Be Mine ll Tony López y tú

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—¿Tienes hambre? Puedo invitarte algo. — veo la sonrisa en su rostro

—En realidad ya comí, pero gracias por tu invitación — Ve el anillo en mi mano.

—¿Te casaste con él...? — su voz suena triste.

—Oh—miro mi mano —No, lo compré hace tiempo. Pensé que era lindo. —suspira aliviado.

—Bien...¿Cuánto tiempo estarás aquí? —pregunta

—Me iré a las 6 A. M. Debería regresar a mi hotel, iré dormida en el camino y tengo cosas que hacer.

—¿Puedo llevarte? — toma mi mano

—Yo...

—Es la primera vez que te veo después de años... Por favor. —lo pienso un poco pero al final acepto.

—Está bien —sonrío.

—¿Cómo es que te hiciste empresaria? —Salimos de la oficina.

—Mmm... La hermana de Sebastián tenía una empresa casi en el olvido, se ocupó más de la industria que de sus cosméticos. Terminó dejándome todo a mi hace apenas unos tres años.—me toma de la cintura y presiona el botón de el elevador

Me mira a los ojos y siento como late su corazón

—Te necesito conmigo, tienes toda la razón de el irte pero no soporto un día mas sin ti —me abraza

—No puedo quedarme a tu lado — muerdo mi labio

—Haré lo que quieras

—Ojalá te hubieras quedado conmigo antes, no ahora. Hubieras estado conmigo cuando tuve a Elizabeth y no ahora —hablo con odio

—Lo estuve- susurra

—No te creo— me separo de el, las puertas se abren y yo salgo.

(...)

Despierto temprano, mi vuelo sale en dos horas.

Me dirijo a él aeropuerto y espero a pasar para tomar mi vuelo.

—Disculpe, es un vuelo privado. No puede pasar — escucho detrás

—¡Por favor! —Gritan

La voz se me hace conocida, volteo y dos guardias tienen a Tony contra la pared.

Corro hacia ellos y pido que lo suelten.

—Está bien, el viene conmigo — sonrío y lo dejan.

—Ya ves, su la conozco — rueda los ojos

—¿Qué haces aquí? — pregunto

—¿Te irás? —me mira

—No, el avión está ahí, se irá sin mi, fíjate — río sarcástica —obviamente me voy. Tengo una niña que cuidar.

—Iré contigo — toma mi mano

—No, no nos pueden ver juntos.

—¿Por qué no? — me mira, sus ojos se clavan en los míos y mis palabras no salen

—Porque si algo pasó entre nosotros, debes dejarlo en el pasado.

Las palabras duelen, y no sé a quién hiere más.

(...)

—Señorita Pines, llegamos. —dormí en todo el viaje y en el trayecto camino a casa, el chófer me despierta.

—Gracias, no creo necesitarlo. Puede tomar el día — sonrío

Bajo y me dirijo a la entrada, abro la puerta y me tiro en el sofá. Quito mis zapatos y suspiro.