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  Pasó mes y medio desde que comenzamos la preparatoria y, finalmente, había decidido tomar el puesto como mánager del equipo de voleibol del Nekoma. Al principio, me costó mucho poder mantener la compostura frente a todos los miembros del equipo. Que, por el momento, lo estaba logrando con bastante éxito gracias a la ayuda de Shibayama-kun y Yaku-senpai.
  Conocí mejor a Inuoka-kun, pero todavía me cuesta acercarme a él por su altura. Aunque fue muy respetuoso ante mis limitaciones y mantenía una distancia física, salvo por eso, vivíamos hablando la mayor parte del tiempo en los recesos.

  No tuve noticias del tal Haiba Lev, ni siquiera lo veía en los pasillos lo cual era extraño, considerando que era de los pocos que tenía una altura que superaba el 1,90 mtrs. Ni siquiera se presentó en los entrenamientos, incluso si logró entrar al equipo. Ahora mismo, estaba organizando la agenda del equipo con Naoi-sensei para los próximos cuatro meses. Me adapté bastante bien a esto de ser mánager, ya que Yaku-senpai me dio muy buenas recomendaciones.
  Mi hermano se alegraba de ver que, por fin, me encontraba más a gusto con varios chicos que superaban el 1,70 mtrs. que antes no conseguía ni intercambiar dos palabras. Como me había dicho aquel día, todo a su debido tiempo. Había conseguido poder conversar con los senpais y algunos de los miembros del equipo con total normalidad, pero aún me costaba bastante sociabilizar con mis compañeros de clase.

   —De acuerdo, lo más próximo será nuestro viaje a la prefectura de Miyagi del 2 al 6 de mayo —fue dictando Naoi-sensei, desde una libreta que sujetaba en su mano—. Luego algunos partidos de práctica desde el 15 hasta fin de mes de mayo. Después, tenemos las rondas de preliminares de Tokio el 9 y 10 de junio, después la concentración del grupo de academias del Fukurōdani a mitades de ese mismo mes... Creo que no me olvido de nada más.
   —Bien, ¿algo más qué deba considerar? Sobre todo para el viaje a Miyagi —terminé de anotar todo en mi libreta y miré a Naoi-sensei a los ojos—. Am... Ahora que lo pienso, Naoi-sensei. Estoy algo insegura de que esté preparada para, ya sabe, enfrentarme a un grupo de voleibol.
   —Tranquila, __________-chan —me relajó Naoi-san—. Nekomata-sensei ya tomó esa precaución, es un antiguo rival suyo. Además, estarás con todos nosotros.

  Salí de la sala de profesores, donde estaba hace apenas unos minutos atrás. Caminaba por los pasillos de la preparatoria con la mente dándome vueltas, iríamos a un viaje para un partido de practica en menos de dos semanas. Estaría rodeada de gente alta y apenas podía lidiar con el equipo del Nekoma. Comenzaba a darme una especie de dolor de cabeza, necesitaba despejarme de alguna forma lo más rápido posible.
  Antes de llegar a las escaleras, sentí una brisa suave proveniente del aula que se encontraba antes de llegar a las escaleras. Vi el letrero que señalaba que era la sala de música. Alguien había dejado la ventana abierta, al igual que la puerta, donde relucia un hermoso piano de cola en el medio de la habitación. Entré a paso lento, ya que no teníamos ninguna clase en este momento, porque el profesor tuvo que hacer unos trámites.

  Me sentí atraída por la belleza de aquel instrumento, me senté en el banquillo y deje relucir las teclas blancas y negras. La última vez que toqué, fue cuando me estaba a pocos días de graduarme de la secundaria. Pasé los dedos sobre las teclas y, sin darme cuenta, comencé a tocar una canción que rondaba por mi cuerpo.
  La presión, la angustia y los miedos se esfumaron. Solo sentía serenidad, libertad, y alegría recorriendo cada centímetro de mi ser. Amaba esa sensación, hacia lo posible por aferrarme a ella la mayor cantidad de tiempo posible. Lamentablemente, eso duró muy poco. Escuché ruidos raros afuera, así que paré de tocar y salí a ver que sucedía en el pasillo.

   —¿Así que no tienes las agallas para entrar ahí y disculparte personalmente con ella? —vi que Inuoka-kun discutía con alguien que me daba la espalda—. Hasta yo tengo el valor de reconocer cuando hice algo mal y dar la cara.
   —Para ti es más sencillo acercarte a ella —respondió su contrario, no lograba ver bien quien era, pero si que era bastante alto, con cabello gris... Un minuto—, después de todo, Shibayama-kun y tú son amigos desde la infancia.
   —¡¿Qué tiene que ver Shibayama en todo esto?! —percibí que Inuoka-kun comenzaba a perder los estribos, por lo que salí y estaba dispuesta a intervenir hasta que el otro chico respondió.
   —¡¿Acaso no te das cuenta que me tiene miedo? ¿Qué le asusta que sea tan alto y me acerque como si nos conociéramos de toda la vida?! —no podía moverme, escuchar como expresaba con dolor sus sentimientos me provocaban repugnancia hacia mi persona—. Yo solo... Quería disculparme con ella por lo que pasó el primer día, pero... Apenas se acerca cualquiera que es más alto que ella, se aleja como si escapase de la muerte —sabía que estaban hablando de mí, solo que apenas procesaba todo, el titán salía con otra frase—. No quiero incomodarla o ocasionarle más problemas.
   —Lev... —parecía que Inuoka-kun buscaba la mejor forma de disculparse, aún que no sabía como.
   —Descuida, lo entiendo —respondió Haiba, dándose la vuelta para retirarse—. Nos vemos luego.

  Crucé miradas con él por unos pocos segundos, noté dos cosas: la sorpresa ante la posibilidad de que haya escuchado su discurso (lo cual hice, en gran parte) y la tristeza de no poder decirme las cosas en la cara como correspondía, por respeto a mi fobia. Me sentí una completa ridícula y estúpida por no intervenir antes, todo lo que Lev había dicho no era irracional de su parte. Sí lo era por la mía.
  Inuoka-kun se me acercó, apoyando una de sus manos en mi hombro mostrando su apoyo. La verdad, tenía ganas de decirle que no me lo merecía. Soy una persona miserable e irrespetuosa. Tenía que buscar la forma de afrontar mi maldita fobia, no soportaba ver a alguien que no provocó esta maldita reacción, ser lastimado de esa forma. Incluso si me cuesta horrores, estoy dispuesta a hacer que este miedo desaparezca para siempre.

Mi rascacielos humano  (Lev Haiba x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora