Atena era una diosa justa. Justa y a diferencia de otros dioses menos empáticos, podía ejercer su poder generando un equilibrio en la Tierra como su padre le había ordenado... hasta ese momento, claro. Con la caída de las cabezas más importantes del Inframundo, las viudas iracundas habían decidido que aquello del ojo por ojo vendría muy bien. Macaria, la compañera dulce de Thanatos, no vio con buenos ojos el exterminio de su padre y su esposo. Pasítea, madre de los Oniros y esposa de Hypnos, tampoco. Con la ayuda de las Keres, sus cuñadas sedientas de sangre, habían planeado su golpe, perfecto. Se lo cargarían todo... especialmente aquellos enemigos del Santuario que le habían plantado cara a su rey y causado su posterior destrucción.
Cuando Atena vio con sus propios ojos aquella atrocidad y la violencia con la que atacaban su Santuario y a sus jóvenes caballeros, supo que no tenía otra opción.
No si quería seguir llamándose a sí misma la Diosa de la Justicia.
<<-¡Eres un tirano, Shaka!-le había dicho ella antes de decidir que ya estaría bien de estudiar idiomas aquella tarde, pero aunque había formulado bien la oración, la pronunciación hizo que el santo de Virgo tuviera que reprimir una risa divertida.
Egges un tigganou, ShakÁ.
Había decidido que echarse a oler las flores como el Toro Ferdinando era más entretenido que estudiar griego y se recostó en aquel jardín, que se convertía en su nuevo sitio favorito en el mundo, aunque su tutor fuera un tigganou.
-Aún no hemos terminado. -había protestado él, pero ella asintió.
-Mejor yo enseño francés y tu aprende. -replicó ella sonriendo.
El arqueó una ceja, confundido.
-¿Por qué querría aprender francés? Solo Camus lo habla en el Santuario y él puede hablar griego perfectamente, no lo necesito.
Ella sacudió la cabeza.
-Para sentir el amor -respondió muy seria. -¿Cómo le dirás a tu novia que la amas?
-No tengo novia -aseveró él. -Pero podría decirlo en otros idiomas.
-¿Cómo le pedirás que no te deje por ser tan tirano?
Shaka rió.
-Eh... "¿No me dejes?"
La francesa chasqueó la lengua con un gesto para negar con su cabeza.
-No. Nosotros tenemos libros y chansons para ello.
-Libros y canciones, ¿eh? -había respondido él con una ligera sonrisa, el sol griego calentaba su piel amablemente.
-Sí, muchas. -asintió ella, muy segura de lo que decía.
-No escuché a Camus hablar francés por muchos años. Mucho menos cantar. Tampoco escuchamos música por aquí y no... salgo demasiado -quería decir "nunca" pero se reprimió.
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Memorias del Santuario
FanfictionEsta historia no es una sino varias, escrita por muchas voces. Un recorrido por infancias y la adolescencias; adultos que intentan ser guerreros y amantes. Personas que desean amar y descubren que, a veces, el aprendizaje puede ser algo doloroso. ¿C...