Harper y yo nos preparamos para ir a la clase de educación física.
Hoy toca balón prisionero. Eso de tener que tocar a alguien con una pelota lo veo muy absurdo. Vale que trabajas los reflejos, pero veo más útil la lucha libre o trepar por una cuerda.
—¿No tienes calor? —me pregunta Harper al entrar al gimnasio.
Niego con la cabeza aunque sí que noto un calor insoportable.
Mis compañeros y yo nos sentamos en los bancos a esperar a que Bea, la profe de gimnasia, viniese. Pero después de cinco minutos impacientados, los chicos empezaron a jugar a fútbol con los balones, mientras que las chicas, se quedaban a conversar de tonterías.
—Oye, mira quién está entrando —me susurra Harper clavando su mirada hacia mi hombro.
Me volteo confusa y veo a Pierce entrar con una cara de enfado que pensé que iba a reventar la puerta en cualquier momento.
—¿Qué haces aquí señor Allen? —cuestiona Shidney con una cara de alegría.
—Beatriz no puede venir, por lo que me toca guardia con vosotros por desgracia —dice acercándose a nosotros—, Creo que tenéis que hacer balón prisionero, por lo que hacer dos grupos y empezar.
Todos nos miramos algo dudosos y empezamos a hacer los grupos. Shidney se propuso ser capitana, algo que me sorprende porque ella siempre finge estar lesionada, ya que según ella, sudar es de asquerosos.
Charlie también se propuso ser capitán, algo que sí lo veo normal, ya que le encanta mucho el deporte.
Me nombraron unas de las primeras, suelo ser bastante buena en esto.
Comienza la partida y los balones empiezan a bolar. Pierce mientras tanto, se queda viendo como muchos son golpeados por balones. Es algo gracioso.
Unos minutos después, comienzo a sentir mucho pero que mucho calor. Gotas de sudor caen por mi frente y tengo la necesidad de quitarme la sudadera, pero no puedo. Esquivo los balones con dificultad, pero llega un punto en el que el calor hace que me maree.
Harper ya había sido eliminada en los primeros segundos, y solo quedamos dos de cada equipo. Demasiada tensión.
—¡Vamos! ¡A por ellas! —me anima Charlie. El calor se me hace insoportable y el cualquier momento caeré al suelo.
En un momento de descuido, siento como una pelota choca contra mi cara, justamente en la herida y caigo al suelo quedándome sin aire. No sé si de tanto dolor o de tanto calor o de las dos cosas a la vez.
Escucho como pasos se acercan hacia mí, pero pierdo el conocimiento.
***
Abro los ojos lentamente, sintiendo como algo helado presiona mi mejilla. Mi vista intenta identificar el rostro de la persona que está enfrente mía y desgraciadamente, es Pierce.
—¿Estás bien? —pregunta mientras me ayuda a sentarme.
—¿Quién... eres? —cuestiono con un dolor de cabeza insoportable. Éste solo me mira preocupado y sonrío al ver como se lo ha tragado.
—Me has dado un susto —dice enfadado.
A él no le ha hecho ninguna gracia al parecer.
—Tenía que aprovechar el momento, en todas las películas lo hacen —vuelvo a sonreír olvidándome por completo del dolor.
—He visto los moratones que tienes en tus brazos, Grace —dice mi nombre con un tono de cansancio.
—Bueno, es que al caerme también apoyé mis brazos –miento sabiendo que tampoco se lo creía.
ESTÁS LEYENDO
El profesor Allen
Novela JuvenilEl señor Allen es un profesor de literatura el cual empieza a sentir algo por una de sus alumnas, Grace. A raíz de eso, para evitar que sus sentimientos hagan algo inadecuado, decide empezar a tratarla mal para así evitarla. Pero... ¿conseguirá su...