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Decir que se sentía mal era poco. Ahora mismo estaba sintiéndose como la idiota más grande de todo el planeta.

Seguía preguntándose una y otra vez, ¿Cómo había sido capaz de hacerle tanto daño a alguien que solo quería hacerla feliz?

Se reprochaba constantemente el no haber sido sincera con Shuhua. No haberle dicho desde un principio que ella lo único que había querido cuando le dijo que lo "intentarán" era ayudarla de alguna manera con sus problemas y que en verdad nunca se le pasó por la mente llegar a tener algo formal con una "niña". Sin embargo, ese plan se le vino abajo cuando empezó a pasar más tiempo con la pelinegra. Por estúpido que le pareciera, había empezado a realmente quererla.

La quería, realmente lo hacía. Shuhua había empezado a hacerle sentir todo lo que no había sentido en toda su vida. Las sonrisas, los juegos, los abrazos, los besos. Todo eso que para ella siempre había sido algo simple, algo con lo que realmente no llegaba a sentir nada cuando lo hacía con las personas a su alredor, empezó a tomar sentido cuando la pelinegra le hizo ver con una sonrisa podía hacerle sentir todo lo que ella jamás llegó a pensar que sentiría.

Y por eso estaba molesta consigo misma, porque no podía echarle la culpa a nadie de sus actos y decisiones.

Había sido cruel. Mucho. Actuaba como una "novia" real, cuando en realidad la estaba engañando.

Y es que Soojin era una persona que siempre se había inclinado a lo físico en vez de a lo emocional, podía querer mucho a Shuhua, pero seguía sintiendo que no le era suficiente. Necesitaba de algo físico a lo que aferrarse y sus sentimientos hacia la menor no eran suficientes para ella.

O eso pensaba. Porque ver a Shuhua completamente destrozada por su engaño, le había demostrado que ella realmente la quería, verla llorar hacia que su corazón se apretujara. Quería abrazarla para poder calmarla, pero eso era algo que no podía hacer cuando ella misma había sido la culpable de tanto dolor.

Pero ahora ya era demasiado tarde para pensar en cómo ambas se habían terminado destrozando por su culpa. Y es que le estaba doliendo ¡Demonios! Si que le dolía en esos momentos el corazón, el alma. Todo estaba doliéndole y no quería seguir sintiéndose de esa manera.

Esperar nunca había sido uno de sus fuertes y ahora mismo estaba empezando a desesperarse mientras esperaba sentada en el frío suelo del hospital a que le dieran alguna señal del estado de Shuhua.

Su mirada culpable miraba directamente a Soyeon quien estaba parada frente a ella a varios metros de distancia, esperando a que Yuqi regresará con noticias.

Pero los minutos seguían pasando y la pelirroja no daba señales de querer salir de ese lugar al que habían entrado hace más de 2 horas.

Algunas enfermeras entraban y salían a cada rato, desesperándola cada vez más, porque ninguna de ellas le decía nada.

Sabía que todo lo que había pasado era completamente su culpa, absolutamente todo. Pero quería hablar con Shuhua. Necesitaba decirle que ella en verdad la quería. Había cometido un error, pero era algo que estaba dispuesta a compensarle. Haría lo que Shuhua quisiera con tal de que la perdonará.

Pero todo se veía tan difícil. Soyeon había estado a punto de golpearla hace unas horas cuando le había contado lo que había pasado, por "suerte", lo único que recibió una fuerte cachetada que hasta ahora le estaba doliendo, además de una clara señal de parte de la pelinegra de que estaba muy, muy molesta con ella.

Y sabía que después de que Yuqi saliera de esa habitación vendría lo peor. Porque la pelirroja no iba a dejar pasar por alto el hecho de que le habían sido infiel a su mejor amiga y que por culpa de eso había terminado herida.

PRODIGY °SOQI°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora