Be Mine ll Tony López y tú

42

TONY:

Faltaba un mes para la boda, mi madre había venido para pasar todo este tiempo con nosotros. El día de hoy ella y ______ irían a buscar el vestido.

—Ten mi tarjeta — ella la toma

—Prometo que no gastaré mucho— me besó

—Que importa, solo elige el que te guste — me abrazó

—Bien, hay que ir o habrá muchas personas después — mi madre la jaló del brazo hacia la salida.

_________:

Ir con la madre de Tony a comprar mi vestido me llena de nostalgia, yo no tengo padres.

—¿En qué piensas? — apartó un mechón de mi cabello y lo puso tras mi oreja

—Es que, se siente muy lindo venir con usted a comprar mi vestido, es especial — muerdo mi labio — es como si mi madre viniera conmigo.

—Yo siento también algo especial al acompañarte _____, con Xavier no pude hacerlo y Ondreaz aún no se casa— me sonrió

Llegamos a una tienda casi apartada de la ciudad, se veía hermosa por dentro y por fuera.

Una de las chicas que estaba ahí nos recibió.

—Hola, pasen por favor — cierra la puerta — Tomen asiento.

Había una gran cantidad de vestidos, todos lucían hermosos y aparentemente muy costosos.

—¿Te gustaría uno con brillo como el de allá? — pregunta y miro hacia la dirección de la que ella habla.

—Estaría muy bien uno así — sonrió — pero me gusta el encaje, tal vez solo de la falda.

—Cambiando el tema. Tony me dijo que hace dos meses fueron a Toronto. — sonrió

—Si, es hermoso. Fuimos a una pista de hielo — reí al recordar las caídas.

—Nunca fue bueno en patinar ¿se cayó? — rió

—La mayor parte del tiempo si — recordé

Un chico de al menos unos 26 años salió por la puerta del lado derecho.

—Lamento haberlas hecho esperar— se dirigió a nosotras —Pasen.

(...)

TONY :

—¿Qué te parece Asia? — pregunté

—Es un idioma que no entiendo, sé que hay personas que hablan inglés pero aún así es un rotundo no. — suspiró.

—Eres difícil. — fruncí el ceño

—Así me amas— sonrió —Podemos ir a NY, después de la boda. Asia se me hace muy...

—Aqui está el pastel de frambuesa que me pidió señorita — Ofelia entró a él comedor, sirviendo la comida.

—Muchas gracias — ella tomó el refractario entre sus manos y con un tenedor empezó a devorarlo.

—Me hubieras dicho que tenias hambre, pude haber pedido una comida que llenara más que un pastel — me recargué sobre mi mano viéndola comer.

—Es que era lo único que quería — habló con frambuesa en su comisura.

—Ni en tu cumpleaños te emocionaste tanto con el pastel como con este. — suspiré

—Tal vez porque este es casero — me contestó

—¿Qué pasó con tu vestido? — pregunté

—Lo compré pero me quedó algo ajustado, así que lo irán a arreglar — me miró — la vida de casados engorda — miró el pastel.