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   —Hicieron bien en traerla —vi al médico explicarle la situación a mi hermano—, si su temperatura corporal hubiese aumentado más, quizás hubiese sufrido alguna enfermedad o incluso podría haber muerto. La mantendremos unas horas más en observación, al menos hasta que alguno de sus padres pueda venir a firmar los papeles de alta.
   —Le agradezco por su trabajo, doctor —agradeció mi hermano con una reverencia—y prometo que la próxima vez no la dejaré sola en casa.
   —Me alegro de oír eso, ahora los dejaré a solas —el doctor dijo las últimas palabras, antes de retirarse.

  Resulta que mi fiebre aumentó tanto, que en el ínterin terminé por deshidratarme y casi no tengo problemas mayores. Mi hermano me contó que algunos de los chicos del equipo, al enterarse de que estaba enferma, habían venido a casa a visitarme. Solo que verme en el sofá, roja de pies a cabeza, con la bolsa de la farmacia en el piso y que mi respiración era demasiado agitada los alarmó demasiado. Cuando le pregunté quiénes había venido a casa a verme, él cambiaba el tema como si nada.
  Mamá llegó cuatro horas después de que ingresé al hospital, para firmar los papeles para mis estudios médicos. Shōhei volvió a casa, prometiéndome que vendría a verme al día siguiente antes de ir a la preparatoria. Tuve que aguantar sola los regaños de mi madre por haber salido, con mi resfriado y fiebre, a la calle además de que ninguno de los dos les avisamos sobre mi estado o cómo nos manejaríamos.

  Después de pasar la noche en el hospital, tuve otro episodio de alta temperatura, pero nada que los médicos no pudiesen manejar. Me resultaba aburrido estar en esta habitación, sin poder moverme o hacer nada divertido. En la mañana, tal como lo prometió, mi hermano vino en compañía de Yamamoto-senpai y Shibayama-kun. Hablamos unos pocos minutos antes de que se fueran corriendo a la preparatoria. Con suerte, me darían el alta para el mediodía, aún que permanecería en cama por al menos tres días más.
  Ya de alta y de vuelta en casa, mi madre me mandó directo a la cama mientras ella preparaba el almuerzo. No pude dormir, estaba demasiado inquieta y no sabía que hacer con esa energía acumulada. Lo único que se me ocurrió hacer, fue ponerme a mirar videos de voleibol en YouTube. Buscar alguna cosa para aportar al equipo, por ahí recomendarle a los entrenadores practicar nuevas jugadas para posibles rivales.

   —¿Se puede? —escuché unos golpeteos en la puerta, pausé el video que estaba mirando y di el pase a la persona del otro lado. Se trataba de mi hermano, quien entreabrió la puerta—. Los chicos están aquí, querían visitarte.
   —Ahora bajo, déjame buscar el barbijo para recibirlos —Shōhei cerró la puerta. Dejé la laptop a un costado, me puse el tapaboca descartable y bajé las escaleras—. Hola chicos, lamento haberles causado problemas y que se preocuparan por mí ayer.
   —Lo importante es que estés bien, ___________-chan —dijo Shibayama-kun, entregándome la tarea y apuntes—. Espero que aproveches el fin de semana para ponerte al día, vendré el lunes a recogerlo ya que tenemos las fechas de exámenes...
   —No la preocupes con eso, Shiba-kun —lo regañó Inuoka-kun, dándole un codazo a mi amigo—. Tú solo descansa, Fukunaga-chan. Nekomata-sensei envía sus saludos, al igual que Naoi-sensei.
   —Me alegra, ¿cómo va el entrenamiento? —pregunté alegre, mientras me sentaba en el sillón más cercano. Algo que me provocaba esta fiebre era cansancio—. ¿Por qué Kenma-san tiene una cara cómo si lo estuviesen torturando?
   —Básicamente, está teniendo complicaciones para colocarle el balón a Lev —comentó Kuroo-senpai, mirando burlón al colocador del Nekoma—. Nos tomó a todos por sorpresa, pero nos dolió más que tú supieras antes que nosotros Fukunaga-chan.
   —Lo siento, senpai —dije con cierta vergüenza—. Nekomata-sensei me hizo prometer que no les diría nada, aún que no podría hacer mucho por ustedes incluso sabiendo lo que el entrenador haría.
   —Enfócate en recuperarte para que no te enfermes —dijo Yaku-senpai con una sonrisa en el rostro—, así te tendremos en forma para la concentración de verano.

  Habremos hablado por varios minutos, sobre los preparativos para la concentración en donde seríamos los anfitriones del Grupo de Academias Fukurōdani dentro de tres semanas. Yo les propuse nuevas opciones de entrenamiento para que se las plantearan a Nekomata-sensei, claro que Kenma-san no me miraba bien cuando les dije las distintas jugadas que vi en YouTube. Algunos del equipo, como Kai-san o Lev, tenían otros asuntos y no pudieron venir.
  Invité a los chicos a quedarse a cenar, pero pensaron que sería mejor dejarme descansar la mayor cantidad de tiempo posible, para poder volver a los entrenamientos rápido. Una vez recuperada, volví a la preparatoria al día y estresada por enfrentar las fechas de las pruebas que se avecinaba. Sobre todo, considerando que tuve que ayudar a los chicos de primero (Shibayama-kun, Inuoka-kun, Haiba-kun y Teshiro-kun) a preparar materias diferentes. Estábamos los cinco reunidos en la biblioteca, estudiando para los exámenes.

   —Creo que ahora entiendo —dijo Teshiro-kun, mirando el libro de historia japonesa antigua—. El periodo Nara fue cuando la capital del imperio estaba en el palacio de Heijō-kyō y donde se dio inicio al kanji.
   —Sí. Si te recuerdas al menos eso, lo demás será un adicional —le dije a Teshiro-kun, mientras le remarcaba con lápiz negro algunas palabras de su libro—. Digamos que estas serían las palabras clave para el periodo Nara.
   —Oye Fukunaga-chan, no entiendo esto del inglés —me preguntó Inuoka-kun, señalando la palabras anotadas en su cuaderno—. ¿Por qué los occidentales tienen una forma de escribir tan complicada?
   —Bueno, para ellos, nuestra escritura es muy complicada. Así que estamos a mano —comenté graciosa, mirando la frase, pero la escritura de Inuoka-kun era un jeroglífico—. Am... Inuoka-kun, ¿qué es lo que escribiste ahí exactamente?
   —Dice "I don't know want you are saying" —miró a su caligrafía con bastante dificultad, al tiempo que leía lo que había escrito.
   —Significa, que "no entiendo lo que me estás diciendo", al menos esa sería la traducción correcta —dije mirando a Lev, quien aguantaba la risa ante la confusión en el rostro de Inuoka-kun—. Te recomiendo que te enfoques en aprender una palabra a la vez.
   —Wow Fukunaga-chan, tú si que sabes. Me sorprende que no estés en las clases avanzadas —comentó Lev impresionado, intentando resolver un problema de matemáticas que el dejé como ejercitación—. Malditos números, porque tiene que haber tantas operaciones.
   —La verdad, por lo poco que conozco de las clases avanzadas, la mayoría de las personas son demasiado snob para mi gusto —dije con cierta repugnancia—. Algunos los conozco del Fukurōdani y, déjenme decirles, que no son personas muy "amables". Me es más fácil tratar con una roca que con cualquiera de las clases avanzadas. Sin ofender, Teshiro-kun.
   —Está bien, es la verdad para gran número de esos casos. Por ejemplo, ese chico... ¿Cómo se llamaba? Ah sí, Hori-kun de la clase 1-5. Que tipo tan antipático —comentó Teshiro-kun, en un tono indiferente, pero así era normalmente—. Viniendo aquí me tropecé accidentalmente con él, le pedí disculpas y solo se puso a decir cosas tontas como: "No deberías meterte en el camino de los demás, calvo".

  Me sentía cómoda con los chicos del club de voleibol, hasta diría que son las únicas personas hasta ahora altas, con las que puedo mantener conversaciones sin desviar la mirada o sentir nervios extremos. Algunos de mis compañeros lo veían extraño pero otros no les daba importaba en lo absoluto, la vida de un adolescente es demasiado complicada para andar repartiendo explicaciones. En fin, estaba feliz con mi estilo de vida por el momento.
  Luego de las clases, fuimos a reunirnos con el equipo al gimnasio, donde estábamos a pocos minutos de jugar un partido contra la preparatoria Kunihira. Las prácticas solo eran eso, practicar para el torneo de primavera, sin embargo para mí era estar en un ambiente de segunda familia.

Mi rascacielos humano  (Lev Haiba x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora