37. Desencuentro - Parte 2

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Acá la parte 2 :) Gracias por leer, y por comentar 

Mia ♥

"Una mirada desde la alcantarilla puede ser una visión del mundo

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"Una mirada desde la alcantarilla puede ser una visión del mundo." 

Alejandra Pizarnik


De: marin_nishimura18@gmail.com
Para: marianne.dbs@yahoo.fr
Asunto: primercorreo

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Cuando Saga recibió el pedido de Camus, aún escuchaba el relato cautivador de su amigo

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Cuando Saga recibió el pedido de Camus, aún escuchaba el relato cautivador de su amigo. Finalmente Aioros lo había contado todo, como si una válvula vieja y oxidada se hubiera abierto para dar paso a un cauce de agua eterno.

Le contó que todo había surgido cuando descubrió que el joven mensajero lo observaba más de lo habitual, de una forma... especial. En un primer momento no quiso pensar que aquello era deliberado pero había sido Aioria quien había confirmado sus sospechas.

"Adrián te mira mucho, ¿no?" había dicho el león sin muchas vueltas y aquello se le había escapado por la boca de forma inocente. Como aquellos cachorros que crecen sin percibir su tamaño real, el griego desconocía que su voz grave podía ser más sonora de lo que él solía creer, lo que provocó que las mejillas del joven se ruborizaran, cambiando radicalmente su rostro de color.

Casi como si de un fantasma se tratase, Adrián caminaba a través de las 12 casas y la periferia con su túnica turquesa de vivos blancos llevando las notificaciones pertinentes y oficiales, entre otras tareas que los Santos desconocían. Siempre asentía y lo recordaba todo, buenos días señor, sí señor, ahora mismo, señor. Con su cabeza generalmente echada hacia adelante en un gesto de reverencia respetuosa, pasaba desapercibido para la mayoría.

Probablemente era su timidez... o su rango.

En el Santuario, los escuderos, aspirantes, mensajeros y empleados en general, solían pasar desapercibidos casi como si no existieran. Vivían en las cabañas más alejadas y generalmente en grupos de cuatro o cinco personas que se encargaban de tareas diversas. Él no era la excepción; el griego de pelo negro y ojos grises de 34 años y mirada rasgada e hipnótica había servido a Dohko desde que asumió su cargo hasta el día de su muerte y su posterior resurrección, haciendo todo lo que el Patriarca quería tan rápido como podía.

Memorias del SantuarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora