nekoma. Este es Naoi Manabu, el actual. Es un placer conocerte.

Mi rascacielos humano  (Lev Haiba x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora