Be Mine ll Tony López y tú

3:busca Un Departamento

Para el día siguiente seguí la rutina del día anterior, hoy me vestía con un pantalón de vestir y tacones, una blusa negra de encaje y el cabello en un moño.

Al salir de casa me había tropezado con un chico.

—perdón , me distraje — me disculpé. Cuando volví la vista resultó ser el chico del otro día del establecimiento de café.

—Hey, ¿que haces tu aquí? — me sonrió

—Vivo aquí —reí

—Wow, somos vecinos Entonces. Me da gusto saberlo.

—Sí, supongo. No conozco a nadie en el edificio.

—Pues me alegra saber que veré tu carita bonita todos los días — me sonrojé un poco

—No es para tanto. ¿Vas a tu trabajo? — desvíe el tema.

—Sí, por lo visto tu también. —me barrió con la mirada

—Ya que trabajamos bastante cerca deberíamos ir juntos.

—Claro —El aceptó y bajamos por el elevador. Al salir de él edificio el señor López estaba frente a mi.

Yo me paré en seco, su mirada me quitó el aliento.

—Señorita Pines, me da gusto verla. —sonrió

—Igualmente señor, yo ya iba camino a el trabajo, solo que... — me interrumpió

—No se preocupe, está todo bien. Simplemente pasaba por aquí y decidí llevarla yo mismo. — su voz tenía un tono neutro.

—Emm... No me gustaría molestar, solo iré caminando — bajé mi cabeza

—Tonterías, Scott, ayúdala a subirse a mi camioneta —Uno de los chicos altos que estaba a un lado de él se dirigía a mí. Volteé mi mirada hacia Chris y él estaba aún más confundido que yo.

—Debo irme, te veré luego — le sonreí y entré a la camioneta, el señor López se sentó a un lado mío.

—Bien, camino a la empresa Scott, por favor —el le ordenó a uno de los chicos que hace un momento estaba subiendome al auto.

—Señor López... — estaba un poco nerviosa

—Dime Tony y tratame de ti— me dedicó una sonrisa que hizo que me derritiera por dentro.

—Emm... Está bien señor Tony. No era necesario venir por mi—trague saliva

—Yo te dije que estaba por aquí y se me ocurrió pasar por ti, es todo. — el veía por la ventana.

—Entonces gracias... — Le sonreí

Hubo un silencio bastante incómodo.

—¿Ese chico es su novio? —preguntó repentinamente

—No, lo conozco recién —respondí

—Entonces no debería irse con un extraño — miró su reloj y suspiró

—Pues... Supongo que no. — "aunque tu también lo eres" esas palabras sonaban en mi cabeza pero callé.
Al llegar bajamos y subimos por el elevador.

—¿Qué rayos me has hecho? — me miró fijamente

Eso me puse nerviosa, no sabía a qué se refería.

—¿De qué hablas? —trague saliva. El reposó una de sus manos sobre las paredes de él elevador y se acercó a mí.

—Sabes a que me refiero— podía sentir su aliento contra mí rostro