39. De réquiems y rebeliones - Parte 2

178 15 103
                                    

"Quiero ir a casa,
quitarme el uniforme y abandonar el show,
y estoy esperando en esta celda porque tengo que saber...
¿He sido culpable todo este tiempo?"

Pink Floyd - Stop



Milo se sentía fatal, pero el mismo dolor le había noqueado dejándolo completamente anestesiado después de una noche de vigilia constante. Había comido un poco antes de tomar otro calmante: le daba igual si le daba una sobredosis y moría, nada podía ser peor que aquella agonía que parecía quemarle el pecho. Camus, a su vez, había caído rendido después de perder la batalla contra el agotamiento.

Shaka doblaba la ropa que encontraba en la habitación en completo silencio cuando el griego, volteándose para mirarlo, habló.

–¿Qué haces? –preguntó, observándolo con atención.

–Marin ha dicho que debemos llevar todo. Yo no tengo nada más que mi pasaporte y algo de dinero pero hay cosas aquí que deberíamos guardar.

–¿Estás bien? –volvió a indagar el escorpión. El rostro del rubio parecía algo ido.

No contestó inmediatamente. No lo sabía.

–Milo... yo no sé hacer otra cosa que matar. No sé siquiera cómo se supone que... no lo sé, no sé nada. Aioria trabaja, supongo que Marin también puede hacerlo... ella entiende de portátiles y cosas y yo... casi estrello el aparato que sonó esta mañana e intenté matar al león arrojándolo contra la pared porque me pisó y... yo no puedo. Volveré al Santuario, creo que es lo mejor. ¿Crees que ella me odie si vuelvo a dejarla con alguna excusa? Porque... de verdad creo que esto es estúpido y yo... no pertenezco aquí. Ayer... supongo que todo el lío del amor me confundió pero he pensado mucho esta mañana y... –se detuvo para respirar y aclararse, pero no lo lograba. –Y creo que lo mejor es que yo me vaya de aquí. Con suerte no habrán encontrado mi carta ni notado mi desaparición, quizás solo... me toque un castigo leve por abandonar mi puesto sin avisar. Puedo lidiar con un mes de patrulla pero... no con esto. –contestó nervioso. Se veía triste y afectado.

El griego respiró profundamente, acomodando sus ideas. La adaptación de todos sería difícil, y el petit-ami de la antigua perra del inframundo no sería la excepción.

–Shaka, creo que te precipitas...

–No. –lo interrumpió. –No lo hago, solo soy realista. Sé que Marianne no lo es porque vive en sus libros y sus mundos extraños donde todo suena bonito pero tú... sé que tú eres un ser más racional. Después de todo, Camus me pidió que la deje para no lastimarla a futuro ¿no? Pues quizás tenía razón. Esto... es un mundo que yo no conozco y... no lo entiendo, lo estoy haciendo mal. Ayer, cuando... veíamos esa película, la de la rata. Marianne lloraba o reía y yo no entendía por qué. Tú también lo hacías, incluso Marin... y yo no... no veo las cosas como los demás, yo solo pensaba que nada de eso podía ser real. ¿Cuánto tiempo pasará hasta que se avergüence de mí? ¿Cuánto tiempo pasará hasta que advierta que soy un completo inadaptado social con quien no puede compartir las cosas que le hacen feliz?

–Bueno, la película no estaba mal, Shaka. –contestó Milo intentando sentarse levemente para lograr una posición más cómoda. –¿Crees que jamás me he sentido tan frustrado como tú?

–Tú eres diferente a mí, tú puedes ser normal. Tú puedes socializar y yo... yo solo puedo ser el foco de las burlas de las personas "normales" como tú.

–Suenas a cualquier otra persona excepto el Shaka de Virgo que yo conocí. Eras el que me aconsejaba, ¿recuerdas? Es gracias a ese rubio leche dorada que Camus duerme a mi lado ahora mismo. No sé qué cortocircuito extraño te ha freído la cabeza, chico, pero... todos nos sentimos frustrados cuando nuestras emociones están en juego. ¿Sabes? Creo que solo tienes miedo... por primera vez. Eres una persona de costumbres y a los 26 años de vida descubres el mundo por primera vez, lejos de lo que fue tu hogar y tu zona de confort. Yo también estoy aterrado, yo tampoco sé hacer mucho más que reventar a alguien a aguijonazos... pero quiero aprenderlo. Por él... por Camus. Quizás no tuvimos el mejor de los comienzos y hubo algunos malentendidos pero... solo sé que lo intentaría todo para verle feliz y el Santuario... ya no era su lugar, creo que nunca lo fue. Es miedo, Shaka, lo sabes, sé que lo sabes porque eres un hombre inteligente y espabilado... quizás no tengas inteligencia emocional pero no debes meditar mucho para saber que eso que sientes es pánico.

Memorias del SantuarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora