😺 Extra #1

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  Adoraba estar cursando la carrera de enfermería, pero los exámenes me tenían más ocupada de lo que hubiese esperado. Casi no había tenido oportunidad de pasar tiempo con Lev, aún que él tampoco tiene una agenda muy flexible en este momento. Nos veíamos muy poco, apenas nos cruzábamos en el día como hace algunas semanas atrás, ni siquiera tenía la oportunidad de pasar el tiempo tomando tragos con alguien o disfrutando de un tiempo libre. Mi hermano me había invitado a uno de sus stand up cerca de la universidad después de cursar, tuve que decirle que no porque tengo más de tres semanas repletas de pruebas.
  El último año si que es muy duro, sentía que apenas podía respirar, lo único que podía ver de Lev eran sus promociones fotográficas en toda la ciudad. Realmente le iba muy bien en su carrera como modelo, parecía que el club de fanáticas que tenía en preparatoria no eran nada en comparación a sus fanáticas actuales. Apenas logré tener un hueco, tuve una llamada de Yuki-kun, invitándome a un café para ponernos al día.

   —Vaya, pareciera que hubiesen pasado años —nos sentamos dentro, ya que hacía demasiado calor para estar afuera—. ¿Cómo has estado ____________-chan? Apenas escribes...
   —Lo siento Yuki-kun —dije con cierta vergüenza—, los últimos exámenes no me dejaron descansar. Hoy es el primer día que tengo libre en mucho tiempo. ¿Qué me cuentas?
   —Bueno, hice pruebas para un equipo de la segunda división de voleibol y quedé —levantó un poco las manos, como si esa noticia no fuese la gran cosa. Por mi parte, me levanté de la silla y lo abracé—. Sí, de acuerdo. Ya entendí.
   —¡Felicitaciones! —nos trajeron nuestras ordenes a la mesa—. Lamento no poder invitarte una cerveza, tengo que hacerme unos análisis médicos y no tengo permitido beber.
   —¿Eh? ¿Estás bien ___________-chan? —preguntó preocupado mi amigo.
   —Tranquilo, son revisiones de rutina —dije moviendo mi mano, restándole importancia—. Ya que estoy en enfermería, al menos tengo que hacerme chequeos anuales. Después de todo, tengo que dar el ejemplo.
   —Ahh... Por un momento me asusté —dijo Yuki-kun, sacando el aire que tenía retenido en los pulmones—. ¿Cómo van las cosas con Lev?
   —Digamos que pienso que bien —mi contrario solo levantó una ceja sin entender del todo mi respuesta, yo solo me enfocaba en revolver con una cuchara mi taza de té—, considerando que nuestros horarios son de terror, estas últimas semanas apenas si tuvimos la oportunidad de vernos.
   —¿No tuvieron un tiempo para ustedes?
   —No desde que comencé el año, Lev recibe propuestas a cántaros y yo estoy en las instancias en donde me introducen a las prácticas internas —observé por la ventana más cercana, con una imagen vaga de lo que fueron nuestras hermosas vacaciones de invierno—. Al menos, pudimos aprovechar las vacaciones de invierno.
   —Wow... Jamás pensé que la tuvieran tan complicada —dijo Yuki-kun bebiendo de su café, mientras yo solo asentía con la mirada perdida—. Oye, ¿te molestaría acompañarme a hacer unas compras?
   —Claro, no tengo nada mejor que hacer —dije poniendo el dinero de mi parte sobre la mesa—. Lev no llegará hasta mañana en la noche de una sesión de fotos que tenía en Wakayama.
   —Entonces, aprovechemos este momento para ponernos al día.

  Fuimos a hacer compras por distintas zonas de Tokio: primero fuimos a comprar algunas cosas para el departamento nuevo de Yuki-kun en Sagamihara, después fuimos a divertirnos un poco en un karaoke que había cerca, de ahí nos dirigimos a tomarnos un descanso en los jardines de Shibuya y terminamos nuestro recorrido en el paseo rivereño cerca del río Kamejima. Ya estaba comenzando a oscurecer cuando llegamos allí. Apreciamos un poco la vista que ofrecía el ambiente hasta que mi amigo se despidió, diciendo que al día siguiente tenía partido y tenía un trayecto largo hasta llegar a su casa.
  Yo me quedé unos minutos más, admirando el hermoso paisaje que tenía frente a mis ojos. No pude seguir apreciándolo demasiado, ya que un pequeño grupo de hombres se acercaba de forma sospechosa a donde estaba. El que encabezaba el grupo me resultaba demasiado familiar, era un individuo alto, de piel bronceada, ojos azules, cabello corto y castaño con algunos mechones rubios. Sentía que no era momento para que notara mi presencia, así que volteé mi mirada hacia la dirección opuesta inmediatamente.

   —Y entonces, le dije que dejaríamos la cita... —intentaba aparentar como si no los hubiese visto, con la esperanza de que siguieras su camino—. No lo creo, ¿eres tú Fukunaga-chan?
   —Amm... ¿Acaso te conozco? —ya no había de otra, este sujeto me conocía de algún lado—. Porque, honestamente, no recuerdo haberte visto antes.
   —Mi amorcito hermoso, soy yo —el tipo se me acercaba con la intensión de querer abrazarme, pero lo esquivé de forma cortés—. ¿Con qué te haces la difícil hoy?
   —Okay, hasta aquí —antes de que pudiera sacar el gas pimienta que tenía en mi mochila, una mano se posó sobre mi hombro.
   —Que linda coincidencia encontrarte aquí ___________ —esa voz, no podía ser posible. No tuve oportunidad a ver aquel hombre a mis espaldas que el que se encontraba frente a mí, terminó recibiendo un puñetazo—, creí haber dejado las cosas en claro en su oportunidad Tsubaki-kun. Te quiero lejos de mi chica, ¿estamos bien?
   —Maldito hāfu —dijo Tsubaki-san, a quien apenas lograba reconocer—, no creas que ganaste.
   —Largate ahora, a menos que quieras involucrar a la policía —amenazó Lev, quien me abrazó para atraerme a su cuerpo. El séquito de Tsubaki-kun quería atacar a mi novio, pero su líder les dio una señal para que se mantuvieran al margen—. No queras que tu trayectoria caiga a pique por esto, ¿verdad?
   —Vámonos muchachos —se levantó del piso y, junto a su manada de gorilas, siguieron caminado sin prestarnos atención.
   —¿Estás bien? ¿Te hicieron algo? —preguntó Lev, dándome la vuelta para que nuestros ojos conectaran.
   —Yo estoy bien, pero... ¿Qué haces aquí? —pregunté tratando de procesar todo lo que acababa de ocurrir—. ¿No se supone que estarías en Wakayama hasta mañana?
   —Bueno, te mentí —mi cara era una mezcla entre enojo y confusión—. Lo siento, pero necesitaba que estuvieras distraída para hacer algunas cosas.
   —¿De qué hablas Lev?
   —Regresemos al departamento para cambiarnos y verás —me dedicó una sonrisa, yo solo suspiré ante la derrota y pedimos un taxi para que nos llevara al departamento.

  Ni bien llegamos, ambos bajamos y entramos al pequeño departamento que compartíamos. Agradecía a mi yo del pasado por haber organizado el departamento, hace unos días mis anotaciones estaban esparcidas por el piso, mis libros tirados por cada rincón y mis apuntes tapando la ventana del balcón. Fui la primera en darse un baño y arreglarse lo mejor posible para nuestra cita (al menos yo lo veía así) después de mucho tiempo. No quise utilizar algo extremadamente elegante, así que opté por un vestido corto con diseño florales azul y celeste, un pendiente de esmeralda que Lev me regaló por mi cumpleaños, unos tacones blancos y adorné mi cabello con una hebilla de flores de cerezo.
  Lev se bañó y se vistió en el baño, en cuanto salió, sentía que la baba se me caía literalmente como una cascada. Pasó bastante tiempo desde que tuvimos tiempo para apreciar al otro. Se había peinado el cabello de una forma que parecía a varias de sus publicidades, llevaba puesta una camisa blanca con una chaqueta negra, pantalones negros y un cinturón marrón con hebilla plateada y unos zapatos negros.

  Para no pedir otro taxi, parece ser que Lev compró un auto y Inuoka-kun lo tenía oculto de mí en su casa. No sé si seré capaz de soportar más sorpresa de mi novio por lo que resta del día, solo tenía la esperanza de que no me diera una especie de ataque cardíaco en el proceso. Condujo por gran parte de la ciudad, hasta que llegamos a la casa de té donde habíamos tenido nuestra primera cita. Miré a Lev con sorpresa, entendiendo que recordaba perfectamente el lugar.
  Cruzamos el puente tomados de las manos, yo buscando la forma de que él me rebelara alguna información importante pero no hubo caso. Tuvimos una cena romántica hermosa, hasta que llegó la hora del postre.

   —Quisiera que esta noche no terminase nunca —dije con una sonrisa—, admito que te esforzaste mucho con todas estas sorpresas.
   —De hecho, antes de que digas eso, hay algo que desearía hacer —ante mi rostro dubitativo, él me sujetó la mano que tenía sobre la mesa—. _______________, desde la primera vez que te vi sentía que algo dentro de mí cambió por completo. Creía que se trataba de culpa o inseguridad, pero luego me di cuenta que, no podía imaginarme una vida sin estar a tu lado. Estos años, tuvimos nuestros altos y bajos, pero siempre nos mantuvimos en pie y demostramos que el amor prevalece ante todo. Por eso, quiero preguntarte —se levantó y se acercó hasta estar centímetros de mí. Del bolsillo de su chaqueta sacó una pequeña caja, en su interior se alojaba un anillo con una joya— ¿te casarías conmigo?
   —Ay Lev... —me llevé las manos a la boca, no podía creer lo que estaba pasando—. Claro que sí.

Mi rascacielos humano  (Lev Haiba x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora