XXIII.

1K 148 283
                                    

『 G i g a n t o m a c h i a 』

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

『 G i g a n t o m a c h i a 』


«Tú salvas a todo el mundo, 

¿Pero quién te salva a ti?»


Pov Echo


Me apoyé en la corteza de un árbol en cuanto el aire del exterior fustigó mi cara. Sin aguantarme las náuseas, vomité a un lado, manchando la hierba del lugar. Las lágrimas no tardaron en salir. 

— Twice...— susurré en un mohín— Lo siento tanto... 

Salir de la mansión había hecho que todo lo que me había guardado, por el bien de Hawks y por el mío, saliera a la superficie. La imagen de su cuerpo contra la baranda me aprisionaba el pecho, y obligaba a mis lágrimas a descender con más fuerza.

La sangre brotando por debajo de su pecho y la enorme brecha en su espalda era lo que me causaba las ganas de vomitar. Me fue imposible aguantarme. Su vívido recuerdo corriendo de un lado a otro hasta convertirse en lo que había sido su final me angustiaba de sobre manera. 

Dabi mencionó que quería verme. Murió antes de que pudiese decirme algo, después de tanto tiempo. ¿Cuándo fue la última vez que lo vi? Siempre estaba tratando de hacerme sentir bien y era tan genuino...

Tragué en seco, con la congoja haciéndose paso por mis extremidades.

— Perdóname, Twice... Espero que no te enfades conmigo por haber ayudado a Hawks.

¿Toga lo sabrá? Dios, no me quería ni imaginar cómo se sentiría ella. Estará más que destrozada. 

Arañé el tronco con ahínco, tensando la mandíbula ante el pensamiento. ¿Quién me mandaba a encariñarme? ¿Por qué tenía que haberme enamorado de Dabi? Al principio hasta dudé. Verlo me había traído un gran remolido de emociones, pues no hacía mucho que habíamos pasado la noche juntos. Donde compartimos íntimos momentos, al igual que especiales. Todavía podía sentir su tacto semi áspero por mi piel, y su nombre saliendo de mis labios, mientras los besaba con vigor.

Me había costado atacarle, y aún sentía cierto remordimiento por haberlo golpeado tan fuerte.

Su piel se estaba rompiendo. Caía a pedazos. Me había dado cuenta desde el comienzo. Nada más observar sus brazos en alza, logré ver cómo su parte calcinada se iba despegando por completo. Se estaba dañando él mismo y no le importaba. 

Y me molestaba. Me dolía. 

Era como si le importase más bien poco sobrevivir. Tenía miedo de pensar que lo único que lo mantuviera con vida fuera el profundo odio y resentimiento hacia su familia, pero así parecía ser. No pensaba en él. 

V O I D | BNHA |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora