39. De réquiems y rebeliones - Parte 3

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"Adiós, mundo cruel, te dejo hoy.
Adiós a todos,
No hay nada que puedan decir,
para hacerme cambiar de opinión.
Adiós." 

Pink Floyd - Goodbye cruel world

"¡Hey, satanás! 
He pagado mis deudas
Tocando en una banda de rock
¡Hola mamá! Mírame
Voy en camino a la tierra prometida.
Estoy en la carretera al infierno."

AC/DC - Highway to hell



El juicio llevaba ya mucho tiempo y Saori comenzaba a perder las esperanzas. Sabía que la veían como una niña caprichosa y tonta, que se empeñaba torpemente en defender a lo humanos, seres que los Dioses consideraban poco más que insectos. El cansancio comenzaba a agobiarla y la frustración también. Kanon, sin embargo, la observaba con tranquilidad, algo impuesta, pero tranquilidad al fin.

–Está bien. Sea lo que sea estará bien. De todas formas, gracias por haber peleado por mí, no lo merezco. Fue un honor luchar de su lado. –asintió él con una leve sonrisa y una ligera reverencia. Aguardar los veredictos era casi que una tontería, el caso tenía una sentencia directa, solo les faltaba conocer la gravedad. Ella lo observó, apenada.

–Seguiré haciéndolo, como tú peleaste por mí. No me iré de aquí sin ti.

Él le devolvió un gesto amable, pero conocía la respuesta.

–No. La necesitan en el Santuario y yo prometí que aceptaría mis culpas cuando llegara el momento. Solo... ¿Podría hacer algo más por mí? ¿Cree que podría enviarle un mensaje a mi hermano y a mi... –Se detuvo. Iba a decir "prometida" pero sabía que aquella pregunta se quedaría atorada en su garganta para siempre. –mi novia? Con eso estaría bien.

Saori asintió, angustiada. Si Kanon no tuviera tantos delitos divinos quizás hubiera podido ayudarle, pero el relato de Poseidón había dinamitado la sala y haber intentado cargarse a la esposa del Dios de la Muerte, que a su vez, era la hija predilecta de Hades, solo había empeorado la situación... después de todo, ellos jugaban en su propio campo. La participación de Nix, madre de Hypnos, Thanatos y sus hermanas las Keres, una de las figuras más respetadas del panteón, terminó por saldar aquel asunto ante el relato de su hija en el que especificaba el momento en el que el gemelo menor le atacó... con el tridente robado de Poseidón.

–Tranquila, estaré bien. O no, pero da igual. Me lo he pasado bien... –aseveró intentando agregar algo de comedia a la antesala de lo que probablemente sería la última vez que hablara con alguien.

Le gustaba hablar, aunque no lo había hecho tanto como quería. Por falta de compañía, quizás. Esperaba que sus torturadores, al menos, tuvieran sentido del humor.

–Te has quedado a gusto, ¿eh? –intentó Saori, devolviéndole una pequeña sonrisa.

–Pues he luchado contra cuatro jueces, me he cargado a dos, le he mentido a Poseidón, le he robado, he intentado matar una Ker con ese mismo tridente robado luego de despertarle rompiendo un sello divino de la entonces Diosa a quien intente matar indirectamente a través de mi hermano. He intentado matar a la hija de Hades y amada esposa de Thanatos... pues yo diría que han sido 34 años llenos de aventuras para un niño del que nadie esperaba nada.

Saori lo observó con tristeza. Asintió.

–No eres un niño del que nadie espera nada, Kanon. Eres un caballero formidable.

–¿Puedo pedirle otro favor?

Ella asintió.

–El próximo géminis sucesor de Saga... que no sean gemelos obligados a vivir lo que nosotros vivimos. Es solo una sugerencia, espero no lo tome como una ofensa.

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