- LVII - Noche en el comedor 2/2

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Nunca imaginé que semejante calma podría abundar de tal forma en ese lugar cerrado, pero aún así sumamente grande

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Nunca imaginé que semejante calma podría abundar de tal forma en ese lugar cerrado, pero aún así sumamente grande. El hecho de que los profesores estuviesen dando vueltas por el lugar no dejaba mucho margen para hacer "travesuras". O así lo calificarian ellos. Sin duda, la clara decepción se había hecho presente en los ojos de mis amigos. Tan solo Remus parecía agradecido por ello.

El ojimiel, desde que se había acomodado en su lugar, no había dejado de observar el techo hechizado con un soñador brillo en los ojos que no me vi capaz de ignorar.
Sin duda el apreciaba esos pequeños detalles más que cualquier otro. Y eso, en mi punto de vista, era simplemente hermoso.

Apenas pude intercambiar muchas palabras con los demás, los líderes de cada casa se habían asegurado de que los alumnos se pusiesen a descansar de inmediato, controlando así con más calma la situación.
Yo me encontraba entre Remus y Sirius, aunque cuando la atención de los adultos se encontraba más desviada, nos las arreglamos para juntar los sacos de James y Peter con los nuestros, quienes estaban posicionados abajo. Quedando así las cabezas de los nombrados a la altura de mi cintura pero a una distancia cómoda. Si los profesores se dieron cuenta de nuestro agrupamiento no dijeron nada, probablemente no habíamos sido los únicos en hacerlo.

La posición facilitaba nuestra comunicación, de hecho James no paraba de discutir con Sirius en susurros sobre una poción escondida en su saco. El miope siempre parecía tener una arma guardada bajo la manga. Peter varias veces interrumpía en la conversación de los azabaches, argumentando sobre el tema.

Me mantuve ausente, al igual que Remus, quién seguía con su mirada al techo-cielo encantado, que Dumbeldore se había tomado la molestia de decorar para que así galaxias y planetas se vieran reflejados en este.

—¡Es una excelente idea Sirius!— le dice James, acompañando sus palabras con unos suaves golpecitos a las piernas del ojigris. Gire mi cuerpo, dando ahora la espalda a Remus y Peter para ver a ambos chicos con una mueca cansada.

No me sorprendía estar agotada, y comenzaba a cansarme de su plática.
—Aver, cuál es el plan malvado— pregunte mientras bostezaba sin llegar a abrir mi boca.

—Lanzarla con un hechizo de invisibilidad momentánea y otro de ligereza para que nadie se percate de ella— explico Sirius dirigiendo sus relucientes ojos plateados hacia mi persona, estos prácticamente rogaban por un poco de emoción.

—Indetectable— añadió James bromeando, remarcando cada sílaba sonriendole cómplice a Peter, quien había vuelto a incorporarse levemente para prestar atención a la conversación. Obviamente no podía dormir con tanto murmullo.

—¿No pueden concederles una noche tranquila a Slytherin por una vez?— suspiro un agotado Remus, quien cerró los ojos apretando sus labios rojizos demostrando su deseo por descansar y su súplica para que sus amigos se lo permitiesen.

—¿Saben?— susurre después de volverme hacia Remus unos segundos, observando a los azabaches con una sonrisa tranquila. —Rems tiene razón, chicos, deben descansar— mi mirada se desplazó hacia Peter, quien me devolvió la sonrisa agradecido antes de acomodarse entre las sabanas de su saco.

𝕱𝖊𝖊𝖑𝖎𝖓𝖌𝖘 || Merodeadores [pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora