37. Desencuentro - Parte 1

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¡Hola!

Siento la demora pero fue un capi muy pero muy largo y finalmente acá va, partido en partes que subiré todas juntas.

¿Ya nos acercamos al final? ¡No sabemos! 

Lo que si sabemos que quizás vuele algún insulto en mi dirección.

Gracias a quienes leen votan y comentan, hacen felices a las foquitas bebes que descansan al sol en un bloque de hielo y te saludan.

Mia :)


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"¿Y hay quién quiera tomar mi corazón?"

Paul Éluard



–Dime, Lia Karagounis. ¿Tienes hermanos?

La joven asintió, por primera vez en su vida, a una pregunta que jamás pudo afirmar como respuesta. Certera, gesticuló rápidamente con su cabeza, arriba-abajo en un Sí rotundo.

–Sí.

La realidad era que intentaba acomodarse a ese cuestionamiento. Alguien que había sido increíblemente amado y esperado
(Dibujaré para ti mañana Alexander)
y a su vez, desaparecido y enterrado, ahora yacía en una cama que ella misma cuidaba en sus rondas. La aparición de Milo (Alexander Karagounis en un universo paralelo y quizás feliz) había alterado su realidad y aún intentaba adaptarse a ella.

Saga asintió también, bebiendo otro trago. Su estómago protestó y supuso que no estaba de acuerdo con la idea de aquel café (ni con toda su cafeína matinal en líneas generales) pero lo bebió de todas formas. Ya lo solucionaría luego... eso o la úlcera terminaría por ganar aquella batalla.

–Pues cuídalos mucho. –agregó en un susurro que parecía ser para él mismo antes de devolverle otra media sonrisa. –Muchas gracias por el café. Quizás la próxima vez yo pueda invitarte uno.

–No es nada, de verdad, es el café de la paz. Estamos bien. –asintió restándole importancia. –Espero que Marianne consiga el trabajo por cierto... parece muy dulce.

Lo conseguirá, pensó él.

–Estoy seguro que lo logrará, es una gran enfermera. –aventuró. No tenía idea si la chica era buena o si no sabía distinguir un pie izquierdo de un catéter, pero intentó sonar convencido. –Aún le cuesta un poco el idioma pero... bueno... ya sabes... puede aprender.

Lía asintió.

–Supongo que tener un esposo griego ayudará.

Su novio y profesor de idiomas era indio y está algo muerto para enseñarle, pensó asintiendo intentando esbozar una sonrisa.

Memorias del SantuarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora