Tercera temporada de "Echo" y "Fujioka".
El último grito que ensordecerá todo su alrededor comienza a escucharse. El final está cerca.
La revolución de Fujioka Echo está a un solo paso de desarmar la sociedad entera de héroes, pero ellos no serán...
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IT'S AN ALL-GIRL PARTY,
CLOTHING OPTIONAL
...
— ¿Qué tenéis para mí?
El grupo de cinco personas se miraron entre sí, y por último, cada visión de los presentes recayó en la joven que se presentaba sentada en una silla tallada en madera negra, situada frente a la larga mesa hecha del mismo material, con garabatos de dragones y siluetas diversas dibujadas con mimo sobre ella.
La muchacha, de cabello largo y lavanda pálido, había estado examinando con bastante severidad los papelajos sobre el mueble, pero su atención se alzó nada más oír a sus compañeros entrar por la puerta del salón. La expresión anterior había hecho dudar a los miembros de la mafia en hablarle en ese momento; sobre todo cuando ella se encontraba sentada en la silla en la que su padre, Satoshi Bagashama, solía sentarse con tanta solemnidad.
Emanaba un auténtica aura de líder.
— Bueno...— carraspeó uno de ellos, atreviéndose a alzar la voz— Ha habido un chico que ha estado limpiando las calles de criminales severos. No estamos seguros de cómo se ve, pero sabemos que es un hombre.
La forma en la que la ojigris contemplaba a cada uno de ellos los ponía algo nerviosos. Si no fuera porque la conocían y la habían visto crecer, temerían por su vida. Aunque no era que le tuvieran miedo. No exactamente; era increíblemente amable con la gente que le importaba. Les daba mucha libertad y eran plenamente conscientes de que podían contar con ella en cualquier cosa. Y, nunca, en ningún momento, había tratado mal a los suyos. Y, aun así...
De alguna manera, ella infundía respeto. Inspiraba distancia y protección. Incluso cuando sonreía, daba la sensación de que tras aquella sonrisa, sólo te esperaba la muerte más tortuosa posible. Un dulce, pero temible final.
Echo ojeó las fotografías que le entregaron. La suspicacia se palpó en su rostro.
— ¿Así que otra persona nos está quitando el trabajo?
— Inconscientemente, sí— comentó otra persona—. En las calles tienen miedo de él, y no saben si es un villano o un héroe. No tiene el mismo apoyo que nosotros.
Su ceño se frunció.
Habían pasado varios meses desde el suceso de una experiencia inaudita; un chico de la Academia U.A había desertado y se encontraba limpiando las calles por su cuenta, sin ayuda de los héroes ni de policías.
Le recordó a cuando fue ella la que estuvo en dicho lugar. La ciudadanía japonesa estaba en shock pues, por segunda vez, un estudiante de una de las academias más aclamadas había salido de sus puertas de una manera un tanto violenta.
