El profesor Allen

Capítulo 37 "Hola"

Han pasado 8 meses desde que no he vuelto a ver a Pearce.

Finalmente Harper y yo nos hemos graduado, ambas con un buen expediente. El profesor que sustituyó a Pierce era muy buena persona, pero no se podía comparar con él en absoluto.

Harper se fue a California hace apenas unas semanas, al final la acabaron aceptando en la universidad.

Por suerte a mí también me aceptaron en la universidad de Nueva York. Al estar un poco lejos de ciudad tuve que despedirme de Rosa que fue una de las cosas más difíciles de mi vida y buscar un nuevo trabajo para pagar la residencia, ya que la beca no lo cubría.

Estoy bastante emocionada porque al fin podré hacer la carrera que tanto esperaba, que era la de periodismo. Espero algún día poder escribir un reportaje y ver mi nombre escrito en el new york times.

También tengo pensado escribir un libro o trabajar en una editorial, pero creo que hay que ir paso a paso.

Ahora mismo me encuentro caminando por las calles de Nueva York en busca de un local que necesite empleada.

Tras caminar aproximadamente una media hora, observo una curiosa cafetería semejante a la que yo trabaja. Lo primero que me ha llamado la atención no ha sido el parecido decorado de mi antigua cafetería, si no el nombre de ella.

¿La cafetería se llama Grace?

Entusiasmada me coloco bien el gorro que me había regalado la abuela de Pierce y entro al local intentando aparentar tranquilidad. Sería alucinante tener un trabajo cerca de la universidad.

Una vez dentro, me encamino hacia la barra del mostrador para hablar con una de las empleadas.

-Hola -saludo a chica que parece no haberme escuchado-. ¡Hola!-alzo más la voz.

-Perdona, no te había escuchado, ¿qué desea tomar? -pregunta un poco borde. Igual son imaginaciones mías, por lo que no le daré importancia.

-No, no quería pedir nada, era....

-¿Entonces para qué vienes? -me interrumpe mientras masca un chicle.

Ok, no eran imaginaciones mías. Sí que es borde.

-Pues... quería hablar con el encargado -le digo de manera educada aún cuando su actitud me ha desagradado.

-Em... sí, espera, enseguida viene, sírvete mientras un café o no sé.

-Esperaré aquí tranquila -me siento en una de las sillas junto a la barra y saco un libro para ponerme a leer.

El primer día de universidad ha sido muy agobiante, ya nos han mando leer 20 libros antes de finalizar el año y no son para nada delgados.

Afortunadamente soy rápida leyendo por lo que me dará tiempo a terminarlos.

Media hora después llevo leído 10 capítulos y todavía no hay rastro del encargado. La chica lleva mirándome mal desde que vine. Parece ser que no le cae bien a la gente, porque no he sido la única que ha recibido esas miradas.

Lo que sí me ha extrañado, es que esta cafetería tiene pocos clientes, debe ser por el personal, porque otra cosa...

-Hey hola, tienes a una chica que desea hablar contigo -me sobresalta la chica mirando hacia atrás mía.

¡Al fin!

Me giro sobre mi sitio y una vez visto a la persona plantada enfrente de mí, mi corazón empieza a latir con dificultad. Nuestros ojos se conectan después de haber pasado 8 meses sin verse. La expresión de Pierce de sorpresa hace que me sienta un poco bien.

Ahora está un poco más cambiado, con un poco más de barba.

Ninguno de los dos parece querer acabar con el silencio.

-Hola -me dice metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón y encogiendo su espalda.

-Hola, ¿quieres sentarte? -le pregunto en voz baja.

-Vale -responde secamente.

Ambos nos sentamos y pedimos un café, al rato la chica nos lo da mostrando una sonrisa abierta y sin quitarle los ojos del señor Allen.

Por favor. No estoy celosa pero menuda falta de respeto.

Pongo azúcar en mi café y lo revuelvo un par de veces. Espero a que Pierce comience a hablar pero parece ser que seré yo la que inicie otra vez la conversación.

-Bueno... ¿qué tal todo?-pregunto.

-Bien.

-¿Bien? ¿Solamente me vas a decir bien?-cuestiono molesta por su respuesta.

Mínimo me tendría que decir algo más.

-¿Para qué me necesitabas señorita Collins? -me mira a los ojos manteniendo el rostro como cuando nos conocimos. Ese rostro frío y hostil.

-Quería trabajar aquí, necesito un empleo.

-¿Y por qué aquí?

-Me llamó la atención el nombre.

-Ya... ¿solo eso no?

-No sabía que trabajabas aquí si es lo que piensas, fue casualidad.

-Lo siento pero ya tenemos personal suficiente.

Personal que le está quitando clientes.

-Vale, pues entonces hablemos de lo que nos ha ocurrido -enrollo los brazos más decidida que antes.

Ahora no me sirve que deje las cosas en el aire, voy a saber porqué coño me ha dejado sin ninguna explicación.

-¿Otra vez con eso?

-No me voy a ir de aquí hasta que no me digas porqué has roto conmigo.

-¿En serio quieres que te lo diga Grace? -recalca mi nombre para hacerme sentir intimidada, pero no lo va a conseguir. Estos meses he madurado muchísimo y ahora que ya soy una adulta, me he prometido no dejarme intimidar por nadie, nunca más.

-Sí.

-De acuerdo, te lo diré. El día en el que cortamos te vi coquetear con un chico enfrente de tu taquilla. Sophie se me acercó y me dijo que erais novios.

Escupo el café que tenía en mi boca y empiezo a toser.

¿Qué acaba de decir?

-¿Hablas de Cole? ¿Me estás hablando de Cole, Pierce?

-No sé quién coño es Cole -sigue manteniendo su seriedad.

-Pierce, Cole es gay, además de ser solamente un amigo -aclaro dejando el café en la mesa-. ¿De verdad has roto conmigo por eso?

-Grace, os vi y parecíais muy unidos.

-¡Maldita sea Pierce! ¡Por que es un amigo muy especial pero no siento nada por él!

Dicho esto Pierce me mira sin decir nada. No sé que le estará rondando en su cabeza, pero todo esto ha sido un malentendido.

-Entonces...¿solo erais amigos? -pregunta.

-Sí. No me puedo creer que hayas creído a Sophie y decidir romper sin haber confiado en mí.

Él se queda mirando hacia la ventana sin saber que decir.

-Mira... me tengo que ir -miro mi reloj-, si quieres hablar conmigo estoy en esta residencia -saco un papel de mi bolso y le escribo la dirección-Nos vemos.

Me levanto no sin antes dejar la cuenta del café sobre la mesa y lo dejo ahí plantado, dejándolo mudo tras la aclaración sobre lo de Cole.