PROV. _______:
El entrenamiento matutino dejó a la mayoría de los miembros del equipo hechos polvo, sobre todo los de primero y algunos de tercero. En realidad, Kenma-san era quien detestaba más que cualquiera este entrenamiento. Parte de este, fue por parte del "castigo" hacia los chicos que querían mantenerse hasta altas horas de la noche. Miré a los miembros correr varias vueltas a la escuela, mientras comenzaba a preparar el desayuno para todos los chicos, mientras las chicas terminaban de alistarse para darme una mano.
Cuando los chicos del Nekoma regresaron del entrenamiento, se tiraron sobre las sillas del comedor completamente agotados. Les alcancé unos vasos con agua, algunos se abalanzaron sobre el líquido desesperados por hidratarse y otros solo tenían la respiración agitaba y esperaba a que se calmara. Noté que había varias personas afuera, así que decidí salir a ver que pasaba y vi que eran padres del Shinzen.—¿Puedo ayudarlos en algo? ¿Buscan a alguno de los chicos en particular? —salí a preguntar a los adultos, ya que era la única que notó su presencia—. Mako-chan estará aquí dentro de poco...
—Esta bien, si puedes manejarte —dijo una mujer de unos cuarenta años, quien traía en sus brazos una sandía—. Tenemos unas cuantas en la camioneta, la dejamos en la entrada de la preparatoria para que las aprovechen después de la práctica de hoy.
—Wow. Se ven espléndidas, muchas gracias —le pedí ayuda a los chicos que ya habían recuperado el aliento, para que me ayudaran a entrar las frutas a la cocina.El resto de la mañana fue tranquila, para mí parecer en lo que consistía el deber de las mánagers. Cerca del mediodía, cortamos las sandías que nos habían dado los padres del Shinzen y las repartimos entre todos los jugadores. Nosotras nos sentamos en la base de la colina a disfrutar de la fruta, a pocos metros de donde me encontraba junto a mi hermano y Kai-san, veía a Haiba-kun disparando semillas de sandía compitiendo con Hinata-kun.
Durante la noche, luego de bañarme junto con el resto de las chicas, fui a la habitación lista para irme a dormir. Pero antes de siquiera poner el futón sobre el suelo, el entrenador Nekomata tocó la puerta para llamar mi atención. Me pidió si podría decirles a las demás chicas, sobre el plan que tenían los entrenadores para los jugadores para cuando terminará la concentración, en premiar el esfuerzo de los chicos con una barbacoa. Le aseguré que me haría cargo de la situación. Una vez que estuve sola, prendí mi tableta, conecté mis auriculares y abrí la aplicación de mezclas musicales.Amaba crear mixes musicales en mi tiempo libre. Había descubierto esta pasión en mis terapias, uno de los psicólogos me había entregado una tableta para saber si me resultaba más cómodo comunicarme por medio de texto o dibujos, pero me atrajo más la aplicación en donde creabas tus propias mezclas musicales. Mis padres decidieron que tuviese mi propio equipo y, de ahí, comencé a crear mis propias pistas. Me ayudaba a distraerme unos minutos de mis miedos, problemas o para matar un poco de tiempo.
Sentí que alguien quería hablar conmigo, pero como tenía los auriculares puestos no escuchaba nada. Me los quité y me encontré que la mayoría de las chicas ya estaban en la habitación, salvo por las mánagers del Fukurōdani. Shimizu-senpai me pidió que fuera a buscarlas y las encontré fuera del gimnasio tres, no fue nada sorprendente ver a Kuroo-senpai y Haiba-kun salir de aquel lugar. Por esta vez, me reservé mi enojo y decidí que no le notificaría esto a ninguno de los entrenadores. Vi por mi cuenta, junto a las quejas de Yaku-senpai, que las recepciones de Lev habían mejorado después de pasarse el post-entrenamiento con el capitán al menos dos horas.—_____________-chan, ¿puedo preguntarte algo? —Haiba-kun llamó mi atención en el regreso al edificio principal, estábamos unos cuantos pasos alejados del resto, así que no les sería muy fácil prestar atención a nuestra conversación.
—Ya la hiciste —bromeé a lo que ambos soltamos pequeñas risitas.
—Hablando enserio... ¿Sigues teniéndome miedo cada vez qué me ves? —preguntó después de un pequeño silencio—. ¿Todavía no puedes estar cerca de gente alta?
—Digamos que puedo lidiarlo mejor que antes —respondí con un tono incierto. Es verdad que no tengo más ataques de pánico graves, pero sigue estando presente ese sentimiento de querer huir en la primera oportunidad—, aún que pienso que no falta mucho para que lo supere, ya pude lidiar con el 80% de ese pánico.
—Me alegra oír que no pienses que todos los chicos altos somos malvados —dijo él, mostrándome una sonrisa amplia—. Tenía miedo de que aún tuvieras miedo de mí.
—Haiba-kun...
—Por favor, dime Lev.
—De acuerdo, Haib... Lev —me corregí al instante—. Quería pedirte una disculpa, por como me comportaba contigo durante estos meses. No tienes la culpa de todos los males que sufrí durante mi infancia, pienso que tú fuiste quien más me ayudó todo este tiempo —esa última frase la había pensado, pero no tenía planeado decirlo en voz alta—. Quiero decir, el equipo fue un gran apoyo y... Ayy, solo empeoro las cosas cuando las digo...
—___________-chan —intentó detenerme, pero de los nervios, yo continuaba hablando/balbuceando cosas.
—En fin, mi punto es que, es gracias a todos ustedes que yo no me sienta peor que un gato asustado. Un minuto, a nosotros nos llaman gatos, entonces aquello sonó un poco más a un insulto que un alago...
—¡Fukunaga-chan! —Lev apoyó las manos en mis hombros, frenando mi tren de palabras sin sentido—. Estoy feliz de saber que, al menos por ahora, no sientas temor a estar cerca de mí.
—Bueno, por si no te diste cuenta, estamos un poco alejados del resto —miramos al frente, mientras observábamos como Kuroo-san discutía algo con Bokuto-san— y yo todavía estoy aquí, hablando contigo sin salir corriendo.
—Tienes razón —su sonrisa no hizo más que ensancharse—. Mejor alcanzo a Kuroo-san, antes que decida que tengo que hacer más entrenamiento matutino mañana —se acercó a mi rostro y depositó un beso en mi mejilla—. Que descanses, nos vemos mañana.Quedé paralizada en medio del pasillo sin moverme, con una mano sobre la mejilla en donde aquel chico mestizo había apoyado sus labios unos segundos antes. Sentía que el pecho se me oprimía, no de miedo, sino que era otro sentimiento que jamás había experimentado en mi vida. Las chicas del Fukurōdani tuvieron que llevarme a rastras hasta la habitación, en donde todas nos acostamos a dormir, solo que yo ni cerré los ojos. Mi mente seguía reproduciendo aquella imagen una y otra vez en mi cabeza.
Al menos, dormí las horas necesarias para no sentir el cansancio al día siguiente. Los chicos del Nekoma notaban que actuaba algo extraño que de costumbre, mi hermano me cuestionaba a cada rato si estaba bien y mi respuesta era siempre sí. Los momentos en donde yo me acercaba a Lev, o viceversa, sentía que me movía torpemente o que apenas podía estar cerca de él.La semana de la concentración pasó tan rápido que apenas si nos dimos cuenta que estábamos en el último día, la carne ya estaba en la cocina de la preparatoria esperando al termino del último partido y nosotras estaríamos a cargo de las verduras, las bolas de arroz y el postre (cortar las sandías que los padres del Shinzen nos trajeron todos estos días). Mientras conversaba alegremente con Ya-chan sobre algunas anécdotas con nuestros respectivos equipo, Nekomata-sensei espiaba desde la puerta con una sonrisa amable en el rostro.
Vi de casualidad que nos observaba desde lejos, pero me mantuve callada porque sabía que luego él vendría a mí a decirme lo que necesitaba. Al finalizar los partidos, todos los chicos estaban con la baba colgando de sus bocas, impacientes por hincarle el diente a la carne que se cocinaba a la parrilla. Cuando los entrenadores dieron el permiso para comer, veíamos que ninguno se privaba de comer moderadamente. Parecían animales salvajes que no habían comido por semanas.—El as del Karasuno parece un matón —yo estaba tranquila, bebiendo un vaso de agua junto a las demás mánagers, salvo por Yachi-san quien fue a intentar sacar carne de alguna de las parrillas—, sus remates eran impresionantes.
—De hecho es totalmente lo opuesto —dijo Shimizu-san, impresionando a todas las presentes—. Muchas veces es demasiado cobarde e inseguro fuera de la cancha.
—Pues, al menos no es un bobo que se deja influenciar fácilmente —dijo Kaori-chan, en un tono burlón mientras señalaba con la mirada a Bokuto-san—. Es complicado cuando su ego llega a niveles muy bajos.
—Los del Nekoma son bastante unidos —comentó Miyanoshita-chan, la mánager de la preparatoria Ubugawa—, se nota que dentro y afuera de la cancha están al pendiente de los demás.
—Digamos que, este año somos como una familia —sonreí ante la imagen de los pequeños grupos de chicos de mi preparatoria—. Me alegra formar parte de ella.
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Mi rascacielos humano (Lev Haiba x Lectora)
FanfictionFukunaga _________ es una chica de 15 años, una estudiante de primer año en la preparatoria Nekoma en Tokio. Es una chica de estatura promedio (1,65 mtrs.), pelo oscuro y largo, ojos marrones y piel blanca. Cualquiera que la viera, pensaría que es u...