Capítulo 25 "Necesidad de protegerte"

60.3K 4K 1.1K
                                    

Contenido delicado*

Después de la tutoría, mis compañeros de clase se esfumaron rápidamente hacia la cafetería para pedir su comida. De nuevo me iba a quedar sin mis natillas. 

Una vez estando sola con Pearce, me quedo en mi pupitre esperando a que me dé la típica charla de que no debo hablar en clase.

Éste se levanta y cierra la puerta. 

—No te he llamado para regañarte Grace, bueno sí, pero ahora hay algo más importante que quiero hablar —me dice sentándose encima de su pupitre—. Acércate. 

Me levanto de mi pupitre y me dirijo a la primera fila. Tenerlo más cerca hace que me sienta más incómoda. 

—¿Qué pasa entonces? —pregunto manteniéndome de pie, sabiendo perfectamente de que me iba hablar. 

—Harper me ha enviado la conversación tuya con Tom —enrolla sus brazos mientras me dirige una mirada... ¿preocupada? 

¿Pero en qué momento se lo ha enviado? 

—No te tiene que importar mi vida. 

—Claro que si, soy tu... tutor, sí, soy tu tutor y me tengo que preocupar por la vida educativa de cada alumno. 

—Bueno, pero es que esto no es un tema educativo, si no personal, muy personal y no debes meterte —enrollo también los brazos, dando a entender que estoy enfadada. 

—Mira Grace, me da igual que te enfades conmigo, no pienso dejar que dejes pasar una amenaza como esta. 

—¿Y qué vas a hacer? —suelto una pequeña risa sarcástica—. ¿Me vas a contratar un guardaespaldas? ¿Vas a contratar a un detective para encontrarle? 

Pearce se levanta, quedando enfrente de mí. Su altura hace que yo parezca más vulnerable y desprotegida. Me intimida bastante tener que levantar la cabeza para mirarle. 

—No me contestes de esa forma —espeta mirándome con determinación. 

Noto como sus ojos se mantiene en los míos. Puedo notar que está enfadado. 

—Mira Pearce, digo... señor Allen —carraspeo—,  es mi vida, lo que haga con ella no te tiene que incumbir y mucho menos preocupar, ¿de acuerdo? 

—Sí me incumbe Grace  —de nuevo dice mi nombre de forma intimidante.

—¿A sí? ¿Y eso por qué? 

—Porque tengo la necesidad de protegerte. 

—¿Necesidad de protegerme? ¿Acaso soy un perro?

—No estoy hablando en broma —dice manteniendo su seriedad. 

—Mira... es mejor que te olvides de mí —le digo colocando mi mochila sobre mis hombros.

—Grace, déjame... 

—Hasta mañana profesor —me atrevo a interrumpirle. 

—Grace no me hagas...

Salgo de la clase dejándole con la palabra en la boca.

No me puedo creer que mi mejor amiga haya hecho esto, desde luego voy a tener una seria conversación con ella sobre este tema, por no hablar de eliminar el maldito contacto de Pearce en mi teléfono. 

***

Tras varias horas de trabajo en la cafetería, entro en casa deseando tomarme un cálido y relajante baño. Noto como las luces están encendidas. ¿Se me habrá olvidado apagarlas? 

El profesor AllenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora