Capitulo 50

845 49 22
                                    

Satoru seguía en el aire contemplado la escena que tenía frente a sus ojos. Se negaba rotundamente a creer que Haruka estaba muerta, pero sus ojos, Los Seis Ojos le decían lo contrario.
Su corazón latía como nunca, le dolía el pecho por los latidos. Trago en seco y él podía sentir como su cuerpo estaba temblando. Nunca antes había estado de esta manera, ósea... ¡Es el Hechicero más fuerte! ¡Si llegan a verlo en este estado, su orgullo caeira totalmente al suelo! ¡Sería un hazme reír por todos esos viejos ineptos que se encuentran en lo más alto de la hechicería!

Cerró los ojos y se concentró en su respiración, debía calmarse y rápido. Le tomó unos segundos poder regular todo su organismo, hasta que cuando se sintió preparado para poder enfrentar está situación.
Empezó a descender lentamente y pudo notar que Blackwood estaba con heridas críticas, y que posiblemente él estaba a pocos minutos de morir igual.
Cuando sus pies sintieron el frío cemento, fue como si lo que tocará fuera la lava misma. Ver a la castaña tendida en el suelo, herida, cubierta en sangre y con esas marcas de la maldición por todo su cuerpo, le dio entender al albino que no podía hacer nada.

La furia, la ira recorrió todo su ser. Las venas se le hincharon y su respiración empezó hacer errática. Ver al hombre que le quitó a Haruka por muchos años, la tenía en su único brazo ya que el otro a simple vista está totalmente rota. La sujetaba como si fuera lo más precioso que hubiera tenido en su vida, pero Satoru sabía que eso era solo una imagen que le vendió a la morena por muchos años.
Iba a dedicarle unas palabras al norteamericano, pero el pelinegro le ganó la palabra.

- Desde que llegaste sentí tus ganas irremediable de matarme. - hablo Hugh sin voltear a ver a Gojo. - Y-Yo... Yo nunca quise hacer esto. I swear. But... - sus palabras se atascaron por ese nudo que se le había empezado a formar en su garganta. - Había escuchar de Geto cuando estaba a punto de entrar a estudiar en la Académica de Hechicería. Escuché que era uno de los pocos hechiceros de categoría especial y que... Bueno, ya sabes lo que hizo.

- Será mejor que me digas que mierda quieres decirme. - Satoru estaba con los ojos bien abiertos, con las pupilas fijas en el extranjero que tenía en sus pies. - Porque si me dices algo sin sentido, te mataré.

- Sé que lo harás de todos modos. - bajó la mirada al cuerpo de la fémina y con su pulgar empezó a acariciar el rostro gélido de su antigua amiga.

- NO... No la toques. Lo la sigas tocando bastardo. - exclamó furioso Satoru. - Aléjate de ella. ¡ALÉJATE DE ELLA! - cómo vio que no sé movía lo mando a volar con su infinito, llegando a ver cómo este era duramente golpeado contra un autobús.

- ¡AGH! ¡ERES UN-! - en un parpadeo sitio como si cuerpo era elevado de suelo y como su cuello era sujetado por unas grandes manos blancas.

- Te mataré. No voy a escuchar tu estúpida historia. ¿Por qué debería escucharla? No mereces nada. Ni siquiera estar convida. - Satoru empezó apretar más fuerte su agarre e incluso, estaba seguro de sentir como los huesos del cuello del gringo se rompían de apoco.

- ¡AAAAH! ¡Y-YO LA AMAB-! - un crujido se escuchó y el del Clan Gojo notó como el cuerpo de Blackwood quedaba inmóvil. Sin vida alguna. Se la había arrebatado como si de una hormiga se tratara.

- No quiero escuchar tu maldita confección. Ya me bastó con una para volver a oírla de tu asquerosa boca. - soltó el cuerpo de su mano para luego alejarse de él e irse inmediatamente donde estaba Haruka.

Se arrodilló y la tomo como si de su vida dependiera. La observó con detalle. Si pelo se había vuelto casi completamente blanco a excepción de las puntas, que las cuales eran de un color rubio. Su piel se había vuelto palida, aunque con las heridas y la sangre muy poco se podría apreciar. Sus ojos estaban cerrados, pero había algo que sobresalían de ellos o de uno en particular ya que el otro estaba totalmente perdido.
Trago saliva y tomo con sus dedos el pequeño plástico que salía del párpado. Lo examinó y pudo confirmar que era un lente de contacto y eso lo encontró súper raro. Lo giró varias veces y le extrañó porque era de color como sus ojos y no entendía para qué, usar lentes de contacto de él mismo color de sus ojos. Entonces por curiosidad levantó con delicadeza el párpado de su ojo derecho y ahí pudo notar el por qué. Su ojo era idéntico al suyo. Ese color azul cielo que además de significar que eras poseedor de Los Seis Ojos del Clan Gojo, eran único y especiales.

Jujutsu Kaisen - Taiyo to TsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora