El viernes ya había llegado y con eso, también se asomaban las vacaciones de invierno. Muchos habían tirado los papeles al aire, festejando que tendríamos un descanso al fin. Hoy me reuniría con Suzumeda-chan para festejar el comienzo de las vacaciones juntas, además de que cuando pasaran las fiestas, estaríamos enfocadas en los clubes de voleibol por tener el Torneo de Primavera tan cerca. Salí corriendo de la escuela y fui a la parada de autobús más cercana, esperando al transporte público con muchas ansias.
—¡¿Tendrás una cita con Haiba-kun?! —preguntó Kaori-chan, después de que le conté lo que pasó con Lev—. Lo sabía, ese chico es pura ternura y suelta corazones al aire cuando te ve.
—Por favor Kaori, baja la voz —le supliqué a mi amiga totalmente avergonzada—. Yo no lo llamaría cita, más bien es una salida de amigos...
—Si, si, si. Como quieras —dijo ella, ignorando mi idea—, ¿ya sabes qué te vas a poner?
—Bueno, tengo algunas cosas para usar... —intente responder su pregunta—.
—¡Hay que ir de compras ahora mismo! —vaya, aprecio como mi amiga me aprecia—. Vi una tienda que está de ofertas a más de mitad de precio, es más, tómalo como un regalo de mi parte.
—Sabes que no me gusta andar de compras, Kaori-chan —me queje, pero mi amiga me arrastro por las calles de Tokio para ir a esta tienda de ropa—. Además, no soy una muñeca para que vayas a vestirme como se te plazca.
—Eres demasiado modesta, ________-chan —respondió mi amiga, mirándome con algo de enfado—, te subestimas mucho. Eres una chica hermosa, carismática y con un sentido del humor genial. Serías, algo así como, el sueño de todo chico.Incluso si le suplicaba a mi amiga que se detuviera con los adjetivos, hizo oídos sordos y entramos al local de ropa del que tanto insistía Suzumeda-chan. Yo solo me quedé sentada en uno de los bancos, mientras ella se paseaba buscando el conjunto ideal para mi "cita" con Lev. No sabía que más decirle para que dejara de insistir con respecto a que no era una cita romántica. Después de al menos media hora de mirar distintas cosas, me entrego una montaña de ropa (literalmente hablando) para que me probara.
Honestamente, mi amiga no tenía mal gusto por la moda, quizás debería acudir a ella en una emergencia de moda. Este caso es algo excepcional, no pasará todo el tiempo en donde le pida ayuda para estas cosas, ahora sé que primero voy a reunirme con un chico y luego se lo cuento. De todos los conjuntos, estaba indecisa entre 3 de 10 (enserio no mentía cuando dije que me entregó una montaña de ropa). Al final, por una especie de sorteo, terminamos eligiendo una camisola rosa pálido, una pollera plato roja y unas medias largas blancas.Me quejé con mi amiga, por no dejarme pagar siquiera una de las prendas y no fue una compra de oferta que digamos. Ya verá cuando lo haga para su cumpleaños a ver que opina el año que viene. A unas cuadras de distancia de mi casa, me despedí de ella y caminé por las calles hasta dar con la puerta de mi casa. Entré y mi hermano tenía una postura algo seria.
—Ya regresé —dije sacándome los zapatos y colgando mi abrigo en el perchero.
—Bienvenida —respondió el con un tono más frío que de costumbre—. ¿Qué fueron a hacer con Suzumeda-chan exactamente que tardaste tanto?
—Fuimos a celebrar el inicio de las vacaciones de invierno al centro —dije totalmente tranquila—, te avisé la semana pasada Nii-san. Ahora, ¿me vas a explicar el tono y la cara qué traes?
—Recibí un mensaje de papá diciendo que vendrían a casa temprano con mamá —dijo mostrándome el mensaje de nuestro progenitor—, intenté contactarte todo el día y tú ni atención le prestaste a tu celular.
—Lo siento, Shōhei —dije poniéndome las pantuflas y subiendo las escaleras—. Me cambió y estaré lista en menos de quince minutos.
—Será mejor que traigas contigo una especie de máquina para detener el tiempo —bromeó mi hermano—, porque solo tienes cinco minutos para darte una ducha y alistarte. Vienen con compañía.
—¡¿Es qué en el trabajo no les hablaron de tener una agenda?! —dije alterada y molesta—. ¡¿Cómo se les ocurre avisarnos el mismo día que tendremos invitados en casa?!
—Menos charla y ve a prepararte —me recomendó Shōhei, lo cual decidí seguir al pie de la letra.Tiré las bolsas en mi habitación y busqué algo decente para ponerme en mi ropero, tomé el primer conjunto que encontré y me metí en la ducha. Habré hecho alguna especie de magia extraña, porque en dos minutos y medio estaba bañada y cambiada. Estaba secando mi cabello cuando el timbre de la casa sonó. Bajé con el pelo medio húmedo y me paré delante de la puerta.
Cuando nuestros padres entraron por la puerta, mi sorpresa fue tal de ver a Akaashi-senpai junto con mis padres y una pareja. Aparentemente, nuestros padres son colegas de trabajo desde hace algunos años atrás y decidieron hacer una cena entre las dos familias, para que nos conociéramos mejor. Vaya casualidad que nosotros tres nos conocíamos desde antes de esta cena, más considerando que siempre hablaba de mi senpai del Fukurōdani a quien sentía mucho respeto y cariño por como me ha cuidado durante mis años de secundaria.La noche fue muy relajada y animada. Decidimos no tocar el encuentro de voleibol que llegaríamos a tener en el Torneo de Primavera, mucho menos de los entrenamientos. Hablamos en su mayoría de cosas de la escuela, además de que mi hermano le comentara algunos problemas que tuve en estos últimos meses. Yo, por otra parte, hacía todo lo posible para detener a Shōhei de que le diera tantos detalles a Akaashi-kun, pero no hubo nada que lo detuviese.
Ya sábado, el día que había acordado con Lev para reunirnos. Gracias al cielo, mi hermano no estaría en casa hasta mañana porque había arreglado con un amigo para reunirse y, de paso, quedarse a dormir. Hice algunas tareas que nos envió la escuela para las vacaciones durante la mañana y en la tarde me distraje de otras formas: mirando videos de los equipos a los que nos enfrentaríamos, anotando una lista para comprar y tener a disposición por cualquier cosa durante el torneo, armé el presupuesto por el alquiler de canchas para practicar (porque las de la escuela estarían ocupadas para el club de basquetbol de ambos sexos, quienes tenían un partido importante dentro de poco), entre otras cosas.Al menos una hora antes de la acordada, me vestí con el conjunto que compró Kaori-chan y además me puse unas botas negras, un collar con dije en forma de corazón. Saqué una chaqueta gris y un gorro, porque ya era la época de nevadas y hacía bastante frío afuera. Tomé una pequeña mochila que había dejado preparada en la mañana con todo lo necesario y salí de casa rumbo a la estación de metro para que me dejara lo más cerca posible de mi destino.
Nos encontraríamos en un jardín tradicional, abierto al público en la zona comercial del centro de Tokio. Miré el reloj que estaba cerca de una banca ocupada por una pareja, había llegado diez minutos antes del que habíamos coordinado. Decidí esperar a Lev en el puente de estilo tradicional que había en el jardín, podría distraerme de mientras observando a las karpas nadando en el río.—¡Fukunaga-chan! —escuché un grito procedente de algún lugar cerca de donde estaba—. Al fin te encuentro, lamento la tardanza... —volteé a la izquierda y no pude evitar sonrojarme. Lev se veía mejor que cualquier modelo de una línea de ropa, traía una campera blanca con piel negra en su interior, una remera gris, unos jeans claros y unas zapatillas sport-elegantes—. Ojalá no te haya hecho esperar demasiado.
—No te preocupes, las karpas me hicieron algo de compañía mientras esperaba —dije desviando un poco la mirada, para intentar que el color volviese a mi rostro—. Me alegra que, al menos, eligieras un lugar hermoso para hacer mi espera más placentera.
—De hecho, aquí comienza mi regalo para ti —lo miré con cierta intriga, él solo se acercó un poco más a mí y tomó una de mis manos para guiarme hacia un palacio que se alzaba en el medio del jardín—. Un amigo de mi familia trabaja en una de las casas de té, le pedí una reservación especial para nosotros.
—¿No tendrás problemas después con tu familia por hacer algo cómo esto? —pregunté algo nerviosa, después de todo, a estas horas no era común encontrar una casa de té abierta.
—Tranquila, mi hermana es quien tiene contacto con esta persona —dijo Lev, dedicándome una sonrisa—. Disfruta de la vista del atardecer, pero ese no es el regalo que tengo planeado.
—Por favor, no me mates con tantas sorpresas Lev-kun —le rogué mientras apreciaba un poco más la vista frente a mí.
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Mi rascacielos humano (Lev Haiba x Lectora)
FanfictionFukunaga _________ es una chica de 15 años, una estudiante de primer año en la preparatoria Nekoma en Tokio. Es una chica de estatura promedio (1,65 mtrs.), pelo oscuro y largo, ojos marrones y piel blanca. Cualquiera que la viera, pensaría que es u...