XVI.

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『 M e n t e   v a c í a 』

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 M e n t e   v a c í a 』


«Cuando veo el mundo arder

todo en lo que pienso

es en ti»



POV Touya Todoroki


Mis manos todavía tenían esa sensación.

La sensación de su piel. De sus besos en cada rincón que encontró. De su tacto contra el mío; todo mi cuerpo había quedado grabado con cada pequeño detalle suyo.

Era extraño. Demasiado bizarro e inusual para mí que estas manos, las mismas que había utilizado para calcinar la vida de diversas personas, hubieran sido aceptadas con tanta gentileza y cariño.

Era extraño que, después de tanto tiempo, las utilizase para algo menos violento. Era extraño pues a pesar de estar tremendamente dañadas y fuera de lo irreparable, fueran capaces de recibir tanto de alguien como ella.

Me había dejado una sensación fuera de lo común.

Intentaba concentrarme. Intentaba cambiar mi mentalidad ahora que me dirigía hacia Deika y que Echo se había esfumado. Que se había despedido de mí de aquella manera. Pero mi mente no hacía más que repetir las imágenes de la última noche.

Me obligaba a mantener su rostro, sus caricias y sus sonidos repitiéndose en bucle, una y otra vez.

Sobre todo, era insufriblemente incapaz de deshacerme de la sensación que me provocaba oír mi verdadero nombre saliendo de sus labios. Había olvidado cómo se sentía escucharlo. Hacía mucho tiempo que nadie me llamaba Touya, y ella lo pronunciaba de una manera que me hacía desear que lo dijera una y otra vez. Que no se detuviera nunca. 

Liberé un satírico bufido, cargado de una diminuta tirria.

— Me has jodido la cabeza más de la cuenta, princesa.

Detesto ese nombre. Detesté incluso que fuera Echo quien lo mencionase con su suave y agradable voz, ya que me traía unas memorias que hacían rugir cada partícula de mi cuerpo. Ahora, sin embargo... En el fondo necesitaba que volviese a decirlo.

Sólo ella.

¿Quién iba a decirme que la vida y las acciones de alguien me afectarían tanto? Mierda, es horrible. Al principio podía ser divertido e interesante verme a mí mismo reaccionar de cierta manera por su culpa, pero se había vuelto casi una maldita tortura. No puedo hacer desaparecer sus imágenes. Y mucho menos cuando al marcharme lucía semejante contrariada mirada.

V O I D | BNHA |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora