VIII.

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『 M e l o d í a  ú n i c a  』

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M e l o d í a  ú n i c a  』


« Calma su caos,

pero nunca silencies

su tormenta».

- K. Towne JR.


...


— ¡Echo, para!

Hiriko corrió a detenerla, asombrada por la rapidez con la que su hija se levantaba de la camilla. A pesar de que la mayor intentó impedirle el paso, los ojos grises de Echo no hicieron más que centrarse en la puerta de salida, buscando una manera de huir de allí. 

— Soltadme— refunfuñó, esquivando a cualquiera que quisiera retenerla en la cama—. ¡Tengo que ir!

— ¿¡Ir adónde!?

Moviéndose con rapidez que le era permitida, mientras evitaba entre volteretas las manos de las personas que querían pararla, chocó contra el pecho del héroe alado. Murmurando muy débilmente, alzó la mirada para encontrarse con los ojos afilados de un chico algo confundido.

Keigo fue a hablar, pero mucho antes de lograr pronunciar palabra, Echo agarró el cuello de su chaqueta y lo acercó inmediatamente a su cara.

— Hawks— dictaminó con una seriedad que hasta a él le sorprendió—. Sácame de aquí.

— ¿Por qué? — interrogó, desorientado por tu torbellino despertar. La miró de soslayo mientras susurraban entre ellos— ¿Qué está pasando, Echo? 

— No puedo explicarlo ahora— dijo—. Pero por favor... Eres la única persona que puede ayudarme. 

El joven se la quedó mirando con expectación y pasmo, incluso tras haberse distanciado para encararlo; sí, estaba hablando en serio. 

Al parecer, la experiencia que la había traído al hospital era más grave de lo que todos creían. 

— Echo, vuelve aquí ahora mismo.

La misión de Hiriko de arrastrarla hacia la cama falló irremediablemente en cuanto la pelilila, como ataque protector, se aferró al brazo de Keigo para evitar que la movieran. 

V O I D | BNHA |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora