Capitulo 37

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Satoru

De un movimiento dejé inconsciente a Haruka y cuando me cercioré de que así estaba, le susurré al oído unas palabras que sabía que la maldición que estaba dentro de ella la oiría.

"Será mejor que le borres la memoria. No lo hago por mi conveniencia. Sé muy bien que ustedes quieren verlo muerto. Esto también los afecta a ustedes."

Me levanté de mi posición y tapé a Haruka con las sabanas de la cama. Puede notar que ahora tenía el entrecejo fruncido y lo más probable que sea por mi culpa. Pero cuando vi que este se relajó, supe que mi pedido había sido escuchado.

- Cuando vuelva los liberaré. – sonreí levemente. – Espero que no me odies Haruka.

Salí del cuarto de Haruka y me dirigí a paso seguro donde estaba ese bastardo. Encerrado en una de las tantas habitaciones ocultas del colegio, ocultas para algunos y solamente ciertas personas saben de ellas. Yendo de aquí por allá, pasillo por pasillo, llegué a la puerta que tenía albergado a ese infame.

La puerta de hierro con varias cerraduras que solo se abren con energía maldita. La toqué con las yemas de los dedos y liberando un poco de energía, lentamente las cerraduras se empezaron a abrir. Una, dos, tres hasta cinco formas de rastrillos se abrieron hasta dejar completamente abierta la puerta. Respiré hondo para controlar mis ansias de asesinar al desgraciado que estaba adentro, primero debía preguntarle que tipo de maldición le había puesto a Haruka, segundo si sabía como revertirlo y tercero matarlo. Definitivamente dejarlo vivió ya no era una opción, su simple vida hace que la de Haruka peligre y eso ya me harto.

Cuando coloqué mi palma en la fría puerta algo no me agrado. Me quedé inmóvil en el lugar. ¿El motivo? No sentía ninguna presencia dentro del cuarto, así que la abrí de golpe y fue lo que menos quería encontrarme.

- No puede ser.

En el suelo había un charco de sangre que definitivamente era del hermano de Haruka, estaban las cadenas y las esposas esparcidas por el suelo con un leve rastro de energía maldita. Pero... ¿Quién fue el que lo liberó?

Caminé analizando el lugar, me acerqué al charco de sangre y lo toqué, estaba aún tibia y eso me dio a entender que se había escapado hace poco, o de los peores casos lo habían rescatado de este lugar. Me agaché donde estaban los pedazos de cadenas y puede sentir la energía maldita aún en ellas; a primera vista supe enseguida de que esta energía no era de Natsu, era de alguien más. Apreté con fuerzas los pequeños pedazos de las cadenas hasta hacerlas polvo y me levanté rápidamente y me fui del lugar, tomé mi celular de mi bolsillo y llamé al viejo.

- Viejo, tenemos un problema.

- ¿Sabes que horas son Satoru? – dijo con un notable tono de molestia.

- Me importa un bledo las horas que son, tenemos un problema serio Yaga. – le contesté seriamente y pude notar como este dejaba de respirar por unos segundos hasta que finalmente habló.

- ¿Qué es lo que ocurre?

- Gushiken Natsu escapó. Y definitivamente alguien lo ayudó.

- ¿De qué estas hablado? ¿Cómo que escapó?

- Lo que escuchas viejo. Iba a ver como estaba y cuando estuve a punto de entrar al cuarto sentí que no había nadie adentro, y fue así. No está en la habitación de encarcelamiento. – hablé un poco más despacio cuando ya me encontraba a las afueras y caminaba por los pasillos del colegio. – Pude notar además un rastro de energía maldita que no es proveniente de ese maldito.

Jujutsu Kaisen - Taiyo to TsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora