—Será cretino el hijo de puta —comenta Harper mientras le sirvo una fanta.
—No sé que mosca le habrá picado, ha roto conmigo sin más, diciendo que no quería ser el segundo planto de nadie —alzo los hombros sin encontrarle sentido común.
—Yo tampoco entiendo nada. ¿No puedes hablar con él y averiguar que le ocurre?
—Me lo ha dejado bien claro Harper, no quiere hablar más conmigo —bajo la mirada sintiéndome mal. Ahora ya sé lo que se siente una ruptura, y más cuando no sabes porque ha roto contigo.
—Mira, mejor así, olvídate de ese capullo.
—Tranquila, podré superarlo, no me queda otro remedio.
La verdad es que no creo que pueda superarlo. Al principio me trata mal, luego bien, luego otra vez mal, me declara su amor y encima me dice que siempre va a estar ahí, y finalmente rompe conmigo sin ninguna explicación. Quiero creer que igual le han chantajeado o algo parecido. Pero no me creo que sea por mi culpa.
—Ahora mismo tengo tanto odio acumulado que le daría un puñetazo si no fuera mi profesor— dice enojada.
—Pues ahí lo tienes —señalo a la puerta.
Pearce entra al local vistiendo de traje muy formal, más que los otros que suele llevar.
Supongo que al ser el jefe quiere dar una imagen distinta. El traje le sienta demasiado bien.
Ok Grace, olvídate de él.
Pierce se acerca hacia nosotras no muy contento y se sienta al lado de Harper. Espero que me diga que quiere volver y que me diga que todo era un mal entendido.
—Harper, ¿puedo pedirte un favor? —le pregunta con seriedad.
—Emm... ¿qué quieres? —se muestra también seria.
—Me gustaría que le dieses este sobre a la directora en cuanto puedas —le entrega un pequeño sobre— y dile a Rosa que le seguiré pagando la mitad del local por transferencia bancaria, ¿de acuerdo? —pregunta muy concentrado en ella.
—Sí... se lo diré.
Éste acepta con la cabeza y dicho esto se larga de la cafetería sin haberme dirigido una mirada.
¿Qué está ocurriendo?
Harper mira hacia el sobre y me dedica una mirada pícara.
—Ni se te ocurra abrirlo, es confidencial —le advierto sabiendo que lo va a abrir de todas formas.
Harper abre el sobre rápidamente y desdobla el papel que había dentro. Comienza a leer y su expresión cambia a una confusa. Me mira y me entrega el papel con un rostro de lástima. Cojo el papel nerviosa y comienzo a leer. No puede ser. No puede ser. Debe tratarse de una broma. ¡No puede ser!
—¿Se marcha? —pregunto sin creérmelo.
—Sí... está dimitiendo...
—Creo que me voy a llorar —digo sintiendo como un nudo en mi garganta hace que me sea imposible respirar.
—Será cretino... —susurra Harper negando con la cabeza.
Debe tratarse de una broma. ¡No puede ser!
—Esto sin duda es un adiós, no me lo puedo creer, ¿en serio le ha dado igual nuestra relación? — pregunto con furia.
Harper no me responde, sabe que cuando me pongo furiosa lo mejor es dejar que me desahogue. ¡Encima no se ha despedido! ¡Espero no volverlo a ver nunca más!
Me dirijo hacia la cocina dispuesta a llorar. Ahora mismo todo lo que tenía se acaba de esfumar.
Por una vez pensaba que iba a ser querida por alguien más que no sea solamente amigos, pero me he equivocado. Tienen razón, soy demasiado ingenua. Nunca debí haber besado a Pearce ni aceptar nada de él.
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El profesor Allen
JugendliteraturEl señor Allen es un profesor de literatura el cual empieza a sentir algo por una de sus alumnas, Grace. A raíz de eso, para evitar que sus sentimientos hagan algo inadecuado, decide empezar a tratarla mal para así evitarla. Pero... ¿conseguirá su...