Grace
Me dirijo a la cafetería con la emoción de saber que hoy voy a dormir más horas que los días anteriores. En vez salir a las doce, saldré a las ocho, por lo que nada más llegar a mi casa me echaré en mi cama y dormiré hasta las dos de la tarde.
Nunca pensé que diría esto pero ADORO LOS VIERNES.
Una vez que entro veo dos cosas alarmantes. Primero, veo al señor Allen plantado ahí mirándome con enfado, y segundo, veo a Rosa con el mismo rostro que Pierce. Rosa nunca se enfada, o al menos delante de mi presencia.
—Hey, ¿qué haces aquí? —pregunto extrañada. Normalmente suele venir más tarde.
—Rosa, discúlpanos un momento —dice Pierce fríamente.
Ella acepta con la cabeza mirándome con pena y se va hacia la cocina. ¿Por qué me mira así?
—¿Para qué necesitabas el dinero, Grace? —cuestiona enredando los brazos.
—Ya te lo he dicho —carraspeo—, para algunas cosas de la casa.
—Rosa me ha dicho que has estado pidiendo muchas horas—. Dudo que tengas un gasto tan grande para pedir esas horas Grace. ¿Por qué lo has hecho?
Suspiro queriendo contarlo pero no quiero meterlo en más problemas. Por lo que solamente me quedaré callada, hasta que entienda que no todo en la vida se consigue.
—Grace... —miro hacia un lado, imitando su pose de enrollar los brazos.
Coge mi mentón y me obliga a mirarle. Sus ojos azules penetran en los míos y su rostro se endurece.
—Sabes que puedes decirme todo lo que quieras, ¿no? —acepto con la cabeza intentando no llorar—. Entonces dime, ¿por qué faltaste al examen de historia para ir a trabajar?
¿Cómo sabe eso?
—Porque... quería comprarme un nuevo móvil. El que tengo está destrozado —miento sabiendo que no se lo ha creído.
—Vale, ahora dime la verdad, ¿para qué lo necesitabas?
—Te estoy diciendo la verdad.
Él me mira manteniendo su seriedad y dejando un pequeño silencio.
—No sabes mentir, ¡dime la puta verdad, Grace! —alza la voz a lo que yo empiezo a ponerme más nerviosa.
—¡Para qué quiere saberla Pierce! ¡No tienes que controlar mi vida!
—No te la estoy controlando, solamente quiero saber que tan importante es el dinero de un maldito examen que puede depender de tu futuro. ¿Acaso no ves que estás tirando tu futuro por la borda faltando a exámenes? ¿No quieres que te den la beca?
Sé que Pierce ahora mismo está enfadado conmigo y sé que todo esto lo está soltando con la intención de que recapacite. Sé que cometí el error de faltar al examen de historia, porque es una de las pocas asignaturas que tengo la posibilidad de sacar un sobresaliente y necesito un buen expediente.
—¿Quieres saber por qué cojones he faltado al examen de historia y por qué he tenido que doblar turnos? ¿Quieres saberlo?
—Sí, quiero saberlo —se acerca más a mí intimidándome con su altura.
Él sabe que me intimida de esa forma, pero no se lo voy a dejar fácil. Me separo unos pasos de él y dejo salir una lágrima de la tensión y del estrés acumulado.
—Shidney nos ha visto el otro día en tú restaurante, y nos ha sacado un par de fotos. Me dijo que necesitaba un nuevo bolso porque sus padres le quitaron la paga y si no se lo compraba, iba a enviar la foto a todo el instituto—suelto un grande suspiro—. Prefiero quedarme sin futuro a que te manchen tu maldita reputación.
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El profesor Allen
Подростковая литератураEl señor Allen es un profesor de literatura el cual empieza a sentir algo por una de sus alumnas, Grace. A raíz de eso, para evitar que sus sentimientos hagan algo inadecuado, decide empezar a tratarla mal para así evitarla. Pero... ¿conseguirá su...