Capítulo 10 "La llamada"

69.4K 5.1K 1K
                                    


Abro los ojos lentamente sintiendo como un dolor intenso se mete en mi cabeza. 

Lo primero que veo es el techo del salón de mi casa. ¿Ha sido todo un sueño? ¿Estoy muerta? 

Lo último que recuerdo son como las manos de Tom se alejaban de mí y después solo vi oscuridad. 

Grace que no estás muerta, no dramatices 

Hago un esfuerzo por mover la cabeza y veo como dos policías conversan con Harper ya notando algo. 

Vale no ha sido un sueño. 

Harper dirige la mirada hacia mí y empieza a dar saltos y a llorar. 

—¡Grace! ¡Por dios qué susto nos has dado! ¡Serás imbécil! —sus ojos hinchados me hacen ver lo preocupada que ha estado por mí. 

—¿Y Tom? —es lo único que suelto. 

—Se ha escapado el muy imbécil, pero no te preocupes, la policía lo está buscando —me tranquiliza acariciándome la cabeza. 

¿¡Cómo diablos voy a tranquilizarme!? 

Tom está ahora mismo en cualquier parte queriendo matarme, ¿y pretenden qué no me preocupe? 

—¿Y Pierce? 

—¿Quién? —frunce el ceño no sabiendo de quién le hablo. 

Mierda, no tenía que haberle dicho el nombre. Muy bien Grace, te estás luciendo. 

—El señor Allen, es que todavía ando algo mareada y... 

—No me digas que te sabes el nombre de tu futuro esposo —sonríe toda emocionada y luego meda un pequeño golpe en el hombro, enfadada de no habérselo dicho antes. 

—Por favor, no lo llames nunca así, si no me odiará más —suplico haciendo un esfuerzo por sentarme. El dolor de cabeza empieza a cesar y los 2 policías me seguían ignorando. 

—Grace...ese tío te ama —suelta un suspiro de admiración, se abalanzó contra Tom como si le hubieran matado a su propia madre, tenía una rabia que no veas. Después llamó a la policía y parecía que se iba a poner a llorar en cuanto te desmayaste. 

—No exageres Harper... —ruedo los ojos sabiendo como es ella. 

—Te lo digo en serio —se pone seria—, luego te llevó a casa y me dijo que le avisara en cuanto te despertaras, daba igual la hora, quería saber si podía dormir tranquilo. 

¿En serio no se habrá confundido de Pierce? 

—Así que... —Harper de nuevo vuelve a sonreír, esta vez como ocultándome algo. Saca de su bolso el móvil y empieza a marcar una serie de números.

 ¿No estará haciendo lo que creo que está haciendo no? 

Ésta, me extiende el móvil rápidamente y me lo junta a mi oído. No me da tiempo a reaccionar, porque inmediatamente, una voz sale de ese aparato. 

—¿Sí? —escucho la voz de Pierce. 

Mi corazón empieza a latir y querer matar a mi amiga es poco decir. 

Le envío una mirada de "me las vas a pagar" y cojo su móvil, aceptando tener que hablar con él. 

—Esto...hola, soy Grace —respondo con un hilo de voz. 

—¡Grace!, ¿cómo estás? —noto como se muestra interesado y me hace tener más nervios que antes. 

—Esto... bien. Harper me ha dicho que te avisara de cuando me despertara, y pues aquí estoy 

—Mañana quiero hablar contigo antes de clases, ¿nos vemos en la biblioteca? —pregunta esperando mi respuesta. 

Tras unos silencios y gracias al golpe de Harper en mi rodilla, acabo reaccionando. 

—Sí, esto...claro, me pasaré media hora antes. 

—Genial, que descanses bien —su comentario hace que sonría como una enamorada y le cuelgo sin atreverme a decir "igualmente" 

—Con que en la biblioteca eh... —mi amiga alza las cejas con una sonrisa pícara—. Ahí no suele entrar nadie, igual te pide matrimonio. 

—¿En una biblioteca? —sigo su juego. 

—Pues claro! ¡A ambos os gusta la lectura! ¡Dios! ¿¡Por qué no me mandas a un hombre así!? —grita hacia arriba. 

Los policías miran hacia nosotras y uno se acerca hacia mí. ¡Al fin me han prestado atención! 

—Grace Collins, hemos puesto una denuncia a Tom Brown y haremos todo lo necesario para encontrarle. Mientras tanto, cierre las puertas con llave. Creemos que se habrá ido a otro país, pero por si acaso hágale lo que pido, ¿de acuerdo?  

Acepto con la cabeza sin saber que responder y Harper se despide de ellos por mí. No me puedo creer que dejen a ese manipulador suelto por ahí. 

—Me tengo que ir a cenar —mira su reloj—, envíame un mensaje justo cuando te vayas a ir a la cama, ¿okey? 

—Tranquila, mantendré cerradas las puertas —le dedico una sonrisa falsa.

 Por dentro estoy muerta de miedo, pero ya se ha preocupado lo suficiente por mí. Me despido de ella con un abrazo, y una vez que sale, cierro la puerta.

El profesor AllenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora