Jujutsu Kaisen - Taiyo to Tsuki

Capitulo 6

Haruka

Cuando perdí de vista a ese sujeto me levanté con el dolor de cabeza peor que antes. Mi visión estaba medio borrosa y la fiebre que tenía se había acentuado más.

No podía creer lo que se tipo me pidió. ¡¿Cuidar a ese sujeto?! Era el ser mas molesto que había conocido en mi vida. Y era obvio que el sentimiento era mutuo, en serio no puedo creer que haya olvidado a alguien como él.

Suspiré cansada de toda la situación y sin más decidí hacer lo mismo que el de pelo oscuro, irme del lugar.

Mientras me alejaba lo primero que se me vino a la mente fue la muerte de mi padre. Una parte de mi sentía culpa y otro alivio. ¿Pero cómo no sentir alivio? Por varios años fui forzada a entrenar una maldición que nunca quise, obligada a intentar matar maldiciones e incluso se me ordenó matar a seres humanos. Pero lo último nunca lo hice.

Veía como pasaba por una especie de bosque hasta que a lo lejos pude ver la calle que me llevaría nuevamente a mi hogar. Quería saber como era el estado actual de lo que llame una vez casa.

Una vez en la calle vi que a unos pasos había un paradero, me acerqué y pude divisar que buses pasaban. Por suerte justo había uno que me dejaba cerca de la mansión, así que me dispuse a esperar a que este llegara.

A los minutos llegó el bus y lo tomé en seguida. Tuve la suerte de que siempre llevaba un poco de dinero en mi sostén y pagué el pasaje y me senté al fondo del bus.

Podía notar las miradas de todos, pues era lógico que me miraran si llevaba una bata de hospital y andaba descalza, pero no los tome en cuenta y me dediqué a mirar por la ventana. Se veía la ciudad a lo lejos y gran parte del transcurso casas y algunos departamentos. Una vez que vi que ya me acercaba a mi destino, me levanté de mi asiento y toqué el timbre para poder bajar. Cuando estaba esperando que el bus se detuviera, sentí que alguien me levantaba la bata hasta tocar mi trasero. Rápidamente me volteé y vi que era un viejo pelado y gordo. Este me miró con perversión y yo solo deseaba darle un fuerte golpe en su gorda cara.

- ¿Qué pasa dulzura? ¿A caso está perdida? – me dedico una sonrisa que me mostraba sus asquerosos dientes.

- Viejo asqueroso. – dije furiosa.

- ¿A caso me harás algo? ¿Tú? ¿Una niña? – rio despacio para que nadie se enterara de lo que estaba pasando.

Estaba realmente furiosa, quería en serio matar a ese pervertido. Y sin que yo lo deseara la ropa de este empezó a quemarse y junto con eso, el sujeto empezó a desesperarse y a gritar como loco. El bus se detuvo por fin y salí corriendo del lugar. Ni siquiera me dediqué a mirar atrás y escuchar los gritos de los pasajeros que se encontraban aterrados por el acto de un hombre quemándose.

Me detuve a agarrar aire nuevamente y cuando levanté mi vista me encontré frente de la entrada de mi mansión. Tragué profundo y me adentré por los jardines del terreno. Caminaba a paso lento porque no estaba segura si es que había aún gente en este lugar, así que estaba con todos los sentidos en alerta. El camino finalizó hasta encontrarme con la peor escena que había visto hasta ahora. Mi hogar, mi casa estaba destruida. Tenía un enorme agujero y estaba completamente ennegrecida por las llamas que estaba segura había sido mi causa.

Me di el empujón para entrar a la estructura y encontrarme que todo había sido quemado y no había nada que salvar. En eso recordé algo muy importante para mí, la única foto que tenía de mi madre junto conmigo. Corrí como loca por las escaleras y los pasillos hasta encontrar lo que una vez fue mi habitación y entre de golpe. Busqué como loca por los muebles pensando lo peor, la foto hecha un desastre, quemada o rota en miles de pedacitos.