Capitulo 46

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Satoru

- ¿Cuánto tiempo debo estar aquí y al lado de este sujeto?

- Pues yo digo lo mismo. – lo fulminé con la mirada. - ¿Crees que me das miedo cabeza de pineapple?

- ¡CALLENSE LOS DOS!

Llevaba horas sentado aquí con este gringo que no dejaba de molestarme su presencia y además de tener a Yaga una y otra vez gritándonos. Lo único que quería era ver a Haruka. Algo me decía que no estaba bien, pero... ¿Cuántas veces la he ayudado y ella al final me trata mal? ¿Debería seguir cuidándola? ¿Debo seguir gastando mi tiempo en esto?

Suspire y me recosté en el suelo y me quede viendo el techo antiguo de la oficina de Yaga. Podía oír como ese pelinegro se quejaba en voz baja, pero lo ignoré por completo, en vez de eso me concentré en mis pensamientos en donde la imagen de una Haruka pequeña de solo doce años venía a mi mente. En esa época los dos nos tratábamos pésimo y en cierta forma nunca se me paso por la mente que yo llegará a tener sentimientos por ella. Sé que no soy el mejor hombre, he estado con muchas mujeres desde que Haruka se había ido de Japón y lo más probable para olvidarme de ella.

Pero cuando la vi nuevamente, en el aeropuerto toda lastimada me asusté mucho. Creí que la perdería y sobre todo llegué a tener esa incomodidad en mis adentros por el cambio drástico que tuvo. Ahora es toda una mujer y una de las más hermosas si no, la más hermosa que he visto.

"¡Demonios en que estoy pensando en estos momentos"! – me tape mis ojos con mi antebrazo derecho.

No puedo creer que la haya besado... nuevamente. Aunque la primera vez fue más que todo un experimento, pero el de ahora... Yo realmente quería besarla, pero por lo que vi ella no y siempre ha sido así. Ella me rechaza una y otra vez y siempre termino como el malo de la película.

- Estoy cansado.

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Hugh

"¿Cuánto tiempo nos van a tener así?" – medité para mis adentros.

Llevamos horas en esta oficina vieja llena de peluches que en ciertas formas son horrendas pero tiernas a la vez. Pero lo que mas detesto es estar al lado de este albino que lo único que hace es molestarme con su presencia.

Aún no puedo creer que la haya besado. ¡BESADO! Y más encima al frente de toda esa gente.

Aprete mi puño y empecé a murmurar puros galimatías hacía el tonto que tenía a algunos metros de mi y pude ver de reojo que se encontraba acostado en el suelo.

"¿A caso no le da vergüenza comportarse de esa manera? ¡Esta su superior aquí!" – grité en mi mente.

Justo cuando iba a decirle algo escuché que había dicho algo.

- Estoy cansado.

- ¿Y se puede saber de que Satoru? – le preguntó el director.

- ¿Eh? ¿Lo dije en voz alta?

- Se escuchó a kilómetros lo que dijiste. – le hablé pesadamente.

- Nadie pidió tu opinión débil.

- Satoru una vez más y tendré que sancionarte. – dijo estrictamente Yaga-san.

- Entonces dile a este americano que no se menta en las conversaciones ajenas. Es más... ¿Por qué sigues aquí? ¿No es que debías irte a tu país? ¿No que tus superiores estaban pidiendo tu presencia? – pude sentir como me estaba observando a través de esa venda que llevaba puesta. Pude percibir como mis pelos de mi cuerpo se erizaban y un escalofrío recorría mi columna vertebral.

Jujutsu Kaisen - Taiyo to TsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora