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  El partido de Karasuno había sido impresionante, realmente evolucionaron tal y como dijo Nekomata-sensei. Mi pregunta ahora es, ¿cuál sería la mejor estrategia para vencerlos en el partido de mañana? Durante el trayecto de regreso al hotel, miraba por la ventanilla del vehículo buscando distraerme un poco. Una vez que me diera un baño relajante y limpiara un poco más mi mente, probablemente me saltara alguna extraña idea para utilizar contra Karasuno. Me resultó extraño ver a Kenma-san emocionado por jugar un partido, pero supongo que desde que conoció a Hinata-kun algo nuevo despertó en su sistema.
  Como fui la primera en bañarme, los chicos eran los siguientes. Esta vez, los de segundo serían los primeros en bañarse y los de primero los últimos. Eso me dio algo de tiempo para observar los últimos videos de Karasuno, esperando tener algo que nos ayudase a encontrarles alguna debilidad. Horas enteras mirando distintos videos en busca de encontrar alguna posibilidad de enfrentar a Karasuno mañana y tenía el cerebro en blanco.

—¡____________-chan! —escuché la voz de Yuki-kun llamándome desde la puerta de mi habitación—. Ya vamos a cenar, ¿estás presentable?
   —Pasa Yuki-kun —dije con cierta vergüenza—, ¿necesitabas hacer esa pregunta?
   —Lo siento, ahora me doy cuenta que fue algo tonto. Podría haber tocado la puerta y listo —dijo mi amigo, mientras entraba en la habitación—. En realidad, antes de ir con el resto quería preguntarte algo... —lo miré, esperando a que hiciera la pregunta. Se sentó frente a mí y mantuvo la mirada fija—. ¿Estás indecisa sobre quién de los chicos te atrae más?
—¡¿Eh?! —mi cara no tiene una explicación exacta, pero digamos que era una mezcla entre impactada y sorprendida.
—¡Lo siento! —mi amigo comenzó a hacer reverencias como un loco—. Debí haber sonado como un completo metiche, en un asunto que no me incumbe, de verdad lamento que te hayas sentido incomoda.
—Tranquilo, Yuki-kun. No estoy molesta —dije intentando calmar a mi amigo, aún que solo conseguía ponerlo más nervioso—, después de todo me habías aclarado que querías preguntarme algo a solas —hubo un pequeño intervalo de tiempo, en donde los nos tranquilizamos, además de que tuve tiempo de pensar las cosas profundamente—. Honestamente, no sabría responder esa respuesta con algo certero. Al menos, no por ahora. Supongo que me sorprendió que fuese tan obvia que algunos de ustedes se diera cuenta.
—De hecho, yo soy el único que comienza a dudar —me reveló mi amigo, demonios, no sirve que intente ocultar nada—. Me pareció que tu actitud había cambiado un poco después de festejar navidad.

Discutimos algunas pocas cosas, por ejemplo que no era bueno que hiciera esperar aquellos dos por mucho tiempo. Lo pensé bastante antes de bajar a cenar, las cualidades que me atraían de ambos, los atributos de cada uno. Mi balanza estaba en una situación en donde tanto Inuoka-kun como Lev-kun eran chicos geniales y maravillosos para mí, pero había una pequeña diferencia que hacía que el rascacielos humano se ganase mi corazón. Fue el primero en atreverse a dar un paso más allá de la amistad, arriesgándose a que lo mandara al mismísimo infierno sin importar nada.
En la cena, me mantuve muy callada, lo cual era extraño, ya que siempre decía alguna que otra tontería junto a mi hermano para calmar las ganas de Kuroo-senpai o Yamamoto-kun con los partidos. Recibí más de una mirada curiosa, pero ninguno de ellos se atrevió a preguntarme por motivos, lo cual agradecía. Nekomata-sensei se disculpó conmigo por dejarme el partido que los chicos habían jugado en el día a mi cargo, pensando que no me divertía con el resto a la noche. Le dije que no tenía que ver con el cansancio mental, sino que tenía muchas cosas en que pensar.

La noche me la pasaba reviviendo recuerdos de lo que significó este año para mí. No solo fue una evolución descomunal en mi fobia, también tuve la oportunidad de poder interactuar con gente de mi edad, sin sentir que me harían daño o que me encontraba sola. Los chicos del club habían hecho más que ser mi refugio, se convirtieron en mi fuerza y mi autoconfianza en poder vencer ese miedo que me mantuvo tantos años alejada de la gente que me rodeaba.
Antes de que saliera el sol, los chicos irrumpieron en mi cuarto ya cambiados, completamente ansiosos por llegar al Gimnasio Municipal de Tokio para nuestro partido contra el Karasuno. La noche anterior apenas si dormir, por quedarme hasta no sé qué hora, pensando sobre lo que había hablado con Yuki-kun y Yachi-san. Básicamente, los miembros del club estaban tan ansiosos, que nos obligaron a los entrenadores y a mí a despertarnos temprano y desayunar en el camino al gimnasio, para llegar lo antes posible. Vaya forma de potenciar la rivalidad entre ambas preparatorias, Nekomata-sensei.
Terminamos llegando al gimnasio cuando el sol se estaba elevando en el cielo. Ambos equipos estaban parados en la entrada del lugar, enfrentándose entre sí. Parecía que hubiesen pasados milenios, desde la última vez que tuvieron la oportunidad de enfrentarse en un partido. Todos entramos y fuimos a la cancha que nos designaron para comenzar a calentar. Los chicos estaban en llamas, dispuestos a aplastar a los cuervos pueblerinos en este partido y seguir avanzando en el torneo.

—Veo que ustedes también tenían ansias de tener este partido —escuché a alguien hablando a mis espaldas, en cuanto volteé a ver, me encontré con ambas mánagers del Karasuno—, los chicos no paraban de emocionarse por llegar al gimnasio desde donde nos estamos hospedando —comentó Shimizu-senpai, observando como los de su equipo estaban calentando—. Creo que a ti no te dejaron dormir.
—En sí, no fue su culpa —respondí, después de bostezar. Realmente estaba cansada—. Nuestro equipo estaba más que ansioso por este encuentro, hasta tuvieron las agallas de ir hasta la habitación de los entrenadores para despertarlos.
—Wow, jamás creí que Nekoma tuviese astucia para hacer tal cosa —comentó Yachi-san sorprendida—. De todas maneras, espero que ambos equipos den lo mejor de sí en el partido de hoy.
—Lo mismo para ustedes —respondí con una sonrisa—. Sin resentimientos para el ganador y la mejor de las suertes en lo que resta del torneo.
—¡___________-chan! —escuché que Lev me llamaba desde nuestro lado de la cancha—. Necesitamos las botellas de agua.
—¡¿Ahora?! Pero si después tendré que salir a buscar más, no me dará tiempo para el partido —miré molesta a los miembros del equipo, en donde varios comenzaban a sudar—. Maldición, ¿qué se supone que haga con ustedes? En fin, lamento que sea de esta forma, pero esforcémonos al máximo.
—Por supuesto que sí —respondieron ambas, mostrándome una sonrisa ancha.

Nuestro partido contra los representantes de Miyagi fue muy rigurosa. Tuvimos momentos en donde la tensión era alta y nos sentíamos en control completo del partido. En esta ocasión, fue Kenma-san quien organizó toda la planificación en nuestro partido contra ellos. Yo no tenía idea de como podríamos enfrentarnos al nuevo Karasuno, considerando que realmente habían mejorado en habilidades y tácticas durante estos últimos meses. Podías sentir las llamas internas de ambos equipos ardiendo a más de no poder.
Pude meter a Teshiro-kun por unos pocos minutos en este partido, como se lo había prometido, hasta Inuoka-kun probó su habilidad como rematador en vez de jugar como bloqueador. Desafortunadamente, terminamos perdiendo 2-1 por un error que jamás creímos posible. Era la primera vez que Kenma-san se movía tanto por voluntad propia (el partido pasado fue por estrategia más que por motivación a querer hacerlo) que me olvidé por completo en el momento de nuestro último tiempo muerto, de recomendarle que se secara el sudor. Fue por sus manos sudadas que el balón se le resbaló y terminó en medio de la cancha, otorgándole a Karasuno la victoria.

Me sentía mal, porque me sentía la responsable de decirle a Kenma-san que refrescara un poco la cabeza del partido y se enfocara en él y en el equipo. Además, era la primera vez que teníamos alumnos de la preparatoria, desde que comenzó el torneo, quienes habían venido a alentarnos. Vaya primera imagen que les dimos con ese último movimiento. Ante el sonido del silbato, anunciando el final del juego, los jugadores en cancha se tiraron al suelo exhaustos. El árbitro a cargo del partido, nos dio unos minutos para recomponer energías antes de finalizar formalmente el encuentro.
Noté que varios de los chicos lloraban de frustración por los de tercero, este fue su último partido de preparatoria juntos. Los de primero, sobre todo, eran quienes más demostraban su frustración ante la derrota contra los cuervos. Los de segundo se miraron entre sí y solo pusieron una sonrisa con lágrimas, un mensaje silencioso "Hicimos todo a nuestro alcance y hay que estar orgullosos de eso". Por otra parte, los de tercero se dieron un abrazo en símbolo de haber terminado una hermosa etapa.

—Yo... Yo, lo... —antes de poder disculparme con el resto, noté que unos brazos me rodearon. Levanté la vista, ya que estaba haciendo una reverencia, encontrándome con el rostro de los chicos de tercero.
—No necesitas disculparte —me regañó Yaku-senpai—, tú no fuiste la responsable de ese último error.
—Yakkun tiene razón, Fukunaga-chan —concordó Kuroo-senpai—. Tenemos que darte las gracias, por haber formado parte de este equipo.
—Sobre todo, teniendo en cuenta que entraste totalmente miedosa hacia nosotros —agregó Kai-san, inevitablemente, los ojos se me llenaron de lágrimas—. Cuida bien de ellos en los próximos dos años.
—¡Sí!

Mi rascacielos humano  (Lev Haiba x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora